Organizaciones 
							sociales y ciudadanos de varios países sudamericanos 
							pidieron a los presidentes de Argentina, Brasil y 
							Venezuela que desistan de construir el proyectado 
							Gasoducto del Sur por los efectos “devastadores” 
							sobre el ambiente que esa megaobra tendría.
							
							 
							
							En 
							una carta dirigida a los presidentes Néstor Kirchner, 
							Luiz Inácio Lula da Silva y Hugo Chávez, más de 450 
							“ciudadanos, organizaciones y movimientos sociales 
							principalmente de Brasil y Argentina” -hasta el 
							miércoles 19- sostienen que la idea de ese 
							gasoducto, que se extendería por casi 8.000 
							kilómetros desde la desembocadura del río Orinoco 
							hasta Buenos Aires, “está basada en la 
							sobreexplotación de los recursos naturales y en la 
							destrucción de la diversidad que existe hoy en la 
							región amazónica”.
							
							 
							
							
							Entre los firmantes de la proclama figuran la Red de 
							Acción contra los Plaguicidas de América Latina, 
							Amigos de la Tierra Internacional, la Red Alerta 
							Petrolera, el Movimiento Mundial por los Bosques 
							Tropicales, la Red Latinoamericana contra 
							Monocultivos de Árboles, la Comunidad Indígena de la 
							Gran Sabana.
							
							 
							
							
							Algunos dirigentes de las organizaciones que 
							suscribieron la carta advirtieron que de concretarse 
							este proyecto “se podía estar ante un nuevo 
							conflicto iniciado por razones ambientales de 
							proporciones mucho mayores al que hoy se vive entre 
							Argentina y Uruguay” por la construcción de dos 
							plantas de celulosa en la ribera oriental del río 
							Uruguay.
							
							 
							
							
							Este último conflicto tiene como protagonistas 
							centrales a movimientos sociales y autoridades 
							argentinas, de un lado, y al estado uruguayo del 
							otro, y ha adquirido carácter de conflicto regional 
							al afectar la marcha y las propias instituciones del 
							Mercado Común del Sur. En el caso del gasoducto, “es 
							previsible que se movilicen las sociedades civiles, 
							o algunos sectores de ellas, de los países 
							involucrados contra sus propios gobiernos”, 
							agregaron.
							
							 
							
							
							Kirchner, Lula y Chávez se reunieron este miércoles 
							19 en Asunción para tratar especialmente el tema del 
							gasoducto, cuya construcción sería financiada con 
							entre 20.000 y 25.000 millones de dólares aportados 
							por la Corporación Andina de Fomento (dinero 
							básicamente proveniente de Venezuela).
							
							 
							
							Un 
							encuentro paralelo tuvieron con Chávez, también en 
							la capital paraguaya, los presidentes de Bolivia, 
							Paraguay y Uruguay para tratar la construcción de 
							otro gasoducto de 3.000 kilómetros que transportaría 
							gas boliviano. Esta obra, que insumiría otros 2.000 
							millones de dólares, sería igualmente financiada por 
							fondos venezolanos.
							
							 
							
							El 
							Gasoducto del Sur, que movería 150 millones de 
							metros cúbicos de gas originado en Venezuela, 
							“tendría desastrosas consecuencias ambientales 
							debido a que implicaría inmensas deforestaciones de 
							selva tropical amazónica, la remoción de grandes 
							cantidades de tierra, apertura de caminos de acceso 
							en sitios vírgenes, y posibles desalojos de 
							poblaciones nativas, facilitando el acceso de 
							oleadas de depredadores que agravarían la 
							destrucción generada por la misma obra”, alertan los 
							firmantes de la carta.
							
							 
							
							Se 
							afectaría también “el balance ecológico de los ríos 
							que serán atravesados por el gasoducto, causando 
							impactos adversos como estancamiento de aguas, 
							contaminación y erosión”. 
							
							 
							
							No 
							hay en el proyecto, advierten las organizaciones 
							sociales y ciudadanos, consideración alguna de “los 
							peligrosos impactos que la sobreexplotación del gas 
							tendrá sobre las costas y tierras venezolanas”, ni 
							de sus consecuencias sobre “el mayor reservorio 
							mundial  de agua y de biodiversidad que constituye 
							la región amazónica”.  
							
							 
							
							En 
							la zona donde se prevé llevar a cabo la obra viven 
							22 pueblos indígenas y existe una “diversidad de 
							riqueza biológica aún no evaluada”.
							
							 
							
							
							Brasil y Venezuela tienen fuerte interés en 
							concretar la construcción del Gasoducto del Sur. El 
							primero para dejar de depender del gas boliviano, 
							más caro que el venezolano. Fuentes de la empresa 
							estatal Petrobras estimaron que con esta obra Brasil 
							ahorraría unos 11.000 millones de dólares anuales en 
							importaciones de gas, es decir unos 30 millones de 
							dólares por día. 
							
							 
							
							Los 
							países de la región -piensan los firmantes de la 
							carta- deberían “descartar definitivamente de sus 
							agendas la construcción” del Gasoducto del Sur para 
							cubrir sus necesidades energéticas y “buscar una 
							opción más en consonancia con la realidad ecológica, 
							económica y social de la región”.
							
							 
							
							
							Daniel Gatti
							
							© 
							Rel-UITA
							
							20 
							de abril de 2006
							
							 Foto: 
							www.accionchilena.cl
							
							
							
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