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            Plantaciones 
            masivas y efecto invernadero  
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                          No hay una solución verde 
                          al cambio climático. Deforestación no es sinónimo de 
                          pérdida de biodiversidad, al igual que plantar cientos 
                          de árboles no supone dotar al planeta de nuevos 
                          pulmones capaces de absorber el dióxido de carbono. 
                          Este no es el camino para contrarrestar el efecto 
                          invernadero. 
                           
                          
                          Expertos en la materia 
                          utilizan dicho argumento para justificar las 
                          plantaciones forestales masivas. Afirman que a medida 
                          que los árboles crecen, la cantidad de carbono que 
                          absorben es muy superior a la que emiten. Se produce, 
                          así, un balance positivo en la proporción de este gas 
                          en la atmósfera. Es un tópico que está por demostrar. 
                          No es tan evidente que las plantaciones forestales 
                          sean sumideros de carbono, principal gas del efecto 
                          invernadero. 
                           
                          
                          Todas las áreas cubiertas 
                          de plantaciones, si no hay pruebas que confirmen lo 
                          contrario, deben ser consideradas fuentes netas de 
                          carbono y no sumideros. Primero, porque en la mayoría 
                          de los casos estas plantaciones sustituyen a los 
                          bosques, lo que significa que los volúmenes de carbono 
                          liberados por la deforestación son superiores a los 
                          que la plantación en crecimiento podría capturar. 
                          Incluso cuando no ha habido deforestación, los 
                          cultivos se instalan en otros ecosistemas, 
                          generalmente praderas, que también almacenan carbono. 
                          El gas es liberado a la atmósfera como consecuencia de 
                          la plantación. 
                           
                          
                          Hay otro factor importante 
                          que debemos tener en cuenta: ¿serán cosechadas estas 
                          plantaciones? Si es así, en el mejor de los casos, se 
                          convertirán en sumideros de carbono temporales. El 
                          carbono se almacenaría hasta la cosecha para luego ser 
                          liberado en pocos años, o incluso meses, cuando el 
                          papel y el resto de productos procedentes de las 
                          plantaciones sean destruidos. En el caso de que los 
                          árboles no fueran cosechados, las plantaciones 
                          estarían ocupando un valioso espacio que podría 
                          dedicarse a fines mucho más provechosos, como la 
                          producción de alimentos. 
                           
                          
                          Por último, es fundamental 
                          estudiar el problema desde una perspectiva global. 
                          Debemos analizar el conjunto de impactos que el 
                          desarrollo de grandes monocultivos forestales con 
                          especies de rápido crecimiento puede generar en otras 
                          áreas ambientales y sociales. Si sabemos que estas 
                          plantaciones tienen un efecto negativo en el ambiente 
                          (suelo, agua, flora y fauna) y en las comunidades 
                          locales, no resulta aceptable promoverlas con un 
                          propósito ambiental, como el de contrarrestar el 
                          efecto invernadero. 
                           
                          
                          Por tanto, no hay una 
                          solución verde al cambio climático. Para hacer frente 
                          al efecto invernadero debemos proteger los bosques y 
                          reducir las emisiones de carbono, derivadas del uso de 
                          combustibles fósiles. Es un error intentar colonizar 
                          enormes áreas de tierras sin haber analizado 
                          previamente sus consecuencias. 
                           
                          
                          
                          Gisel Ducatenzeiler 
                          Moñín
                          
                          CCS. España
                          
                          
                          Convenio: La Insignia - Rel-UITA
                          
                          18 de febrero del 2004