-¿Cuántos años de trabajo tenés en OSE?
                          
                           
                          
                          -Veinte. Entré el 12 de diciembre de 1984 en la planta 
                          de Propios, en la División Mecánica, una de las áreas 
                          más combativas de dicha planta. Allí aprendí muchas 
                          cosas del movimiento sindical. Era una planta con 800 
                          obreros y solamente 40 mujeres. Al poco tiempo fui 
                          delegada sindical de sector. A los 5 años me trasladé 
                          al edificio Cordón, porque al separarme y quedar sola 
                          con 3 niños chicos necesitaba otro empleo y comencé a 
                          trabajar como notificadora de facturas. Como tenía un 
                          horario corto, podía trabajar en otro lado, en Bip Bip 
                          Radiomensaje. Al trasladarme a Cordón entregaba 
                          facturas de OSE por la mañana y de 6 a 11 de la noche 
                          en Bip-Bip. Después pasé al área comercial, a la parte 
                          de balnearios, donde conocí a mi nueva pareja, 
                          Eduardo, y pedí el traslado a Ciudad de la Costa. Fui 
                          la delegada de ese sector también. En el barrio donde 
                          me mudé no había agua. Hicimos todo un trabajo 
                          cooperativo y pusimos el agua. Eso fue en 1997. En 
                          1998 participamos de un plan piloto de mejora de 
                          gestión de Ciudad de la Costa, una de las zonas de 
                          mayor crecimiento demográfico del país. Era justo el 
                          año que estaba el tema de la privatización en 
                          Maldonado, contra la cual luchábamos. Ciudad de la 
                          Costa se incorpora entonces, en el marco de un plan 
                          piloto, a un proyecto de mejora continuo con una 
                          asesoría mexicana. Todos los trabajadores se 
                          involucraron. Estuvimos 2 años trabajando, hicimos 
                          todo el esfuerzo para presentarnos a un proyecto de 
                          premio de calidad, junto con el Correo. Lo ganó el 
                          Correo, pero nuestro proyecto funcionó muy bien: 
                          mejoramos todo el aspecto de medición del servicio.
                          
                          
                           
                          
                          En octubre de 2000 se entrega Maldonado a manos de la 
                          empresa privada Uragua. Ahí vestimos de un luto 
                          simbólico todos los edificios de OSE con unos moños 
                          negros: "Que En Paz Descanse Maldonado"
                          
                            
                              
                                |  
                                
                                ¿Qué somos 
                                nosotros, los funcionarios estatales de un ente 
                                como OSE? Somos servidores públicos que estamos 
                                para dar agua a la ciudadanía. Esa es nuestra 
                                función. No estamos para mover papeles ni para 
                                contratar locomoción, somos trabajadores del 
                                agua, parte de una organización que tiene que 
                                encargarse de llevarle agua de calidad a todo el 
                                pueblo uruguayo. Por lo tanto, si ese recurso y 
                                esa gestión están en peligro, está en peligro no 
                                solamente nuestra fuente de trabajo sino también 
                                las vidas de nuestras familias. Esa discusión la 
                                tuvimos que dar como sindicato.  | 
                            
                           
                          
                           
                          
                          Ese mismo año, la ingeniera Esther Yánez, presidenta 
                          de OSE, vino a hablar con nosotros a Ciudad de la 
                          Costa para decirnos que la única forma de hacer 
                          saneamiento para esa zona era trasladando la 
                          experiencia de Maldonado. Yo era delegada de sector. 
                          Hicimos un bloque de resistencia muy fuerte, porque 
                          habíamos trabajado muchísimo para mejorar los 
                          servicios en ese lugar. Sabíamos que al trabajador, 
                          cuando se le dan las herramientas y un objetivo, una 
                          misión, se lo involucra con ganas, y por eso 
                          rechazamos el proyecto de concesión. En asamblea, 
                          resolvimos no dejar inaugurar el edificio. El 19 de 
                          octubre de 2000 se lanzó un llamado al Plenario de 
                          Organizaciones Sociales de la Costa, y ahí se conformó 
                          la Comisión en Defensa del Agua y el Saneamiento de la 
                          Costa de Oro y Pando, con más de 40 organizaciones 
                          sociales de la zona. Y ahí es que yo empiezo a ir un 
                          año entero a la dirección del sindicato de OSE, sin 
                          ser parte de la misma, para intentar que el gremio 
                          iniciara un proceso de resistencia a un intento que se 
                          quería trasladar a todo el país. 
                          
                           
                          
                          A través de la organización social Redes-Amigos de la 
                          Tierra, nos invitan a participar del Primer Foro 
                          Social de Porto Alegre. Allí voy yo solita y conozco a 
                          Maude Barlow y a otros canadienses. Cuando escuché a 
                          toda esa gente hablar del ALCA, del GATT, de que el 
                          agua es escasa y de los proyectos de la Suez 
                          Lyonnaisse des Eaux, me di cuenta que detrás de 
                          los planes de privatización del agua del gobierno 
                          uruguayo había algo mucho más gordo. Me traje 
                          muchísima información que fotocopié y distribuí. El 
                          sindicato presentó un recurso de inconstitucionalidad 
                          al artículo 750 de la ley presupuestal, que habilitaba 
                          a concesionar los servicios de agua en todo el país, 
                          pero fue rechazado. A principios de 2001 fui electa 
                          para integrar la dirección del sindicato de OSE. En 
                          ese congreso sindical se conforma orgánicamente la 
                          Secretaría en Defensa del Agua, de la cual soy 
                          designada coordinadora. Esa secretaría es la que 
                          define la estrategia a llevar adelante por el tema de 
                          la defensa del recurso. 
                          
                           
                          
                          
                          
                          -¿Ese primer Foro Social fue un mojón en tu vida?
                          
                           
                          
                          -Sí. Fue sin dudas un mojón en lo referido a 
                          comprender la globalidad de los problemas: ver que lo 
                          que pasa aquí es igual a lo que se da en otras partes 
                          del mundo, a partir de un modelo idéntico implantado 
                          en diferentes lugares, más con un tema tan vital como 
                          el agua. Las respuestas y los modelos eran idénticos, 
                          la forma en que los pueblos resistían eran iguales y 
                          las consecuencias de ese modelo eran las mismas. Todo 
                          eso te hacía sentir como muy acompañado, como que no 
                          estabas tan solo. 
                          
                           
                          
                          Al siguiente foro fuimos una delegación de diez 
                          compañeros. Los que fueron experimentaron la misma 
                          sensación que yo el año anterior. 
                          
                           
                          
                          
                          
                          -En ese contexto pensar en el sindicato y los puestos 
                          de trabajo quedaba prácticamente relegado a un segundo 
                          plano...
                          
                           
                          
                          -Sí, me preguntaba “¿cómo puedo defender mi empleo 
                          únicamente si pasa por defender una fuente de trabajo 
                          que nace para gestionar un recurso vital que está en 
                          peligro?”
                          
                           
                          
                          Lo primero que hicimos fue identificarnos con lo que 
                          hacíamos. ¿Qué somos nosotros, los funcionarios 
                          estatales de un ente como OSE? Somos servidores 
                          públicos que estamos para dar agua a la ciudadanía. 
                          Esa es nuestra función. No estamos para mover papeles 
                          ni para contratar locomoción, somos trabajadores del 
                          agua, parte de una organización que tiene que 
                          encargarse de llevarle agua de calidad a todo el 
                          pueblo uruguayo. Por lo tanto, si ese recurso y esa 
                          gestión están en peligro, está en peligro no solamente 
                          nuestra fuente de trabajo sino también las vidas de 
                          nuestras familias. Esa discusión la tuvimos que dar 
                          como sindicato. Y es que el tema no pasa sólo por lo 
                          inmediato, por la defensa corporativa de un trabajo de 
                          calidad, digno y bien remunerado, sino también porque 
                          tenemos la responsabilidad de contribuir a forjar un 
                          país que tenga un modelo más digno, más justo, más 
                          solidario, por un compromiso con las generaciones 
                          futuras. 
                          
                           
                          
                          
                          
                          -Cuando hablás de OSE, ¿a cuántos trabajadores te 
                          referís?
                          
                           
                          
                          -Casi 4 mil. La mayoría son hombres, hay 500 mujeres. 
                          Es un sindicato muy particular, es de los pocos que 
                          quedan con representación en todo el país, porque el 
                          servicio llega al Uruguay entero. El sindicato de AFE, 
                          el ente estatal de ferrocarriles, se parecía al 
                          nuestro, pero lamentablemente AFE fue desmantelada. En 
                          nuestro sindicato conviven compañeros de distintas 
                          idiosincrasias: algunos fueron criados netamente en su 
                          hábitat del interior del país, compañeros que son 
                          gauchos, compañeros administrativos, compañeros del 
                          sector obrero, el que hace el mantenimiento de los 
                          caños, un sector técnico muy específico y fuerte... 
                          Pese a esto es un sindicato unido, ideológicamente ha 
                          ido creciendo, como ha ido creciendo el país en su 
                          diversidad. 
                          
                          
                           
                          
                          -Los opositores a la 
                          reforma constitucional plebiscitada el 31 de octubre 
                          prácticamente no hicieron mención en su prédica a que 
                          la lucha dada por el sindicato era contra la 
                          privatización y en defensa de los puestos de trabajo 
                          de los empleados públicos. 
                          
                           
                          
                          -Es que el tema se centró en la defensa del agua. Un 
                          diputado nos dijo que se trató de la campaña más 
                          marquetinera que había visto, más “eficaz” desde el 
                          punto de vista publicitario, porque hasta los niños, 
                          que no entendían nada de lo que decía el proyecto, 
                          presionaban a sus padres para que votaran en favor de 
                          la defensa del agua. Fue muy importante para esto la 
                          conformación diversa de la Comisión Nacional en 
                          Defensa del Agua y la Vida.
                          
                           
                          
                          
                          
                          -Más allá de las colaboraciones de distintas 
                          organizaciones, los trabajadores de OSE tuvieron que 
                          solventar y financiar buena parte de la campaña en 
                          favor de la reforma.
                          
                           
                          
                          -REDES nos permitió el acceso a toda la información 
                          necesaria, la gente de la Universidad nos apoyó con 
                          sus investigaciones científicas, pero el compromiso 
                          del sindicato fue fundamental, en militancia, en 
                          esfuerzo económico, en la recolección de firmas.
                          
                           
                          
                          En cuanto a la redacción de los materiales, a los 
                          estudios realizados los aplausos se los lleva todo un 
                          equipo de gente, comenzando por el doctor Bismark Font, 
                          abogado fallecido de la Comisión de Aguas de la Costa, 
                          el doctor Guillermo García Duchini, la gente de 
                          Facultad de Ciencias, el ingeniero agrónomo Ricardo 
                          Cayssials, los licenciados Marcel Achkar, Ana 
                          Domínguez, y el sindicato de FFOSE mismo, que aportó 
                          sobre todo la experiencia normativa existente. Debimos 
                          consultar a varios especialistas, como el doctor 
                          Horacio Cassinelli Muñoz, el profesor Aníbal Cagnoni, 
                          el senador socialista José Korzeniak. La redacción del 
                          proyecto insumió de marzo a octubre de 2002. Cuando se 
                          culminó la redacción empezamos la etapa de recolección 
                          de firmas hasta el otro año, octubre de 2003, que 
                          entregamos las firmas. 
                          
                           
                          
                          Antes, también habíamos participado con mucha fuerza 
                          junto a los compañeros de la empresa de combustibles 
                          estatal, ANCAP, en la lucha por la defensa de este 
                          ente, que culminó en aquel plebiscito que también 
                          ganamos. Y con los funcionarios de AFE, de los 
                          ferrocarriles, un objetivo que no logramos. 
                          
                          
                           
                          
                          La actividad internacional fue intensísima. Además del 
                          Foro Social de Porto Alegre, participé, por ejemplo, 
                          como delegada de la Mesa Coordinadora de Entes 
                          estatales, en un evento que se realizó en Bruselas, la 
                          ciudad sede de la Unión Europea, que se llamó “El 
                          planeta no está en venta”. Ahí había gente de todos 
                          lados, analizando las agendas de la OMC. Maude contó 
                          que en un viaje que realizó a Doha (Qatar), a una 
                          reunión de la OMC, le tocó el mismo avión que varios 
                          ministros. Los veía que iban en primera clase tomando 
                          whisky, y ella, en segunda, pensaba: “acá va el 
                          gusanito de tu roja y apetitosa manzana”.
                          
                           
                          
                          Y después también estuve en eventos organizados por 
                          partidos de la derecha uruguaya, contra la reforma. 
                          Por ejemplo uno promovido por el Partido Nacional en 
                          un hotel, del que tengo una anécdota bien cómica. Allí 
                          hablaron, entre otros el ministro de Transporte y 
                          Obras Públicas Lucio Cáceres y el ex presidente Luis 
                          Alberto Lacalle, que dijeron cualquier cosa, se rieron 
                          de la reforma, dijeron que era prehistórica, que su 
                          aprobación significaría volver a la época de las 
                          cavernas. En las primeras filas estaban sentados todos 
                          los miembros del Directorio de OSE, con su presidente 
                          Juan Justo Amaro a la cabeza. Yo me acerqué y los 
                          saludé a todos. Me introduje en su propio debate, vi 
                          cómo operaban. Eso me quedó grabado. 
                          
                           
                          
                          
                          
                          -¿Fue peligroso que se votara el plebiscito del agua 
                          conjuntamente con la elección nacional para presidente 
                          de la república y el parlamento?
                          
                            
                              
                                | 
                                
                          
                                  
                          
                                ¿Quién puede negar que este 
                          Uruguay es sumamente organizado y participativo y que 
                          hay propuestas para todo? Todos somos de diferentes 
                          localidades y sabemos bien que en cada lugar hay una 
                          comisión que resuelve el alumbrado público, etcétera. 
                          Nadie mejor que el propio ciudadano que vive en su 
                          localidad para proponer cosas, y las propuestas 
                          existen. Lo que falta es una coordinación, que una las 
                          propuestas ciudadanas con un gobierno local que esté 
                          abierto y dispuesto a recibirlas y un gobierno 
                          nacional que facilite que esos lazos se puedan llevar 
                          adelante. 
                                  | 
                            
                           
                          
                           
                          
                          -Sí, se jugaba al mismo tiempo el destino político de 
                          este país, y los partidos se dedicaron principalmente 
                          a eso. Y sentimos una gran responsabilidad. Si bien la 
                          izquierda se comprometió en nuestra campaña, los que 
                          pusieron el empeño principal fueron los militantes de 
                          base y no los dirigentes. Yo quedé impactada con el 
                          compromiso del ciudadano uruguayo para defender lo que 
                          es suyo, es realmente ejemplarizante. Querría destacar 
                          en especial el trabajo de las mujeres, guerreras, 
                          combativas. Casi todos los comités que recorríamos 
                          estaban liderados por mujeres. Es dignificante ver 
                          cómo las uruguayas participan en la política, 
                          pretenden ser parte de los cambios del país. 
                          
                          
                           
                          
                          También hubo que vencer grandes obstáculos. La Corte 
                          Electoral se tomó seis meses para anunciar que 
                          validaba las firmas necesarias para la convocatoria 
                          del plebiscito. Después sufrimos, porque el Partido 
                          Independiente presentó en el parlamento un proyecto 
                          alternativo que, de haber sido aprobado, hubiera 
                          significado la derrota de la reforma. 
                          
                           
                          
                          
                          
                          -Comparado con el plebiscito de ANCAP, el tema del 
                          agua no se politizó tanto y logró una mejor votación.
                          
                           
                          
                          -Sí, es cierto. No fue parte del discurso de ningún 
                          sector, excepto de los que estaban en contra. Si la 
                          fecha del plebiscito no hubiese coincidido con las 
                          elecciones nacionales seguramente el tema se habría 
                          politizado mucho, pero también creo que el porcentaje 
                          de aprobación habría sido mucho mayor, aun así fue muy 
                          alto (64,4 por ciento de los electores votó por el “SI”). 
                          La participación en los debates televisivos que se 
                          organizaron fue también importante.
                          
                           
                          
                          
                          
                          -Ahora habrá que ver qué sucede en el futuro: si las 
                          concesiones ya realizadas a las empresas privadas se 
                          anulan o no.
                          
                           
                          
                          -El desafío actualmente es mayor. Habitualmente, 
                          cuando en los plebiscitos se logra el objetivo que se 
                          persigue los movimientos que los promueven se 
                          disuelven. Acá ahora la concesionaria privada 
                          Uragua, que opera en el departamento de Maldonado, 
                          está planteando que se va, y el gobierno la respalda 
                          en ese planteo. Ello ha llevado a la mayoría de las 
                          autoridades de OSE a decir que la empresa estatal se 
                          hará cargo de la distribución y el saneamiento en esa 
                          zona, y al propio intendente de Maldonado Enrique 
                          Antía a plantear que él maneja una fórmula 
                          alternativa, una asociación de economía mixta. Más 
                          allá de esto, la Comisión logró una conformación 
                          madura de organizaciones diversas, entre las cuales 
                          está el propio sindicato, para que se lleve adelante 
                          una verdadera política de Estado descentralizada en 
                          materia de agua y saneamiento. Hemos quedado 
                          relacionados con gente vinculada con el campo en 
                          distintas áreas, como los arroceros, los productores 
                          lecheros, así como con representantes de movimientos 
                          antiprivatizadores de Argentina, Paraguay y Brasil, 
                          países con los cuales compartimos el Acuífero Guaraní, 
                          una de las reservas de agua más importantes del 
                          planeta. 
                          
                           
                          
                          
                          
                          -Ahora estamos habilitados para soñar con que sea 
                          posible una cogestión entre el Directorio de OSE y el 
                          sindicato, y que en todo este tema pueda tener 
                          participación la ciudadanía.
                          
                           
                          
                          -Ese es mi sueño. Para algo están los sueños, para 
                          algo es la utopía, para que camines. Si de esos pasos 
                          lográs tres, ya es bastante. Imaginate un gobierno 
                          nacional con gobiernos locales en sintonía, con 
                          organismos estatales dispuestos a revisar las 
                          gestiones precedentes y a cambiar lo que haya sido mal 
                          hecho, con trabajadores dispuestos a ser parte de esas 
                          mejoras... 
                          
                           
                          
                          ¿Quién puede negar que este Uruguay es sumamente 
                          organizado y participativo y que hay propuestas para 
                          todo? Todos somos de diferentes localidades y sabemos 
                          bien que en cada lugar hay una comisión que resuelve 
                          el alumbrado público, etcétera. Nadie mejor que el 
                          propio ciudadano que vive en su localidad para 
                          proponer cosas, y las propuestas existen. Lo que falta 
                          es una coordinación, que una las propuestas ciudadanas 
                          con un gobierno local que esté abierto y dispuesto a 
                          recibirlas y un gobierno nacional que facilite que 
                          esos lazos se puedan llevar adelante. Todos soñamos 
                          con que no haya más divorcios entre el gobierno 
                          nacional y el gobierno local, que podamos los 
                          ciudadanos ser parte de las definiciones de políticas 
                          de agua, de saneamiento, que podamos tener un 
                          ordenamiento territorial como la gente en nuestras 
                          propias localidades.
                          
                           
                          
                          Nosotros somos muy cuestionadores de los marcos 
                          reguladores, más allá de que en algunos casos puedan 
                          funcionar muy bien. Creemos que el mayor controlador y 
                          el que garantiza un Estado eficiente, transparente, 
                          auditado, es el propio ciudadano. Cuando se da esa 
                          participación la misma sociedad sabe regular sus 
                          propios dineros. 
                          
                           
                          
                          
                          
                          -En todo este tiempo fuiste la cara más visible y 
                          expuesta en los medios de comunicación, informando y 
                          debatiendo con quien se parara enfrente. Hoy, ¿qué 
                          sentís?
                          
                           
                          
                          -Una enorme satisfacción. Principalmente, porque 
                          recuerdo aquellos primeros pasos, cuando sentí que 
                          había que hacer algo colectivo para parar algo que se 
                          nos venía a pasos agigantados al Uruguay. Siento 
                          también la alegría de haber logrado un equipo de 
                          trabajo brillante, comprometido, en sintonía con un 
                          sindicato que confió y respaldó y se jugó por la 
                          defensa de los intereses colectivos más allá de sus 
                          intereses corporativos, que se abrió, con el objetivo 
                          de colocar un tema esencial, de sobrevivencia, sobre 
                          la mesa de todos los uruguayos. Me enorgullezco 
                          también de un movimiento sindical que ha resistido al 
                          desmantelamiento y a los intentos de comprarlo por 
                          parte de los defensores de un modelo que en otros 
                          países lamentablemente dominó. Acá los trabajadores 
                          tenemos el orgullo de decir que somos ejemplo de 
                          resistir a las prebendas, a los ofrecimientos de 
                          integrarnos al proceso de implantación de un modelo 
                          terrible. Cuando vamos a estos foros internacionales, 
                          aparecemos con un perfil muy bajo, escuchamos más de 
                          lo que hablamos, nos cuesta hablar de lo que hacemos 
                          bien, y sin embargo...
                          
                           
                          
                          
                          
                          -Maude Barlow decía días antes de la votación que en 
                          el mundo entero se estaba a la espera del resultado de 
                          la reforma en Uruguay, porque se iba a utilizar de 
                          modelo y ejemplo.
                          
                           
                          
                          -Sí, ella decía que muchos países tienen inscrito en 
                          su Constitución el acceso al agua como un derecho 
                          humano, pero que son meras declaraciones que no han 
                          impedido el avance de las privatizaciones. El formato 
                          de reforma nuestra, que plantea la prestación 
                          exclusiva y directa del servicio por parte del Estado, 
                          es muy interesante para que se detengan las 
                          privatizaciones en el resto del mundo. Una observadora 
                          internacional me declaró que ahora también los 
                          organismos internacionales de crédito van a revisar 
                          sus políticas en esta materia, porque se han dado 
                          cuenta que su línea de promover la participación 
                          privada en la distribución del agua potable y el 
                          saneamiento ha fracasado y deberán revisarla.
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                          Rubén Yizmeyián
                          
                          © Rel-UITA
                          
                          25 
                          de noviembre de 2004