El agua es para todos

 

El año 2108 será cuando todo el mundo tenga acceso a agua limpia y a saneamientos adecuados. Intermón Oxfam advierte que si seguimos en los mismos niveles de inversión en temas relacionas con el agua, será imposible cumplir con el número 7 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Hoy, cerca de 900 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 2.500 millones viven sin un sistema adecuado de saneamiento

 

El acceso al agua, derecho humano fundamental, es uno de los mayores retos de este siglo XXI para los gobiernos del planeta. El agua es símbolo de vida y de salud. Las enfermedades que se propagan por el agua causan la muerte a más de 1,5 millones de niños y el consumo de agua no potable provoca cada año más muertes en el mundo que cualquier tipo violencia, según cifras de Naciones Unidas.

 

El problema del agua no está en su escasez. La población mundial sólo depende de una centésima parte del 1 por ciento del agua del mundo. Hay agua para todos, pero para ello hay que ponerse a trabajar y asegurar una buena distribución de ese recurso vital para la vida. Por ejemplo, en el África subsahariana, el 20 por ciento más rico de la población tiene el doble de posibilidades de acceder a agua potable que el 20 por ciento más pobre y cinco veces más opciones de contar con condiciones de salubridad aceptables.

 

“El mundo cuenta con el conocimiento teórico para superar estos desafíos y convertirnos en mejores gestores del agua, que es fundamental para conseguir cumplir todos nuestros objetivos de desarrollo”, afirma Ban Ki Moon, secretario general de la ONU.

 

El acceso al agua y a los saneamientos es fundamental para la producción agrícola. La sequía hace que las cosechas se pierdan y que miles de personas no puedan alimentarse. Así, con buenos sistemas de riego y una buena distribución del agua para la agricultura se conseguiría una mayor eficiencia del suelo y las cosechas. De este modo, una parte de la población hambrienta dejaría de serlo.

 

Otro aspecto de desarrollo importante es la higiene. Y para ello, el agua es un aspecto fundamental. Cientos de enfermedades podrían evitarse si todo el mundo tuviese acceso a agua limpia.

 

Para solucionar el problema, hay que tomar en cuenta diversos factores: el crecimiento de la población, la falta de infraestructuras, el poco cuidado de las cuencas de los ríos, la deforestación, el cambio climático, la contaminación de las aguas… Son muchos frentes abiertos, pero el planeta no puede esperar. Más de 10.000 personas mueren cada día por enfermedades evitables relacionadas con el agua, según la Coordinadora de ONGD de España.

 

Durante los últimos 50 años, la actividad humana ha provocado la contaminación sin precedentes de ríos, lagos y océanos. Cada día, dos millones de toneladas de aguas residuales son vertidos sin control alguno en los países empobrecidos del Sur, donde más del 90 por ciento de los desechos sin procesar y el 70 por ciento de los desechos industriales sin tratar se vierten en aguas superficiales.

 

Si no somos capaces de mejorar la distribución del agua, las guerras del futuro serán por este “oro azul”. Naciones Unidas explica que hay más de 260 cuencas y lagos transfronterizos en el mundo que se extienden a través del territorio de 145 países.

 

No nos podemos olvidar de los deberes de los países ricos, donde el panorama del agua es muy diferente. En promedio, cada español consume cerca de 300 litros al día y, en Estados Unidos, hay personas que llegan a consumir hasta 7.000 litros, derroches que no nos podemos permitir. Cerrar el grifo cuando nos lavamos los dientes, cargar bien la lavadora y el lavavajillas, darse un ducha en vez de bañarse… son pequeños gestos que todos podemos hacer para no derrochar un bien del que depende la vida.

 

Además, hay que exigir a nuestros gobiernos que hagan leyes más duras y estrictas con aquellos que contaminan ríos y lagos. Los ciudadanos debemos demandar que se cumplan los acuerdos internacionales contra la contaminación de las aguas. Se trata de buscar soluciones globales y de cooperación sobre los recursos hídricos para que en el agua no se convierta en un motivo de conflicto.

 

 

Alberto Sierra

Centro de Colaboraciones Solidarias, España

29 de marzo de 2010

 

 

 

 

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