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Al viejo estilo

Masacre de mineros en Sudáfrica

 

 

34 trabajadores en huelga de la mina de Marikana, del productor británico de platino Lonmin, en Sudáfrica, fueron asesinados por la policía la semana pasada, en la mayor masacre desde el fin del apartheid, hace 18 años. Colmo de colmos, la compañía conminó a los trabajadores huelguistas a reintegrarse al trabajo, bajo amenaza de despidos.

 

Siete días de duelo decretó el gobierno sudafricano luego de la muerte de los mineros, el 16 de agosto, en la represión por la policía de una huelga iniciada el 10 de agosto.

 

El motivo del paro era simple: un reclamo de aumento salarial, en un país en el que las empresas mineras ganan sumas exorbitantes y los trabajadores del sector, el que más mano de obra emplea en Sudáfrica, no llegan a los 500 dólares mensuales.

El motivo del paro era simple: un reclamo de aumento salarial, en un país en el que las empresas mineras ganan sumas exorbitantes y los trabajadores del sector, el que más mano de obra emplea en Sudáfrica, no llegan a los 500 dólares mensuales.

 

Desde comienzos del siglo XX, época en que se inició la explotación minera en el país, las condiciones de vida y de trabajo de los mineros no han variado mayormente, afirma el sociólogo de la Universidad de Johannesburgo Adam Habib.

 

Ni siquiera el fin del apartheid y el inicio de una “democracia multirracial”, en 1994, supuso una mejora en esa situación. Hoy, como hace cien años, los mineros habitan en su gran mayoría en villas miseria levantadas en torno a los grandes yacimientos, sin agua, electricidad ni saneamiento en sus viviendas.

 

Esa es la situación de los 28.000 trabajadores de la mina de platino de Marikana, al noreste del país. Los trabajadores viven en barracones hechos de madera y chapa ondulada y sin servicios sanitarios, según un reportaje realizado por estos días por la agencia de prensa francesa France Presse (AFP). El agua la extraen de grifos públicos, al igual que son públicos los “baños”, reducidos a pozos cavados en el suelo.

 

“Llegamos a una situación en que no podíamos más. Yo, con lo que gano ni siquiera estoy en condiciones de pagar la educación de mis hijos”, dijo un obrero huelguista a la AFP.

"Trabajar bajo tierra es como hacer fuego en una habitación y cerrar todas las ventanas y puertas", dijo Isaac, un operador de perforación de roca. (Reuters)

 

A esos trabajadores que unos tres días antes habían visto morir a 34 de sus compañeros en manos de la policía, la dirección de Lonmin los conminó a volver al trabajo “de inmediato” el domingo pasado. Primero les dio un plazo de un día (del domingo al lunes) para reintegrarse, luego lo postergó 24 horas  a pedido del gobierno.

 

El martes 20 la mayoría había vuelto al trabajo. Sin mayores cambios respecto a la situación anterior. Los reclamos de aumento salarial quedaron en la nada. La empresa sólo se comprometió a pagar los costos de la educación de los hijos de los mineros muertos la semana anterior.

 

Lonmin es la tercera compañía minera de platino del mundo. La cuarta parte de su capital es controlado por la transnacional suizo-británica XStrata, que a comienzos de año se fusionó con Glencore, una alianza que dio origen al segundo conglomerado minero del planeta, valorado en más de 100 mil millones de dólares.

 

Esa compañía, que en la propia Sudáfrica obtiene fabulosas ganancias cada año a pesar de la caída de los precios de algunos metales en el mercado mundial, remunera con miles de dólares mensuales a sus ejecutivos. Uno solo de ellos gana mensualmente lo que 20 de los mineros.

 

 

 

En Montevideo, Daniel Gatti
Rel-UITA
23 de agosto de 2012

 

Foto: AP Agencia

 

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