Después de casi dos semanas de intensas discusiones respecto 
                          a las consecuencias que tendrá la Reforma 
                          Constitucional del agua aprobada por el 64,4% de los 
                          ciudadanos habilitados para votar el último 31 de 
                          octubre-informes jurídicos mediante-el Poder Ejecutivo 
                          resolvió que los servicios privatizados de agua y 
                          saneamiento deben volver a manos del Estado lo antes 
                          posible. El presidente Jorge Batlle dijo que con esta 
                          resolución no se hace ni más ni menos que cumplir con 
                          la Constitución, cuya reforma aprobada establece que 
                          los servicios mencionados podrán ser prestados 
                          exclusiva y directamente por el Estado uruguayo. Si 
                          bien los argumentos de la decisión del presidente 
                          parecen de perogrullo, buena parte de la discusión de 
                          los últimos días estuvo centrada en la pertinencia de 
                          la aplicación del principio de retroactividad a la 
                          reforma.
                          
                           
                          
                          Varios integrantes de la Comisión Nacional en Defensa del 
                          Agua y de la Vida (CNDAV)-promotora de esta 
                          reforma-expresaron desde el vamos que el problema no 
                          pasa por si el texto constitucional es o no 
                          retroactivo y que no hay dos interpretaciones: desde 
                          que la reforma está vigente, las empresas están 
                          actuando ilegalmente, aseguran. Increíblemente, esta 
                          postura es coincidente con la del presidente Batlle y 
                          con la de los asesores jurídicos de la empresa Uragua, 
                          pero no con la de los partidos y sectores políticos 
                          que apoyaron la reforma (Encuentro Progresista y 
                          Alianza Nacional, sector del Partido Nacional), que 
                          sostienen que la nueva normativa no debería afectar a 
                          los contratos de concesión existentes. Incluso, el 
                          futuro ministro de Economía del gobierno del EP-FA, 
                          Danilo Astori, se mostró contrario a la decisión 
                          presidencial y señaló que el gobierno progresista 
                          podría revisarla.
                          
                           
                          
                          Esa decisión tomó por sorpresa a la propia OSE ya que no se 
                          esperaba que el asunto se resolviera tan rápidamente, 
                          sobre todo, teniendo en cuenta que hasta último 
                          momento, varios jerarcas habían insistido sobre la 
                          falta de claridad respecto del alcance de la norma y 
                          lo complejo de la situación que eso generaba. De todos 
                          modos, y contradiciendo lo que él mismo había dicho 
                          días atrás, el presidente de OSE, Carlos Rodríguez 
                          Landoni, aseguró que el ente está en condiciones 
                          técnicas y administrativas de retomar la gestión de 
                          los servicios, aunque aclaró que “la transición 
                          jurídica no va a ser de un día para el otro” y 
                          advirtió que será necesario realizar nuevas 
                          contrataciones, lo cual fue desmentido por un numeroso 
                          grupo de funcionarios técnicos del ente.
                          
                           
                          
                          Pero lejos de calmar las aguas, la resolución presidencial 
                          las agitó aún más. Ahora el Partido Nacional anunció 
                          que ya presentó en el senado una ley interpretativa 
                          que expresa que la reforma no es retroactiva, cuyo 
                          objetivo es dejar sin efecto dicha resolución. El 
                          vicepresidente electo, Rodolfo Nin Novoa adelantó que 
                          esta ley será apoyada por el EP-FA. Pero el directorio 
                          blanco fue todavía más lejos: le pidió al gobierno que 
                          revea la decisión de estatizar los servicios que 
                          prestan las empresas privadas y tal parece que la 
                          solicitud será considerada puesto que el Poder 
                          Ejecutivo retrasó la comunicación oficial que pensaba 
                          realizar el lunes 15 a OSE sobre la caída de las 
                          concesiones. Hasta el momento, tampoco las empresas 
                          han recibido notificación alguna.
                          
                           
                          
                          Para el pro-secretario de la presidencia, Leonardo Costa, la 
                          iniciativa que promoverán los blancos es, desde el 
                          punto de vista jurídico, “un disparate”, dada la 
                          inconstitucionalidad en la que se incurriría, 
                          agregando que “se estaría falseando a la ciudadanía en 
                          lo que votó”.
                          
                           
                          
                          
                          
                          Jugadas empresariales
                          
                           
                          
                          Entre las múltiples maniobras pre-electorales llevadas a cabo 
                          por el gobierno para confundir a la ciudadanía sobre 
                          los alcances de la reforma y desalentarla respecto a 
                          su aprobación, estuvo la poco atinada difusión-en 
                          plena veda electoral-de la advertencia de Uragua de 
                          que si ganaba la reforma, se retiraba del país. Con el 
                          resultado de la consulta popular a la vista, los 
                          empresarios se dieron cuenta de que le tenían que 
                          bajar los decibeles a la amenaza, puesto que según 
                          coincidieron los constitucionalistas José Korzeniak y 
                          Ruben Correa Freitas, si la empresa rescinde el 
                          contrato unilateralmente, pierde el derecho a reclamar 
                          cualquier reparación. Y entonces la suavizaron, 
                          diciendo que se ponían a disposición del gobierno para 
                          saber cómo debían actuar para llevar adelante una 
                          transición “lo más ordenada y civilizada posible”.
                          
                          
                           
                          
                          Pocos días después de aprobado el plebiscito, la empresa 
                          vasca volvió a arremeter enviando una nota al Poder 
                          Ejecutivo en la que le concedía un plazo de 10 días 
                          para rescindirle el contrato. De lo contrario, se 
                          reservaba el derecho de iniciar acciones legales. 
                          Rodríguez Landoni dijo que según el pliego de 
                          condiciones del contrato de concesión, “no existe 
                          ninguna cláusula que nos obligue a contestar en 10 
                          días”. Esta exigencia empresarial buscaría asegurarse 
                          el derecho a la indemnización por la inversión 
                          realizada y evitar que Uragua pierda U$S 20 millones 
                          que constituyen la garantía de la concesión. Por otro 
                          lado, según fuentes periodísticas, la empresa está 
                          aprovechando la situación porque ya no le resulta 
                          rentable operar en el país puesto que sus ganancias 
                          anuales cayeron de U$S 20 millones en 2000 a U$S 9 
                          millones después de la crisis de 2002. Sin embargo, 
                          Adriana Marquisio, vicepresidenta del sindicato de OSE 
                          (FFOSE) y presidenta de la CNDAV, piensa que en 
                          realidad a Uragua no le interesa irse del país, y 
                          según el integrante de la CNDAV por Maldonado, 
                          Albérico Correa, esos intereses alcanzan a “varios 
                          políticos del departamento que están involucrados con 
                          empresas dentro de Uragua”.
                          
                           
                          
                          Para el vicepresidente de OSE, Hugo Granucci, el plebiscito 
                          terminó haciéndole un favor a Uragua porque la empresa 
                          debía rendir explicaciones a OSE antes del 19 de 
                          noviembre por los atrasos registrados en la 
                          construcción de la red de saneamiento acordada y 
                          porque el ente estudiaba adoptar medidas que incluían 
                          la posibilidad de "multas multimillonarias” en el caso 
                          de que no contestara a lo solicitado. “Ahora ya no 
                          podemos discutir”, sentenció. 
                          
                           
                          
                          Mientras tanto, Aguas de la Costa, la otra empresa que opera 
                          en Maldonado, rompió el silencio anunciando que le 
                          envió una carta al presidente Batlle indicando que 
                          hará lo necesario para que no caiga su contrato y que 
                          en todo caso exigirá "reparación absoluta por daños y 
                          perjuicios". 
                          
                           
                          
                          Aunque las autoridades uruguayas son muy cautas respecto a 
                          los montos de las indemnizaciones que deberían 
                          realizarse y todavía no arriesgan cifras, según 
                          cálculos empresariales, por ese concepto, el Estado 
                          deberá desembolsar unos U$S 50 millones.
                          
                           
                          
                          Aguas de la Costa reconoce que invirtió entre U$S 12 y 16 
                          millones, pero anunció que reclamará una indemnización 
                          por U$S 35 millones por concepto de lucro cesante, a 
                          pesar de que el texto constitucional aprobado 
                          establece expresamente que no se indemnizará por ese 
                          concepto, sino que se hará solamente por la inversión 
                          no amortizada. 
                          
                           
                          
                          Pero a la hora de analizar los montos de las indemnizaciones, 
                          para Marquisio, deben pesar los incumplimientos 
                          contractuales y los daños ambientales en los que 
                          incurrió Uragua, ya que no es lo mismo una 
                          concesionaria que cumplió con el contrato que otra que 
                          ha incumplido sistemáticamente. 
                          
                           
                          
                          Respecto a Aguas de la Costa, “el contrato es muy vulnerable 
                          porque no prevé topes de tarifa, ni tiene establecido 
                          pago de canon ni regulación alguna. Es un contrato que 
                          no dio ninguna garantía a los ciudadanos de ese lugar 
                          y que fueron discriminados muy severamente, pagando 
                          700% más que el resto del país, por lo tanto habrá que 
                          calcular en estos 13 años de contrato cuánto han 
                          recaudado y cuánto han invertido”, consideró la 
                          vicepresidenta de FFOSE. Cabe recordar además, que 
                          esta empresa secó la Laguna Blanca, de donde tomaba el 
                          agua para su distribución a la población.
                          
                           
                          
                          De mantenerse, la decisión del ejecutivo que acata el mandato 
                          constitucional, afectará además de a Uragua, Aguas de 
                          la Costa (departamento de Maldonado) y Aguas de El 
                          Pinar (departamento de Canelones), a otras 11 empresas 
                          autogestionadas-en algunos casos por cooperativas de 
                          vecinos-que brindan el servicio de agua potable en el 
                          interior del país. Marquisio dijo que si bien es 
                          cierto que sus instalaciones pasarán a ser propiedad 
                          del Estado, por lo cual se tendrá que resarcir por la 
                          inversión realizada, la propia reforma plantea la 
                          participación de los ciudadanos en todas las 
                          instancias de gestión. “Por lo tanto a nuestro 
                          criterio, esos emprendimientos deben permanecer. Deben 
                          caer las 3 empresas que tienen finalidad de lucro”. En 
                          tanto, Granucci dijo que esas 11 empresas operan en 
                          régimen de derecho privado y se debe estudiar su 
                          situación.
                          
                           
                          
                          Si bien la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida (CNDAV) no 
                          maneja todos los números como para hacer un estudio 
                          contable acabado respecto a las consecuencias 
                          financieras que el rescate de las concesiones tendrá 
                          para el Estado uruguayo en materia de indemnizaciones, 
                          sí manejan cifras aproximadas. La economista Alicia 
                          Araujo, integrante del sindicato de OSE, afirmó que la 
                          indemnización estimada para Aguas de la Costa asciende 
                          a unos U$S 4 millones.
                          
                           
                          
                          En el caso de Uragua pueden plantearse dos situaciones: una, que se vaya 
                          por incumplimiento de contrato, y otra, que se tenga 
                          que retirar a partir de la entrada en vigencia de la 
                          reforma. En el primer caso, el Estado le retiene la 
                          garantía de la concesión de U$S 20 millones y debe 
                          pagarle el 85% de la inversión realizada. Si la 
                          concesión cesa porque la reforma entró en vigor, los 
                          20 millones de la garantía se los lleva la empresa y 
                          el estado debe pagar la inversión no amortizada. La 
                          CNDAV estima esta cifra de la inversión no amortizada 
                          en 5 millones de dólares. Es decir que según la CNDAV 
                          las indemnizaciones a las empresas que operan en 
                          Maldonado rondarían los U$S 10 millones.
                          
                           
                          
                          
                          Por otra parte, luego de conocerse 
                          posturas contradictorias a la interna del EP-FA-NM, 
                          respecto al alcance de la reforma, la mesa política 
                          del FA resolvió pedir al gobierno de Jorge Batlle que 
                          no innove hasta el próximo 1º de marzo, para que sea 
                          el nuevo gobierno el que se encargue de resolver 
                          respecto al cese o la continuidad de las concesiones a 
                          la luz de nuevos informes jurídicos que se solicitarán 
                          a la Facultad de Derecho, y de la auditoría que se va 
                          a hacer en OSE. El senador Enrique Rubio dijo que se 
                          quiere respetar íntegramente el pronunciamento popular 
                          pero que el gobierno se apuró en aplicar la nueva 
                          norma constitucional, lo cual podría lesionar 
                          intereses del Estado en el caso de indemnizar 
                          incorrectamente, por ejemplo, a empresas que no 
                          cumplieron con los contratos, como es el caso de 
                          Uragua. 
                          
                          
                           
                          
                          
                          La mesa política también resolvió no 
                          acompañar el proyecto de ley interpretativa del 
                          Partido Nacional que establece la continuidad de las 
                          concesiones. Como resultado de esta decisión, los 
                          blancos optaron por dejar en suspenso esta iniciativa.
                          
                           
                          
                           
                          
                          
                          Virginia Matos
                          
                          © 
                          Rel-UITA
                          
                          
                          24 de noviembre de 2004