Nicaragua - Nemagón

Entrevista con Azalia Solís de la

Red de Mujeres contra la Violencia

 

La lucha de los ex trabajadores y trabajadoras del banano y del azúcar afectados por los agrotóxicos en Nicaragua ha sido respaldada por diferentes organizaciones de la sociedad civil nicaraguense, entre ellas se destaca el apoyo de la Red de Mujeres contra la Violencia, con un enfoque de genero que hoy, más que nunca, asume una gran importancia.

 

 

Las pretensiones de la transnacional Dole Food Company Inc. de querer excluir del proceso de negociación a miles de mujeres que fueron afectadas por el Nemagón en las bananeras y de no querer reconocer los daños físicos y psicológicos directos e indirectos, es un ejemplo más de una cultura difusa que vuelve invisible a la mujer y que pretende asignarle un rol aparentemente insignificante, considerando como normal cualquier tipo de atropello a su persona.

 

SIREL conversó sobre esta situación con Azalia Solís Román, integrante de la Asamblea de la Red de Mujeres contra la Violencia y miembro del Centro de Derechos Constitucionales (CDC).

 

-¿Cómo se involucra la Red de Mujeres contra la Violencia en la lucha de las afectadas por el Nemagón?

-Nuestra relación con los afectados por el Nemagón y sobretodo con las mujeres, es precedente a la decisión de la Dole de no aceptar a las mujeres en las negociaciones y se caracteriza por dos momentos distintos.

 

A final de agosto del 2005 hicimos una actividad política con la gente del plantón para emitir una “Declaración de Desastre Nacional”, sobre la base de la Ley de Desastre Nacional y para declarar también la Emergencia Nacional en el país. La situación era muy complicada, con una fuerte crisis política e institucional que sacudía al país y decidimos intervenir. Hicimos esta alianza política entre la Red de Mujeres contra la Violencia, el Movimiento Autónomo de Mujeres y la gente del Nemagón.

 

Por otro lado, la Red apoya con otros organismos de la sociedad civil nicaragüense e internacional la lucha de los afectados, sobretodo de las mujeres, frente a la insensibilidad de las instituciones nicaragüenses y la intención de las empresas transnacionales de excluirlas del proceso de negociación.

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-¿Qué hay detrás de esa actitud de la Dole Food Company Inc.?

-Haciendo una abstracción y suponiendo que las mujeres no hubiesen estado involucradas en el trabajo directo en las fincas bananeras, cosa que por supuesto nos es cierta, esa actitud de todos modos está ligada al hecho de que el trabajo de las mujeres no es reconocido. Es la concepción de que el trabajo producido y que da plata está destinado a los hombres. El trabajo de la mujer, que sí es importante, no tiene valor aunque sin ese trabajo el mundo no podría avanzar.

 

Por otro lado, el trabajo que tienen las mujeres en las fábricas, en las empresas, es un trabajo que se le llama “complementario”, de segundo orden. ¿Cuál es la diferencia entre el trabajo de un contador y lo de una secretaria? Ninguna, pero el primero es reconocido y al segundo no se le da importancia.

 

De por medio no está sólo el hecho económico, que significa sacar de las negociaciones a una buena cantidad de personas que trabajaron en las bananeras, sino el hecho mucho más ideológico de tener que reconocer a las mujeres como sujetos económicos y sujetos activos de la producción.

 

Considerar como secundario el trabajo que hacían las mujeres en la Empacadora, quitando las bolsas empapadas de veneno, descoronando, desmanando, limpiando y lavando los bananos, el piso y los uniformes de los que regaban el pesticida, es una barbaridad, porque al mismo tiempo se descalifica ese trabajo y no se reconoce que en todo el proceso había residuos muy grandes de veneno.

 

-¿Qué responsabilidad tiene el estado nicaragüense en toda esta situación?

-El estado tiene la responsabilidad de velar por los intereses nacionales y no estamos hablando en términos abstractos, sino de los intereses de la ciudadanía que vive en su territorio. En la Convención de Viena de 1992, se plantea con mucha fuerza que los Estados pueden ser responsables de omisión o de comisión.

 

Esto se debe a que en los años precedentes, en toda América Latina, había dictaduras militares y todo los días las fuerzas militares o los aparatos de Seguridad atropellaban los derechos de la ciudadanía. La defensa de los derechos humanos se focalizaba sobretodo en estos temas, porque el estado era el principal comisor de violaciones a los derechos humanos. Ahora el mundo ha cambiado y los derechos humanos no se ven solamente en estos aspectos, sino si el estado no establece medidas que garanticen la vigencia de los derechos humanos de las personas. Hoy el estado no puede venir a decir que eran trabajadores privados de una empresa privada, porque el estado tiene que asegurar que la empresa privada cumpla con las leyes del país, que la empresa privada tiene que regirse en un marco de respeto a la integridad personal de la gente que trabaja por ella. Si la empresa privada introduce al país sustancias que son tóxicas, que envenenan a la gente y al medio ambiente, es también responsabilidad del estado, porque no velo por los intereses de su gente y del país. Ahora es su responsabilidad velar por una buena negociación.

 

-El Gobierno dice que no tiene los recursos económicos para meterse de lleno en todo eso…

-Dicen que no tienen dinero para poner buenos abogados y tal vez sea cierto, pero las negociaciones se están desarrollando en el país y tienen la obligación de apoyar, porque no estamos hablando solo de contratos de trabajo o problemas salariales, sino de que una empresa les dañó la vida a miles de personas y les impidió poder seguir trabajando por las enfermedades causadas. En Estados Unidos son famosas las demandas por “lucro cesante” o “daños colaterales”, o sea cuando a una persona se le causa un daño que le impide seguir trabajando y seguir ganando. En ese caso, la empresa tiene que devolver todo lo que la persona no pudo ganar por estar en la imposibilidad de trabajar, además de lo que le debe por los daños directos a su persona y familia.

 

-¿Por qué la Red se ha involucrado directamente en esta lucha?

-Como decía antes, la relación de la Red de Mujeres contra la Violencia con los sectores de afectados va más allá de la sola reivindicación laboral y de la demanda en contra de las transnacionales. Creo que ellos y ellas son la demostración más viva del fracaso de este estado. La lucha de los hombres y mujeres del Nemagón y de la Insuficiencia Renal Crónica (IRC) es la demostración del fracaso de ese estado capitalista y neoliberal. Que esta famosa y absurda democracia es un fracaso.

 

Están los instrumentos, pero el estado no existe. He dicho muchas veces que el gran aporte del actual Presidente de la República (Ing. Enrique Bolaños) es de habernos enseñado a vivir sin Presidente y sin gobierno y la gente del Nemagón es la demostración de que en Nicaragua ha fracasado la política por el lado del Gobierno, de las otras instituciones del estado, del sindicalismo, del apoyo de la clase obrera, de los partidos, de la izquierda en general.

 

-¿Cómo interpretan el hecho de que, en un caso tan emblemático como es lo del Nemagón, el mayor apoyo a la gente afectada llegó a través de la sociedad civil y de la gente común y no organizada?

-Ese es el asunto. Es muy positivo que parte de la sociedad civil y la gente en general se haya movilizado, pero lo que nos preocupa es el vacío institucional del país, que también es expresión del secuestro de las instituciones del Estado y de la vida política del país.

 

Si uno ve a lo largo de toda la década del noventa para acá, todas las luchas sociales no han servido para la gente, sino que han sido manipuladas por fines partidarios. Hay ejemplos como es el caso de la lucha de los transportistas o de los estudiantes por el 6% constitucional. Se resuelven de inmediato, a pesar de no tener la magnitud y la barbarie de la del Nemagón.

 

-¿Por qué eso?

-Porque las primeras son luchas sociales, no voy a opinar si son justas o injustas, que tienen ribetes partidarios. En cambio, la lucha de los y las afectadas por el Nemagón e IRC, no ha tenido rédito partidario para nadie, porque es una verdadera lucha social, llevada por sus propios protagonistas, quienes no han permitido que se les manipule partidariamente.

 

Es el vacío institucional y es la demostración del secuestro político que hay en Nicaragua. Por eso, nuestra alianza con estos sectores afectados por pesticidas es mucho más estratégica, mucho más de fondo y estamos convencidas de que ya no vale la pena meterse en procesos de incidencia, meterse a cabildear con ministros o diputados en la Asamblea Nacional, sino que la única solución es abrir a patadas el sistema político.

 

-¿Cómo harían eso?

-En noviembre va a haber un proceso electoral que tiene una gran relevancia y por primera vez, no va a ser sólo coyuntural. Si logramos abrir un poco el espacio político, nos va a dar chance para poder trabajar con más efectividad.

 

Por eso tenemos esta sintonía con los afectados por el Nemagón e IRC y también por eso, no creo que se deban firmar acuerdos o hacer alianzas con todas las fuerzas políticas.

 

-En la intervención del Secretario de la Regional Latinoamericana de la UITA, se tocaba el asunto muy importante de la falta de las Centrales obreras en el proceso de apoyo a estos sectores de afectados por el Namagón. ¿A qué se debe?

-Es que no existe un trabajo independiente y también estos sectores están secuestrados. Todas las organizaciones sindicales están afiliadas a fuerzas políticas y han sido cómplices de que en los últimos 16 años la lucha social no ha servido para la gente, para que se redistribuya la riqueza. Han sido cómplices de que se haya manipulado partidariamente esas luchas sociales.

 

¿Por qué aquí no funcionó la lucha contra el Tratado de Libre Comercio (Cafta) y sí funcionó en Costa Rica? Porque en Costa Rica la lucha fue manejada por la sociedad civil, mientras que aquí fue manipulada por los partidos.

 

-¿Se puede hacer un paralelismo entre la situación en general de las mujeres en Nicaragua y la de las afectadas por el Nemagón?

-Por supuesto que se puede. Las mujeres no existen. Tienen responsabilidades y tienen roles y no se pueden salir de estos esteriotipos.

 

Cuando en 1998 Nicaragua sufrió el impacto del Huracán Mitch, me acuerdo que todo el mundo llamaba a los medios de comunicación, a las organizaciones sociales, a las instituciones para pedir ayuda. Pedían comida, ropa, cobijas, medicamentos, pero nadie pedía pañales desechables, toallas sanitarias y medicamentos contra los hongos de la mujer. Eso era lo que las mujeres necesitaban, porque tenían que cuidar a los niños, seguían teniendo su ciclo menstrual y pasando por los ríos o las carreteras inundadas, sufrían de hongos vaginales, pero nadie pensaba en eso. Esto sigue pasando en todos los ámbitos de la vida.

 

Hay otro tema emblemático como es lo del aborto. ¿Por qué no está legalizado en Nicaragua? Porque las mujeres están obligadas a parir. Esta es su función.

 

Relacionado con todo eso, hay los casos de suicidios de las adolescentes por el hecho de quedar embarazadas. ¿Y por qué salen embarazadas? Porque no hay una buena educación sexual, porque hay una enorme cantidad de mitos, como lo de la iglesia que dice qua hay que prevenir con la abstención sexual y eso en un país donde está demostrado que la vida sexual inicia desde muy temprana edad. Hay otros temas como lo de la muerte materno-infantil y del SIDA.

 

Son verdades lacerantes de esta sociedad, pero la mujer sigue sin existir. Cada año hay más de 50 mujeres asesinadas y nadie se preocupa. La situación de los afectados por el Nemagón es aún más difícil.

 

Por un lado no están garantizados los derechos para hombres y mujeres y en ese contexto, resulta mucho más grave la situación para las afectadas, quienes sufren las consecuencias directas e indirectas de la contaminación y también su situación de mujer.

 

La mujer tiene que producir, pero al mismo tiempo tiene que cuidar a los que están enfermos y a los que ya no están productivos. Todo el soporte emocional recae en la mujer y cuando es la mujer que se desploma y se desquicia, con ella se cae toda la familia. Eso no pasa cuando son los hombres con problemas psicológicos, porque siempre hay una mujer que aguanta el peso de la familia.

 

-La Red ha anunciado que va a presentar el caso de las mujeres del Nemagón frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). ¿Cuándo sería?

-Hemos propuesto presentar el caso, en toda su dimensión, en la Asamblea Regional de la CIDH. Para hacer eso hay que trabajar mucho y estudiar el caso de los compromisos que el Estado de Nicaragua ha firmado a nivel mundial. Un ejemplo es la “Convención para la Eliminación de todas formas de Discriminación contra la Mujer”, que está aprobada por Nicaragua. Allí aparecen capítulos sobre las mujeres trabajadoras y sobre las responsabilidades para los Estados y para las empresas privadas. Habría que estudiar y ver que tipo de responsabilidades prevé.

 

La CIDH está convocando a dos sesiones al año y vamos a buscar recursos para que una persona en exclusiva se ocupe de ese proceso y prepare todo el trabajo jurídico y revise todos los aspectos que tienen que ver con el caso. Es un trabajo grande y esperamos poderlo presentar y tener una resolución dentro de seis meses.

 

En Managua, Giorgio Trucchi

© Rel-UITA

14 de agosto de 2006

 

 

 

 

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