En Brasil, la estatal Fundación Nacional del 
	Indio (FUNAI) entregará el próximo lunes un informe final sobre la 
	demarcación de 18 mil hectáreas ubicadas en el estado de Espirito Santo, y 
	que actualmente son explotadas por la empresa Celulosa Aracruz.
	
	 
	
	Poblaciones indígenas de las etnias Tupiniquim y 
	Guaraní reclaman esos territorios y aseguran que las aldeas de la región 
	"fueron expulsadas" a partir de la llegada de esa compañía, en 1967.
	
	 
	
	Celulosa Aracruz inició en Espirito Santo la 
	plantación masiva de eucaliptos con fines industriales y nunca más se 
	detuvo: ahora tiene 245 000 hectáreas de plantaciones en todo el país, 
	incluyendo los estados de Bahía, Río Grande do Sul y Minas Gerais. Según han 
	señalado los indígenas brasileños, antes de la llegada de la compañía 
	productora de pasta de celulosa, en Espirito Santo había cuarenta aldeas 
	nativas, y ahora sólo quedan siete.
	
	 
	
	"Aracruz extirpa cultura y seres humanos", 
	asegura un comunicado difundido por el Movimiento de Trabajadores Rurales 
	Sin Tierra (MST), una de las organizaciones que apoya la lucha indígena. El 
	documento explica los efectos sobre los pueblos indígenas de la llegada de 
	la empresa: "Las tierras antes eran productivas, pero hoy la biodiversidad 
	prácticamente no existe. Antes había mata nativa, y ahora la vegetación se 
	resume a eucaliptos, que forman un verdadero desierto verde".
	
	 
	
	Los opositores a la actividad de la empresa 
	productora de celulosa agregan que los "pájaros y las flores ya no se 
	reproducen, ningún alimento es producido". El comunicado del MST cita 
	testimonios de indígenas que advierten sobre la desaparición del agua en 
	varias regiones invadidas por las plantaciones de eucaliptos.
	
	 
	
	Toda esta situación motivó que los pueblos 
	nativos comenzaran a movilizarse para recuperar sus tierras, en algunos 
	casos con éxito. Pero el 20 de enero de este año, Aracruz Celulosa contrató 
	"helicópteros, bombas, armas y 120 agentes de la policía Federal" para 
	destruir dos aldeas que los indígenas habían reconstruido en territorios 
	recuperados.
	
	 
	
	Luego de este hecho violento, el ministro de 
	justicia brasileño, Márcio Thomas Bastos, se comprometió con las comunidades 
	expulsadas a "delimitar" en forma correcta las tierras. El resultado de esa 
	pesquisa es el que será entregado el lunes por la FUNAI, lo que motivó que 
	estos días los indígenas –con el apoyo del MST- se movilizaran para que el 
	Estado brasileño cumpla con las promesas y contemple sus reivindicaciones 
	por la tierra.
	
	 
	
	El comunicado del MST concluye: "Esperamos que la 
	deuda histórica con estos pueblos sea reparada, en nombre de los verdaderos 
	dueños de las tierras brasileñas". Los indígenas y el MST iniciaron estos 
	días una campaña de envío de correos electrónicos al ministro Thomas Bastos, 
	quien deberá recordar sus promesas.
	
	 
	
	Radio 
	Mundo Real
	
	16 de agosto 
	de 2006
	 
	
	
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