La Policía Federal lanzó el jueves la "Operación Curupira", 
                    y ese mismo día ya había detenido a más de 80 personas, 
                    entre ellas el secretario de Medio Ambiente del estado de 
                    Mato Grosso, Moacir Pires, y el director Forestal del 
                    Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), Antonio 
                    Carlos Hummel. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Ibama es el brazo ejecutor del Ministerio de Medio Ambiente. 
                    Su gerente ejecutivo en Mato Grosso, Hugo José Werle, y 
                    muchos funcionarios locales también están presos, 
                    involucrados en una mafia que vendía autorizaciones para el 
                    transporte y la "legalización" de madera clandestinamente 
                    extraída, incluso en áreas indígenas y de protección 
                    ambiental. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    De las 89 personas con prisión decretada por la justicia, 47 
                    son funcionarios del Ibama, ocho de ellos en cargos de 
                    confianza, es decir nombrados por los gobernantes, informó 
                    el Ministerio de Medio Ambiente, que determinó la 
                    intervención por 60 días de las oficinas del organismo en 
                    Mato Grosso, en el centro de Brasil. La intervención es 
                    comandada por el fiscal Elielson Ayres de Souza, que 
                    encabezó las diligencias sobre la corrupción, iniciadas en 
                    setiembre de 2004. La emisión de autorizaciones para 
                    productos forestales fue suspendida por un mes, para 
                    reconstituir el servicio sin sus vicios. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    La investigación hecha por órganos superiores del Ibama, la 
                    Policía Federal y la Fiscalía estimó en 1,9 millones de 
                    metros cúbicos la madera ilegalmente extraída de Mato Grosso, 
                    el equivalente a la carga de 76.000 camiones que, en cola, 
                    ocuparían 1.100 kilómetros de carretera. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    La cuadrilla operaba desde hacía 14 años en el estado, 
                    admitieron las autoridades. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Los demás presos o buscados por la policía son empresarios 
                    que pagaban el equivalente a 800 dólares por cada 
                    autorización, según el comisario Tardelli Boaventura, jefe 
                    de la Operación. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Mato Grosso es el actual campeón de la deforestación en 
                    Brasil. Del área amazónica deforestada en el período de 
                    agosto de 2003 a agosto de 2004, en un total de 26.130 
                    kilómetros cuadrados, 48,16 por ciento le corresponde a ese 
                    estado, gobernado por un gran agricultor y comerciante de 
                    soja, Blairo Maggi. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    En Mato Grosso la deforestación aumentó 20,3 por ciento en 
                    relación con el período anterior. Junto con Rondonia fueron 
                    los dos únicos estados, de un total de ocho, en que se 
                    registró un incremento, según las mediciones publicadas hace 
                    dos semanas. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Buena parte de esa devastación "se debe a la corrupción en 
                    Ibama y la FEMA", sostuvo el comisario Boaventura. 
                    
                    
                    
                     
                    
                    
                    FEMA es la Federación Estadual de Medio Ambiente de Mato 
                    Grosso, la autoridad ejecutora, acusada de autorizar 
                    fraudulentamente la tala de bosques amazónicos. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    El organismo abría paso a la deforestación calificando esos 
                    bosques como "del Cerrado", una especie de sabana en que la 
                    ley permite talar hasta la mitad de cada propiedad. De 
                    acuerdo con las normas, solo se puede talar 20 por ciento de 
                    los predios amazónicos. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    "Los órganos nacionales están cumpliendo su parte, ahora le 
                    toca al gobierno estadual asumir sus responsabilidades y 
                    adoptar también medidas contra la deforestación", reclamó 
                    Serys Slhessarenko, representante de Mato Grosso en el 
                    Senado. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    La senadora reveló, en el Congreso Iberoamericano sobre 
                    Desarrollo Sustentable concluido el jueves en Rio de 
                    Janeiro, que desde julio del año pasado empresarios 
                    interesados en escapar al cobro de comisiones ilegales 
                    exigidas por funcionarios le informaron sobre la corrupción 
                    en el Ibama. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Ninguno se atrevía a formalizar las acusaciones, ante el 
                    temor a ser asesinados o de ver a sus empresas sometidas a 
                    represalias, indicó Slhessarenko. Pero la legisladora elevó 
                    las acusaciones a la ministra de Medio Ambiente, Marina 
                    Silva, y a través de ésta al presidente Luiz Inácio Lula da 
                    Silva. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Así comenzó la investigación de la Fiscalía y la Policía 
                    Federal. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    El secreto de las pesquisas permitió desatar la "Operación 
                    Curupira" sorpresivamente y detener a casi todos los 
                    acusados. La Policía Federal movilizó 450 agentes, a los que 
                    se sumaron 31 del Ibama. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    En las leyendas populares del interior de Brasil, Curupira 
                    es un indígena cuyos pies apuntan hacia atrás y que protege 
                    los bosques. La acción se extendió a otros estados 
                    brasileños, sumando 129 órdenes de prisión en todo el país, 
                    según la Policía Federal. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Mato Grosso "no es un caso aislado", advirtió Paulo Adario, 
                    coordinador de la Campaña Amazonia de la organización 
                    ambientalista Greenpeace Internacional. La extracción ilegal 
                    sigue impune en otros estados, como Pará y Rondonia, y 
                    corresponde a 72 por ciento de toda la madera producida en 
                    la Amazonia.
                    
                    
                     
                    
                    
                    La presencia del Estado es débil en la región, por lo que 
                    resulta indispensable fortalecer sus órganos y librarlos de 
                    la corrupción para combatir con eficacia la actividad 
                    maderera ilegal, la deforestación, los incendios forestales 
                    y la violencia en las comunidades locales, acotó. 
                    
                    
                    
                     
                    
                    
                    La organización recordó que en 2001 ya había denunciado el 
                    intento de fraude de uno de los funcionarios de Ibama ahora 
                    detenido, Randolf Zuchow, quien intentó liberar una partida 
                    ilegal de madera de caoba retenida en Estados Unidos. Fue 
                    necesaria la repercusión negativa, nacional e internacional, 
                    de la deforestación del año pasado para llevar el gobierno a 
                    desbaratar una "mafia verde" ya ampliamente conocida, según 
                    Roberto Smeraldi, director de la organización no 
                    gubernamental Amigos de la Tierra/Amazonia Brasileña. 
                    
                    
                    
                     
                    
                    
                    La ministra Marina Silva anunció que nuevas operaciones 
                    similares serán desplegadas y que investigaciones internas 
                    en el Ibama, en los últimos 20 meses, ya habían descubierto 
                    431 falsas empresas usadas en fraudes en Mato Grosso, donde 
                    también se descalificaron 319 proyectos de manejo forestal, 
                    con que se buscaba legalizar la extracción maderera. 
                    
                    
                    
                     
                    
                    
                     
                    
                    
                    Mario Osava
                    
                    
                    Especial IPS para La Republica
                    
                    
                     4 de junio de 2005