La 
realización de la 
I Cumbre Continental 
de Mujeres Indígenas, en la Ciudad de 
Puno Perú, los días 27 y 28 de mayo del 
2009, significó un hito importante en el 
proceso organizativo de las 
organizaciones de pueblos indígenas del 
Continente del Abya Yala, no sólo por la 
presencia masiva de delegaciones sino 
por los resultados y el impacto que 
generó esta Cumbre.
 
La Gran Paqarina Mayor, el Lago Titicaca, 
durante los días 27 y 28 de mayo del 
2009, fue el escenario que congregó a 
más de 2 mil delegadas de 21 países del 
Abya Yala (continente americano) y 
Europa: México, Guatemala,
Costa Rica, Nicaragua, 
Honduras, El Salvador, 
Panamá, 
Venezuela, Ecuador, 
Colombia, Brasil, Bolivia,
Chile, Argentina, 
Paraguay, Uruguay, Suecia,
España, Alemania y Perú 
como anfitrión.
 
Este proceso organizativo fue motivado 
por la permanente postergación de la 
sociedad a los procesos participativos 
de las mujeres indígenas en los diversos 
espacios de tomas de decisión, que 
generalmente fueron socapadas por 
organizaciones privadas como las ONGs 
que, aprovechando sus relaciones 
económicas y políticas, desplazaron la 
voz de la mujer indígena. Sobre todo 
ignorando sus demandas y las propuestas 
que éstas vienen generando desde los 
espacios locales, regionales y 
nacionales a nivel continental.
 
Esta situación motivó que la III Cumbre 
Continental de Pueblos Indígenas, 
desarrollada el año 2007 en Guatemala, 
resolviera el mandato de organizar la 
I
Cumbre Continental de Mujeres Indígenas, 
en el marco a la IV Cumbre Continental 
de los Pueblos, que se realizó en la 
ciudad de Puno entre los días 29 y 31 de 
mayo del 2009.
 
Los resultados de la 
I
Cumbre superaron 
todas las expectativas, no sólo en la 
impresionante cantidad de participantes, 
sino en sus resultados. Primero, en lo 
político, se logró posesionar la 
I 
Cumbre y visibilizar la presencia de las 
mujeres indígenas como actor político 
con propuestas coherentes y mucho más 
democráticas, que merecieron el 
reconocimiento y solidaridad de los 
medios de comunicación, instituciones 
regionales y la comunidad internacional.
Segundo, en lo organizativo, se logró el 
fortalecimiento de las alianzas entre 
pueblos indígenas a través de la 
representación de organizaciones, 
quienes acordaron la consolidación de la 
Coordinadora Continental de Mujeres 
Indígenas del Abya Yala, la misma que 
tendrá la tarea de centralizar y 
canalizar las demandas y propuestas en 
todos los espacios internacionales como 
voz legítima de las mujeres indígenas. 
Tercero, en lo estratégico, mediante las 
mesas de trabajo se logró consolidar la 
agenda continental de la mujer indígena, 
la cual será evaluada y priorizada para 
construir el proceso de incidencia en 
todos los espacios internacionales y 
nacionales.
 
Estos resultados no son gratuitos sino 
producto de un largo caminar que 
emprendieron las mujeres indígenas a 
través de procesos preparatorios desde 
lo local, nacional, regional y 
continental. Un primer encuentro 
preparatorio lo realizaron en La 
Guajira, Colombia, en septiembre 
del 2007, denominado “Encuentro 
Suramericano de Mujeres Indígenas”. Le 
siguió la reunión de coordinación en la 
ciudad de Quito en abril del 2008; donde 
se discutieron los ejes temáticos, el 
objetivo general y temas organizativos. 
Otros encuentros preparatorios se 
hicieron en mayo del 2008, durante la 
Cumbre Alternativa de los Pueblos 
realizada en Lima; y el Taller foro 
“Agenda indígena y social andina CAN-UE-IIRSA”, 
también en Lima, del 12 al 14 de agosto 
del 2008. Ese mismo año se hizo una 
última sesión preparatoria en Cochabamba 
- Bolivia, a fines de noviembre, la 
misma que sirvió para seguir 
construyendo la agenda.
 
El 2009 se continuó este proceso de 
consolidación de demandas y propuestas a 
partir del Foro Social Mundial realizado 
en Belem do Pará, Brasil, donde 
se redefinió la agenda, para finalmente 
tener una última sesión en la ciudad de 
Puno los días 17 y 18 de abril, fecha en 
la que se terminó de precisar el 
programa, las estrategias y una 
verificación in situ de la 
infraestructura de realización del 
evento.
 
Paralelamente, 
en cada 
uno de los países se realizaron 
encuentros locales, regionales y 
nacionales con la finalidad de 
consolidar las propuestas y garantizar 
la participación en esta I Cumbre. 
Porque se trató de un evento 
autoconvocado, autoorganizado y 
autofinanciado.
Es decir, a pesar de minimizar la 
capacidad organizativa o de liderazgo de 
las mujeres, estigmatizadas en esta 
sociedad racista y excluyente como 
incompetentes, más aún si son indígenas, 
ellas lograron construir este primer 
espacio de reflexión continental, cuyo 
principal reto está en la forma 
organizativa que han de emprender de 
aquí hacia delante. Asimismo, en la 
forma de lidiar con las organizaciones 
que ya forman parte del Caucus Indígena 
en el Foro Permanente para Cuestiones 
Indígenas de la ONU, o en el Grupo de 
Trabajo Indígena de la OEA.
 
La culminación de esta 
I
Cumbre 
Continental de Mujeres Indígenas abre 
desafíos no sólo enfocados en lo que 
vendrá, sino en cómo se mantiene la 
línea de lucha que las mujeres indígenas 
emprendieron a lo largo de la historia.
Están 
Bartolina Sisa, Lorenza Avemañay, 
Dolores Cacuango, Micaela Bastidas, 
Gregoria Apaza y tantas otras que 
legaron su ejemplo para seguir 
resistiendo por más de 516 años.
 
Lo que queda, entonces, es trabajar para 
consolidar la resistencia histórica con 
las propuestas que generen para las 
nuevas sociedades plurinacionales: con 
buen vivir y dentro de una democracia 
comunitaria, que es la finalidad del 
movimiento indígena en todo el Abya Yala.
Wilwer Vilca Quispe
Tomado de ALAI
21 de julio de 2009