Nestlé, Procter & Gamble y Unilever acusados de contribuir al calentamiento global

 

Al producir aceite a partir de la palma africana, varias transnacionales contribuyen a la destrucción de bosques tropicales y al calentamiento global.

 

 

Un informe reciente de la organización Greenpeace, “Palm Oil: Cooking the Climate” (“Aceite de palmera: para freír el clima”), destaca la contribución de conocidas empresas transnacionales del sector alimentación y artículos de limpieza a la destrucción de bosques y la producción de emisiones, sobre todo en Indonesia, que agravan el efecto invernadero. Entre otras compañías, se mencionan Nestlé, Procter & Gamble y Unilever, por usar aceite de palma procedente de plantaciones de palma africana, en tierras anteriormente cubiertas por bosques tropicales.

 

Las tres compañías integran la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sustentable (Roundtable on Sustainable Palm Oil – RSPO), una organización conformada por diversos grupos con participación en una o más etapas de la cadena del aceite de palma: producción y procesamiento de aceite, producción de bienes de consumo, venta minorista, banca e inversiones, ONG ambientales y sociales, agencias gubernamentales y organizaciones internacionales, entre otras, en la cual participan, también los productores transnacionales Cargill y ADM. Los estándares fijados por RSPO para la producción sustentable de aceite de palma no han frenado la destrucción de bosques tropicales y de turberas.

 

En los últimos años ha quedado de manifiesto que en Indonesia la deforestación avanza a un ritmo muy superior que en la Amazonia brasileña. Se calcula que para hacer lugar a las plantaciones, en aquel país se pierde una superficie equivalente a 300 canchas de fútbol por hora. Las quemas afectan fundamentalmente a los bosques de turberas que actúan como una enorme reserva de dióxido de carbón, y al año aportan cerca del 4 por ciento de las emisiones globales de efecto invernadero.

 

La campaña de Greenpeace se concentra en la provincia de Riau, en la isla indonesa de Sumatra, donde unos 4 millones de hectáreas están amenazadas como consecuencia de la creciente demanda internacional por aceite de palma para productos alimentarios, cosméticos y de limpieza, así como para agrocombustibles. Indonesia suministra casi la mitad de la producción anual de aceite, de 37 millones de toneladas, con un crecimiento de 4 millones de toneladas por año.

 

Según el informe de Greenpeace, “El comercio del aceite de palma de algunos de los principales gigantes de la alimentación y del comercio con productos primarios contribuye con la detonación de esta bomba climática en los bosques tropicales y de turberas de Indonesia”. El aceite forma parte de una cadena de “prácticas insustentables”, para fabricar productos como barras Kit Kat, margarina Flora, helados Ben & Jerry y papas chips Pringles.

 

Las observaciones fueron rechazadas por las mencionadas empresas. Así, Nestlé dejó constancia de que “no usa aceite de palma crudo, sino que compra productos derivados del aceite de palma a fabricantes reconocidos”. Procter & Gamble, por su parte, manifestó que “alienta a sus proveedores a seguir prácticas sustentables y apoya varias iniciativas tendientes a favorecer la producción sustentable y el uso de productos de palma”.

 

 

En Montevideo, Dieter Schonebohm
© Rel-UITA
16 de noviembre de 2007

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