Paraguay

La otra agricultura

Cosechas triplicadas sin agrotóxicos

 

Cuando los agricultores redescubren las técnicas tradicionales, se reencuentran al mismo tiempo con la dignidad de su papel social: la producción de alimentos saludables y nutritivos para otros seres humanos, y ya no pueden volver atrás. Este es uno de esos casos.

 

 

A simple vista, en el interior de una botella de plástico aparece como un líquido pastoso, de color verde oscuro, algo nauseabundo, que no inspira mucha atracción. Pero para los agricultores de Ybyty Corá, del distrito de Tava`i, departamento de Caazapá, el contenido de esa botella es poco menos que oro líquido. “Biofertilizante Supermagro, abono foliar y protector vegetal", dice la etiqueta casera. Ovidio Sánchez, dirigente del Consejo de Desarrollo Comunitario “La Amistad", explica que gracias a ese líquido casi milagroso los agricultores de la región han podido dejar de emplear los productos agroquímicos, librándose completamente de sus peligros tóxicos.

 

“Ya no usamos ni una sola gota de veneno en la huerta o en la chacra. Así no solamente cuidamos nuestra salud, sino también la de quienes consumen lo que nosotros plantamos. Todo lo que cultivamos es orgánico y ecológico. Este líquido no sólo aleja a las plagas, sino además sirve de abono y aumenta considerablemente el rendimiento en las cosechas", refiere Ovidio. El caso más destacado es el del productor Servelino Sánchez, quien en la última cosecha algodonera, a modo experimental, sembró 60 liños con 100 plantitas cada uno, usando exclusivamente el biofertilizante Supermagro. Como resultado, obtuvo un rendimiento de 1.900 kilos del textil, cuando lo normal en la zona (con uso de agroquímicos) es que se obtengan apenas 500 kilos en la misma superficie.

 

El conocimiento sobre el prodigioso biofertilizante llegó de la mano de un proyecto de población y desarrollo comunitario que se está ejecutando en 62 comunidades de los departamentos de Caazapá e Itapúa, que involucra a 1.650 familias rurales que viven en condiciones de pobreza y extrema pobreza.

 

El proyecto, denominado Par/02/P10, es llevado adelante por el Centro de Educación, Capacitación y Tecnología Campesina (CECTEC), con financiamiento del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), e incorpora a sectores del gobierno central y los gobiernos locales. “En una primera etapa, se trata de mejorar el nivel de vida de los pobladores, a través de la ejecución de proyectos comunitarios que incorporan la agroecología, con énfasis en un enfoque integral de seguridad comunitaria y nuevas relaciones entre hombres y mujeres", destaca el ingeniero agrónomo Adrián Arzamendia, coordinador técnico en el distrito de San Juan Nepomuceno.

 

En el caso de la región Ybyty Corá, de Tava’i, ya existía una organización social antigua, el Consejo “La Amistad", a la que se imprimió una nueva dinámica. “Aprendimos a cultivar y a producir con técnicas naturales, pero también trabajamos en bi-alfabetización (en castellano y guaraní); en salud sexual y reproductiva; en conocer nuestros derechos y en tratar de organizarnos. Poco a poco, todos juntos, estamos tratando de superar la pobreza", indica Ovidio Sánchez.

 

El milagro vegetal

 

Los técnicos del CECTEC introdujeron el “Supermagro" en la zona de Tava’i donde apara comenzar a experimentar se preparó una barrica de 200 litros. Entre otros ingredientes, utilizaron 50 kilos de bosta fresca de vaca, 20 kilos de hojas de paraíso, 28 litros de leche vacuna, 28 litros de suero, 14 litros de miel negra, harina de hueso, ceniza, restos de caracol, agua, sales minerales, etc. Se aplica en los surcos (1 litro diluido en 10 litros de agua, para 100 metros lineal) y en las hojas de las plantas.

 

 “Aún no se valora lo orgánico"

 

Servelino Sánchez es pionero en el cultivo del algodón orgánico en Tava’i, y se muestra muy contento por el resultado obtenido. “No usé nada más que este biofertilizante natural, y me sorprendió muchísimo ver que el rendimiento de la cosecha era tres veces más de lo que antes conseguía usando los agroquímicos", destaca.

 

 En la última campaña algodonera, Servelino plantó 60 líneas de 100 metros y el rendimiento fue de 1.900 kilos del textil, cuando lo normal es que se obtengan solo 500 kilos en la misma superficie. “Lamentablemente, en el Paraguay aún no se valora lo orgánico. Yo sé que en otros países, especialmente en Europa, se paga mucho más cuando el algodón se produjo en forma natural. Aquí yo tuve que vender como una partida cualquiera más, y hasta quisieron pagar menos", destaca.

 

Los productores consiguieron que la Municipalidad de Tava’i les otorgue un predio en el centro de la ciudad, donde cada viernes hacen una feria, con productos hortifrutícolas totalmente orgánicos. “Por falta de buenos caminos, no podemos sacar nuestras cosechas hacia las ciudades, donde seguramente venderíamos mejor", sostiene Sánchez.

 

 

Por Andrés Colmán Gutiérrez

Tomado de Ultima Hora del 25/06/06 - Paraguay

27 de junio de 2006

 

 

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