La presentación de 
	un informe técnico sobre el posible impacto ambiental de las plantas de 
	celulosa cosechó fuertes rechazos tanto en el gobierno como en la interna 
	universitaria. La discusión deja al descubierto las resistencias que 
	despierta el posicionamiento político y crítico de la Facultad de Ciencias 
	en temas considerados clave para el desarrollo nacional.
	
	 
	
	 
	
	 
	
	En un principio la Universidad de la República (UR) miró de 
	afuera. En las trincheras de la celulosa estaban las empresas, los gobiernos 
	y los grupos ambientalistas de ambos márgenes del río afirmando costos y 
	beneficios de los emprendimientos.
	
	 
	
	Cuatro meses atrás una carta firmada por 60 químicos 
	vinculados al Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA) se 
	convirtió en una de las primeras manifestaciones universitarias en torno al 
	tema. Allí los científicos esgrimieron argumentos para afirmar que la 
	tecnología que emplearán tanto Botnia como Ence no son contaminantes. La UR 
	dejó en esa oportunidad bien claro que la opinión de los técnicos no 
	comprometía a la institución. Además unos meses antes otra carta, esta vez 
	de bioquímicos y biólogos de la Facultad de Ciencias, había afirmado 
	exactamente lo contrario (véase BRECHA, 10-III-06).
								
								
								 
	
	Pero ahora la cosa es diferente. El informe* presentado el 
	martes 4 en la Facultad de Ciencias fue solicitado a los investigadores en 
	forma unánime por el Consejo de la facultad. Y también por unanimidad el 
	Consejo decidió hacerlo suyo y darle difusión. Pero el respaldo 
	institucional que recibió suscitó una serie de cuestionamientos en la 
	interna de este centro de estudio sobre el purismo de la ciencia y la 
	pertinencia de apoyos políticos a informes técnicos que deberían valerse por 
	sí mismos. No está mal la opinión política si no se liga a los informes 
	científicos, señalan algunos universitarios. Mientras que para otros el 
	"exceso de purismo" responde a la dificultad que tiene la UR de 
	comprometerse y expresar libremente opiniones en temas trascendentes, sobre 
	todo si mete en un apuro al gobierno del FA.
	
	 
	
	HACIENDO SUYO
								
									
										
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														Los iracundos 
														
														  
														
														Otro 
														ámbito donde no cayó 
														bien el informe es el 
														del gobierno. El trabajo 
														presentado es categórico 
														en cuanto al impacto de 
														la forestación en la 
														productividad de los 
														suelos nacionales, y 
														deja sentadas sus dudas 
														sobre las consecuencias 
														que podrían generar los 
														efluentes de las 
														fábricas; entre otras 
														cosas porque las 
														empresas "aún no han 
														explicado en detalle el 
														tipo de tratamiento de 
														efluentes que 
														utilizarán" (véase 
														BRECHA, 30-VI-06).A la 
														directora de la 
														Dirección Nacional de 
														Medio Ambiente (Dinama), 
														Alicia Torres, el 
														informe no la sorprendió 
														y aseguró que "nosotros 
														tenemos las mismas dudas 
														que plantean ellos, 
														estamos estableciendo 
														desde ya un proceso de 
														monitoreo de la biota 
														del río, desde ya, antes 
														de que prendan las 
														plantas, para saber qué 
														está pasando hoy y 
														entonces poder analizar 
														cuáles son los cambios 
														que se introducen con 
														las plantas de celulosa" 
														(El País 1-VII-06). 
														
														  
														
														Danilo 
														Antón, geógrafo a cargo 
														del Departamento de 
														Medio Ambiente de la 
														Intendencia de Río 
														Negro, arrasó con lo 
														científico y lo 
														político. En un 
														documento tildó a los 
														autores de "grupito de 
														ciencias" que hace 
														"militancia antiforestal" 
														y manifestó su 
														convicción de que el 
														informe es "una jugada 
														política dirigida a 
														presionar en los niveles 
														políticos nacionales y 
														argentinos y tal vez a 
														influir en las 
														decisiones de los jueces 
														del Tribunal de La 
														Haya". Para el geógrafo 
														"sería absolutamente 
														irrelevante si no fuera 
														por la presencia 
														mediática que obtuvo 
														inmediatamente en 
														Uruguay y su 
														reproducción instantánea 
														en los medios de 
														difusión, interesados y 
														nada imparciales, de la 
														República Argentina, 
														particularmente de los 
														militantes 
														autoproclamados 
														ambientalistas". 
														
														  
														
														Por su 
														parte, el subsecretario 
														de Medio Ambiente, Jaime 
														Igorra, dijo a Últimas 
														Noticias que compartía 
														todos los conceptos 
														vertidos por Antón. 
														Igorra además consideró 
														que los investigadores 
														de Ciencias hicieron 
														este planteo porque 
														desean ser contratados 
														para los trabajos de 
														monitoreo. El último 
														capítulo del informe, 
														titulado "Aspectos 
														éticos", señala que "la 
														Dinama debe tener en 
														cuenta la independencia 
														de los evaluadores y 
														esto sólo se garantiza a 
														través de un organismo o 
														institución de 
														reconocida 
														independencia, como la 
														Universidad de la 
														República, que asegure 
														la transparencia del 
														proceso. Los técnicos y 
														científicos que 
														participen en el 
														programa de monitoreo 
														independiente y con 
														validez jurídica, deben 
														firmar una declaración 
														jurada de no tener 
														vinculaciones actuales y 
														pasadas con las 
														empresas". |  | 
										
								 
								 
	
	Cuando las autoridades del Ministerio de Vivienda y Medio 
	Ambiente (MVOTMA) tomaron conocimiento por la prensa de algunos párrafos del 
	informe se molestaron notoriamente (veáse recuadro). El subsecretario Jaime 
	Igorra, consultado por el diario El País, dejó planteada su sospecha de que 
	el trabajo fuera encomendado hace tan sólo un mes y medio a pesar de que 
	"desde el año 2003 se vienen haciendo estudios", y agregó que si el trabajo 
	surge "en el marco del conflicto con Argentina y en el del futuro fallo de 
	la Corte de la Haya, es inaceptable".
	
	 
	
	La difusión en los medios -aun antes de que el trabajo fuera 
	presentado públicamente- como un informe contrario a los emprendimientos 
	motivó una reunión entre las autoridades del MVOTMA y de la facultad. Allí 
	concurrió la comisión encargada del informe y el consejero Eduardo Mizraji, 
	titular de la Cátedra de Biofísica de la Facultad de Ciencias, quien ejerce 
	estos días como decano interino. Según fuentes de la facultad, Mizraji no 
	trasmitió la postura de la institución sino que argumentó su desacuerdo con 
	la posición adoptada por el Consejo. La actitud fue cuestionada fuertemente 
	en el Consejo de la facultad y la discusión desembocó en la renuncia del 
	docente a su cargo de consejero. Mizraji había pedido la revisión de la 
	resolución de "hacer suyo" el informe, algo que fue votado negativamente.
	
	
	 
	
	BRECHA intentó conversar con el docente pero éste prefirió no 
	hacer declaraciones. Tampoco quisieron hacerlas los encargados de elaborar 
	el informe, hasta tanto no regrese el decano titular, Julio Fernández. De 
	todas formas en Ciencias no parece existir mucho acuerdo sobre el alcance 
	del término "hacer suyo". Para Walter Ferrer, consejero del orden docente, 
	significa "que el trabajo refleja la opinión seria y autorizada de un 
	conjunto de técnicos. No quiere decir que apoye en todo su detalle todos los 
	aspectos del trabajo, pero sí los aspectos generales". Para Nicolás Fervenza, 
	consejero estudiantil, es el aval a la rigurosidad científica, la seriedad y 
	la idoneidad de quienes trabajaron. Los suspicaces podrían igual cuestionar 
	el sentido de que el Consejo avale la calidad técnica de un grupo que él 
	mismo designó.
	
	 
	
	Rodolfo Gambini, físico grado 5 y director del PEDECIBA, dijo 
	a BRECHA no estar de acuerdo con la decisión del Consejo. "Entiendo que los 
	consejos son órganos de carácter político, en el caso de la Facultad de 
	Ciencias en muchos casos se hace política científica pero ciertamente no se 
	hace ciencia. Hacer suyo un informe científico implica juicios de carácter 
	científico. En este caso me parece que también hay una toma de posición con 
	respecto a las conclusiones. Si no se podría haber dicho que la facultad 
	deja constancia de que los profesores que participan tienen la mayor 
	idoneidad, así la declaración sería diferente."
	
	 
	
	También en ese sentido se pronunció Rafael Guarga. Para el 
	rector la emisión de posturas políticas es legítima, "ahora, que sea 
	acertada, oportuna, es un juicio personal que les cabe a los integrantes del 
	Consejo que levantaron la mano. ¿Qué le agrega a un informe técnico una 
	opinión de un consejo académico? Nada".
	
	 
	
	A PURA CIENCIA
	
	 
	
	¿Se equivoca el Consejo al dar un espaldarazo político a un 
	informe técnico? Cuando esta facultad se pronunció explícitamente a favor de 
	la reforma del agua nadie puso el grito en el cielo, recuerda Fervenza, 
	quien afirma que el disgusto de varios viene por, justamente, las 
	discrepancias políticas existentes en el seno del Consejo.
	
	 
	
	¿Por qué no avalar políticamente basándose en argumentos 
	técnicos? Si bien los directamente involucrados optaron por el silencio, la 
	discusión generada en la Facultad de Ciencias deja entrever discrepancias 
	sobre cómo posicionarse a la hora de involucrarse en uno de los temas más 
	escabrosos para el gobierno y la sociedad uruguaya. ¿La Universidad debe 
	argumentar científicamente, políticamente, o ambas cosas? Quienes discrepan 
	con el apoyo político dado al informe técnico señalan que lo importante es 
	que no se mezclen los argumentos, aunque no consideran desacertado que la 
	Universidad se pronuncie políticamente. Sin embargo hasta ahora los dos 
	pronunciamientos institucionales han sido técnicos. Atrás quedó el tiempo en 
	que los pronunciamientos políticos universitarios eran seguidos y esperados 
	con atención por su contundencia y legitimidad. 
	
	 
	
	Guarga recordó a BRECHA que la Asociación de Universidades 
	Grupo Montevideo** redactó una carta abierta a los presidentes de Argentina 
	y Uruguay en la que considera que desde ese ámbito académico "es posible 
	llevar adelante una evaluación técnico-científica detallada de los temas 
	ambientales involucrados en la instalación de las plantas industriales 
	referidas. Esta evaluación comprendería el análisis del impacto ambiental de 
	acuerdo con la experiencia y el conocimiento más avanzado en el contexto 
	internacional así como la elaboración de recomendaciones sobre las medidas 
	necesarias dirigidas a precaver y reducir los perjuicios ambientales 
	emergentes, al grado que hoy se admite por las normativas modernas más 
	aceptadas y exigentes". También se constituyó un ámbito de encuentro técnico 
	donde especialistas de todas las universidades del grupo intercambian 
	material científico y técnico sobre el tema. Según Guarga, "la Universidad 
	no ha sido pasiva. Estamos a la espera de lo que decidan los ámbitos 
	responsables políticamente, pero de este problema se sale gracias al 
	conocimiento científico-técnico. No es un problema diplomático insuperable".
	
	 
	
	Para Gambini en este caso es más que necesaria la información 
	objetiva y precisa. "Si de algo sirve la ciencia es para orientar con la 
	mayor certeza posible. La política es la esfera de lo opinable, la ciencia 
	es la esfera de la máxima certeza que es capaz de conseguir el ser humano. 
	Si lo mezclamos hace daño, en este o en cualquier otro tema."
	
	 
	
	Para otras fuentes de la facultad no es la discusión 
	académica la que se puso en juego con el diferendo. Hasta que no exista un 
	informe académico de la misma envergadura que demuestre lo contrario "no hay 
	polémica académica. Lo que sí existen son diferentes posiciones políticas. 
	En el Consejo hay heterogeneidad, como existe en el resto de la sociedad en 
	su conjunto". Esas discrepancias políticas personales serían las que llevan 
	a no querer avalar políticamente el proyecto. La tibieza de parte de los 
	docentes para manifestarse políticamente, aun cuando existan datos 
	objetivos, sería el motivo del conflicto. La "oportunidad" a la que alude 
	Guarga está íntimamente relacionada, después de todo, con valoraciones 
	netamente políticas: la relación con Argentina, la cercanía del fallo del 
	Tribunal de La Haya y el enojo que puede suscitar en el gobierno un 
	cuestionamiento del ámbito académico nacional, aunque sea a través de un 
	trabajo que, técnicamente, no ha recibido objeciones.
	
	 
	
	 
	
	Mariana Contreras
	
	Convenio Brecha / Rel-UITA
	
	11 de julio de 2006
	
	 
	
	 
	
	*  
	Síntesis de los efectos ambientales de las plantas de celulosa y del modelo 
	forestal en Uruguay. A cargo de Daniel Panario, Néstor Mazzeo y Gabriela 
	Eguren (Maestría en Ciencias Ambientales), Claudia Rodríguez y Alice Altesor 
	(Departamento de Ecología), Ricardo Cayssials y Marcel Achkar (Departamento 
	de Geografía). Fernando Zinala, del Instituto de Química Biológica, renunció 
	por encontrarse en año sabático, según informaron a BRECHA.
	
	 
	
	** Grupo 
	que reúne a 17 universidades de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y 
	Uruguay.