Uruguay

Sindicalismo verde

Dirox, el regreso

  

Las recientes declaraciones del ministro Mariano Arana sobre el buen funcionamiento de la empresa Dirox desencadenaron una serie de reacciones y fuertes cuestionamientos. Se reedita una vez más un viejo conflicto ambiental en el cual, por primera vez, los trabajadores tienen un rol preponderante.

 

Seguramente Dirox, después de las piletas de oxidación de Pinar Norte, es el conflicto ambiental más antiguo a nivel local desde la creación del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) en 1990. Dirox produce insumos para el curtido del cuero y otros productos, y la materia prima fundamental con la cual trabaja es cromo 6, un metal pesado considerado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

La oposición de los lugareños a Dirox comenzó hace ocho años y la planta fue clausurada en tres oportunidades (dos de ellas por episodios comprobados de contaminación). Pero el enfrentamiento entre empresarios y vecinos en los últimos tiempos había cesado, al menos públicamente.

 

Es que los integrantes de la Asociación de Vecinos y Productores de Libertad resolvieron esperar las medidas que tomaría la nueva administración con respecto a la polémica firma que, a su juicio, sigue afectando la salud de los trabajadores y el ambiente.

 

Para Daniel Campanella, productor y edil del EP-FA en San José, las declaraciones del ministro Mariano Arana luego de inspeccionar la planta fueron “infelices” y obligaron a productores, vecinos y trabajadores a realizar un comunicado de prensa. Las autoridades ministeriales no se hicieron esperar: el viernes 5 invitaron a los vecinos a una reunión conjunta.

 

Declaraciones polémicas

 

El lunes 25 de julio Arana había declarado que “sorpresivamente, sin anuncios previos, por cierto como corresponde, concurrimos a una de las plantas industriales que fue objeto años atrás de controversias muy fuertes y muy justificadas; nos estamos refiriendo a la empresa Dirox, que trabaja con elementos fuertemente tóxicos que si no se manipulan con cuidado pueden ser perjudiciales no solamente para los operarios, sino también para los vecinos y los productores cercanos.

 

Me congratula decir que estuvimos allí con representantes de los ministerios de Salud Pública y de Trabajo, y nuestros propios técnicos del MVOTMA, y pudimos cotejar que las situaciones por cierto habían mejorado de una manera visible”.

 

Christian Ottonelli, uno de los 15 trabajadores sindicalizados de Dirox, sostiene que Arana “faltó a la verdad” ya que la inspección fue “no más que un paseo político y simbólico, ya que el MVOTMA está tomando a Dirox para dar la señal de que en el país hay capacidad de control, ante la instalación de las plantas de celulosa en Fray Bentos”. Percepción que es compartida por Campanella y por el fiscal civil Enrique Viana, quien en 2002 inició un juicio contra la empresa y el ministerio.

 

Las declaraciones de Arana también generaron malestar porque el día previo a la visita “sorpresiva” del ministro a la planta, una delegación de trabajadores había denunciado a la directora nacional de Medio Ambiente, Alicia Torres, que Dirox sigue contaminando y que la fábrica prácticamente detiene su actividad los días viernes. Pese a la advertencia, la inspección, para sorpresa de muchos, se realizó precisamente un viernes.

 

Alicia Torres precisó a BRECHA que la planta no fue inspeccionada, sino que simplemente se realizó una visita para conocer su proceso productivo y que se está elaborando un informe técnico con los resultados observados. Torres destacó que esta administración tiene intenciones de buscar una solución para lo cual en la reunión del jueves 11 se propuso a los trabajadores y vecinos un programa de monitoreo y seguimiento que incluya aspectos sanitarios y ambientales en el que podrán participar. En este trabajo se involucrarán el MVOTMA, el MSP y el MTSS con la intención de articular todos los temas que encierra el funcionamiento empresarial.

 

Un encuentro difícil

 

El jueves 11 se reunieron, por un lado Arana, Torres y la toxicóloga Carmen Ciganda, del MSP, y por el otro vecinos, productores, trabajadores de la empresa y un representante del sindicato de la industria química. Participantes del encuentro relataron a BRECHA que hubo momentos “muy duros” en los que las autoridades fueron fuertemente cuestionadas.

 

Los invitados expresaron su preocupación por las consecuencias que tiene la actividad de la empresa sobre la salud de los trabajadores y eventualmente de la población. También plantearon su discrepancia con el hecho de que Dirox esté en una zona altamente productiva, que extraiga grandes cantidades de agua del acuífero Raigón (una de las principales reservas locales de agua subterránea) y explicaron técnicamente las deficiencias en el funcionamiento de la planta (se solicitó que se investiguen las emanaciones de la chimenea). Los empleados agremiados también informaron de la decisión de no atenderse más en la clínica contratada por la empresa y reclamaron controles médicos serios y responsables. Se propuso a su vez que la empresa sea declarada insalubre y “trabajar en un régimen reducido de seis horas como lo marca la ley para este tipo de industrias”.

 

Finalmente los empleados plantearon que sólo si se cumplen estas dos últimas demandas se avendrían a integrar la comisión de seguimiento de la empresa, que les propusieron conformar.

 

Reacción sindical

 

La novedad que presenta esta nueva arremetida contra Dirox es el rol protagónico que está teniendo el sindicato de la empresa, conformado en octubre de 2004, luego de algunos intentos infructuosos debido a la persecución patronal. Desde entonces los trabajadores –ya como sindicato– comenzaron a denunciar la existencia de 1.500 toneladas de residuos peligrosos, que están almacenados en forma inadecuada en el predio de la empresa. Una verdadera bomba de tiempo.

 

Ottonelli aseguró a BRECHA que continúan los derrames de polvos y líquidos, y que en el ambiente laboral se respiran vapores y gases insalubres, lo que ya en 2003 había sido constatado por las autoridades. “Las quemaduras son cosa de todos los días, y hay varios compañeros que tienen alergia. La empresa Medilab, que es la contratada por Dirox para hacernos los análisis, les dice que es alergia a las fragancias que usan. Pero sucede que siguen usando los mismos productos y en la casa la alergia se les va y en la fábrica les vuelve. Evidentemente es provocada por algo que está en el ambiente laboral”, dijo Ottonelli.

 

En cuanto a las cromurias (análisis de cromo en orina), el operario señaló la existencia de varias irregularidades: los resultados de análisis que dan por encima de los valores permitidos no son enviados al Ministerio de Trabajo y todos los años son cada vez mayores los valores de cromo en orina. Además, “según un decreto, Medilab debería hacer los análisis cada seis meses y el último día de la semana a la salida del turno. Pero hay trabajadores a los que hace dos años que no se les hace el análisis y a otros se los han hecho estando de licencia”, agregó.

 

La decisión de no atenderse más con Medilab le fue trasmitida al ministro de Trabajo, Eduardo Bonomi, mediante carta, el 4 de agosto. En la misiva se pide que intervenga porque “Dirox contamina a sus trabajadores y al ambiente, no es controlada como debería serlo y algunos jerarcas miran para otro lado a causa de otros intereses”.

 

Poder cancerígeno

 

Augusto García es médico de la Asociación Médica de San José y hace algunos años atendió a uno de los tres trabajadores de la empresa que fueron afectados severamente por el cromo. “Los tres corren el riesgo de desarrollar cáncer broncopulmonar con el correr de los años. De todos los compuestos inorgánicos que tienen efecto cancerígeno, los del cromo son los de mayor poder cancerígeno”, dijo García.

 

Y un estudio epidemiológico realizado en 2001 por el sanatorio de Libertad, entre los trabajadores de Dirox, parece confirmar la alarma generalizada: el riesgo de los empleados de esta planta de contraer enfermedades es diez veces mayor al existente en otras empresas de la zona.

 

García asegura que entre la población que vive en el entorno de la planta “hay una cantidad importante de casos de afecciones respiratorias, pero no se ha hecho ningún estudio para ver si el número está por encima de la media nacional, y también es indiscutible el aumento de la incidencia de cáncer, pero tampoco se ha hecho un estudio científico para detectar el grado de aumento”. El cromo, explicó, a diferencia de lo que ocurre con otros metales pesados como el plomo, no se elimina del organismo humano, con lo cual los efectos de su acumulación pueden ser severos.

 

 

Virginia Matos

Convenio Brecha / Rel-UITA

24 de agosto de 2005

 

 

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