Cientos de personas marcharon el pasado 6 de marzo para exigirle al
gobierno de México el esclarecimiento del asesinato de Juan Francisco
Sicilia Ortega, de 24 años, y el cese de la llamada “guerra contra el narco”
que ha dejado al menos 40.000 muertos en los últimos cuatro años, la mayoría
civiles.
La marcha, que partió de la
plancha del Palacio de Bellas Artes y que concluyó en el Zócalo capitalino,
fue convocada por el escritor y periodista Javier Sicilia, padre del
joven fallecido. Sin embargo, se insistió en recalcar que Juan Francisco
es solo una más de las víctimas de la incompetencia gubernamental que tiene
sumido al país en una vorágine de violencia.
El cuerpo del joven fue encontrado junto con otros seis cadáveres
el pasado lunes 25 de marzo a las 6.30 horas en el interior de un vehículo
Honda color arena, del estado de Guerrero, frente al hotel París Burgos, a
un costado de la autopista México-Acapulco en el municipio de Temixco. Hasta
la fecha no se han realizado capturas de posibles sospechosos del crimen, ni
se ha esclarecido si los autores fueron narcotraficantes o militares.
El asesinato de Juan Francisco ha conmovido a todo el país
provocando una movilización no solo en el Distrito Federal y en Cuernavaca,
Morelos, lugar de residencia del joven, sino en varias ciudades de provincia
y del extranjero.
Los poemas y discursos,
pronunciados al concluir la marcha por la Emergencia Nacional, de varios
intelectuales mexicanos como David Huerta, Oscar de Pablo,
Eduardo Hurtado, Paco Taibo II, María Rivera,
Carlos López y Enzia Verduchi y el propio Javier Sicilia,
apuntaron a la necesidad de propiciar una movilización social para exigir al
gobierno el cese de los asesinatos de civiles.
Además, se sostuvo que, si
el presidente Felipe Calderón es incapaz de frenar la violencia en el
país, debe renunciar.
La marcha contó con una
importante presencia de jóvenes: universitarios, zapatistas, o quienes
simplemente acudieron a título personal para exigirle al gobierno la no
criminalización de la juventud.
Así mismo hubo una fuerte
presencia de mujeres quienes repitieron la consigna “No somos todas, faltan
las de Juárez”, en referencia a los femicidios cometidos en el norte del
país, la mayoría también sin esclarecer.
Los movimientos sociales
presentes el miércoles también han propuesto que se examine las propuestas
de la legalización de las drogas, para no favorecer los intereses de grupos
criminales que sostienen el consumo de estupefacientes en Estados Unidos.
Javier Sicilia
comunicó el miércoles que hará un plantón en el Zócalo de Cuernavaca hasta
que el presidente presente a los culpables de la muerte de su hijo y los
otros seis asesinados encontrados el 25 de marzo, además de agradecer la
solidaridad expresada por tantos sectores de la sociedad mexicana, anunció
que en el plantón
“haremos lo que el Gobierno y las mafias no
hacen: Escuchar a la inmensa mayoría de la gente", en una consulta popular
con el objetivo de recoger las opiniones de la sociedad civil para frenar
esta ola de violencia.
Sicilia dio un ultimátum al gobierno, para que responda antes del 13 de
abril, si no lo hace, se convocará a una movilización nacional que insista
en la renuncia del presidente mexicano.
La emergencia nacional se blande con la frase del poeta Sicilia:
“¡Estamos hasta la madre!”, como un grito de profundo cansancio, que pide
justicia para las víctimas inocentes y como una clara inconformidad frente a
los políticos y criminales que han llevado a México hasta sus
límites.
“Acércate a mi clamor, pueblo de mi misma leche… que aquí estoy yo
para amarte y estoy para defenderte con la sangre y con la boca como dos
fusiles fieles”, decía una manta cargada por una joven poeta mexicana,
parafraseando a Miguel Hernández.
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