El presidente de
Panamá, Martín Torrijos, se comprometió a promover
un debate nacional sobre la propuesta de construir
un tercer juego de esclusas del canal interoceánico.
Para el mandatario se trata de un "proyecto
nacional" que debe ser tratado...
Ante el anuncio de la magna obra, y a 92 años del
primer recorrido oficial del vapor Ancón a
través del canal, los panameños se preguntan esta
vez cuál será el costo real del principal recurso
natural del país, como si evocasen el poema One
way, de Chuchú Martínez (José de Jesús
Martínez, 1929-1990):
"Sigan la flecha, el signo /Todo en orden, en fila,
trépense al día /No hay razón para el pánico /Vamos
a abandonar esta ciudad, /esa mujer, ese trabajo,
ese cuerpo, esa edad, esa costumbre /la geometría
euclideana."
La
suspicacia se justifica.
El experto panameño Olmedo Beluche asegura que en
seis años de administración nacional el canal aportó
más dinero al país que durante los 85 años que duró
la administración estadunidense.
Hasta 1999, cuando revirtió a Panamá, Beluche dice
que el canal pagó al fisco mil 877 millones de
dólares, mientras de 2000 a 2006 habrá producido
ingresos que totalizan 2 mil 200 millones, sin
incluir gastos de funcionamiento e inversión.
Podría deducirse, entonces, que tres millones de
panameños viven como suizos y holandeses. La
realidad, tan necia ella, indica lo contrario:
12 por
ciento de desempleo (20 entre jóvenes y mujeres); 40
de subempleo, un tercio de las familias con ingresos
inferiores a los de la canasta familiar (250
dólares), y 65 por ciento de la población total por
debajo de 600 dólares. O sea, pobre.
¿Quiénes lucran o se quedan con la diferencia? Una
vez más, y como en otras naciones del continente, el
dilema político de Panamá parecería consistir en qué
hacer con los ricos, y no tanto con los pobres que
Torrijos (el grande) anhelaba emancipar con los
recursos del canal.
Si cada barco que transita por el canal
necesita 52 millones de litros de agua
dulce de la cuenca hidrográfica... ¿cuál
será su paisaje en pocos años más,
cuando 80 por ciento de la población
total del país (campesinos en su
mayoría) se concentre en tierras
contiguas a uno y otro lado del canal?
¿Cómo se impedirá que los agricultores
pobres sigan deforestando la cuenca para
que los ricos se aprovechen de estas
tierras? |
Según lo previsto en los acuerdos Torrijos-Carter
(1977), el enclave colonial-militar de Estados U
nidos desapareció. No obstante, en la tristemente
célebre Canal Zone donde el Comando Sur
entrenó a miles de torturadores y asesinos de los
ejércitos latinoamericanos, funciona hoy la
Autoridad del Canal de Panamá (ACP), encargada de
administrar la vía.
Por
su virtual autonomía respecto del Estado (v.gr.
no rendirle cuentas por los ingresos de la vía
acuática), la ACP ya es conocida como "little
canal zone" y está presidida por Alberto Alemán
Zubieta, magnate de la construcción y accionista del
principal banco de capital nacional.
Para mantener la importancia del canal en el
comercio mundial y permitir la navegación de barcos
de mayor tonelaje en dos sentidos, la modernización
exige dragado, ensanche y un tercer juego de
esclusas que facilite el paso de megabuques que
cuadruplican el tamaño de los mayores que pueden
transitar por el estrecho, doblando la capacidad de
los actuales barcos "post Panamax".
Por
otro lado, el drama del medio ambiente en ciernes.
En
una sola de las 330 mil hectáreas de la zona
canalera se pueden encontrar hasta 184 especies
distintas de árboles, y la mayor densidad de aves
que por aquí se juntan o pasan las especies del
norte al sur de América.
Fuera de ello, si cada barco que transita por el
canal necesita 52 millones de litros de agua dulce
de la cuenca hidrográfica... ¿cuál será su paisaje
en pocos años más, cuando 80 por ciento de la
población total del país (campesinos en su mayoría)
se concentre en tierras contiguas a uno y otro lado
del canal? ¿Cómo se impedirá que los agricultores
pobres sigan deforestando la cuenca para que los
ricos se aprovechen de estas tierras?
Los
tecnócratas "globalizadores" encontraron solución:
tres grandes lagos que deben inundar 213 mil
hectáreas (7 por ciento del territorio nacional...)
en las vertientes atlánticas de Colón y Coclé,
habitadas y cultivadas por 182 mil campesinos
dedicados a una agricultura de subsistencia.
El
presidente Martin (¿Torrijos?) lo niega. "Para más
seguridad", dijo, enviará a la Asamblea Nacional
(Congreso) un proyecto de ley que derogará la de
1998 que legalizaba las inundaciones con la
construcción del tercer juego de esclusas.
Oficialmente, las obras de modernización del canal
costarán 5 mil 250 millones de dólares.
Extraoficialmente se habla de un préstamo adicional
de más de 2 mil millones de dólares. ¿Sobre quiénes
recaerá el costo del proyecto? ¿Se hipotecarán los
recursos del canal? ¿Se duplicará la deuda externa?
¿Se aumentará el peaje de navíos, desalentando la
"competitividad" de los países pobres sin buques
"post Panamax"?
De
tan poco y nada que les ha tocado, los panameños no
discuten acerca de la necesidad de mejorar su canal.
Se preguntan, eso sí, a quiénes irán sus beneficios.
¿A Estados Unidos? ¿A China? En tanto, mientras el
presidente Martín elabora las propuestas del
"debate", los versos de Chuchú recorren de
ida y de vuelta el país:
"Estas son las rutas. /Estas son las rutas a las
rutas a las rutas. /Estas son las rutas a las rutas
a la mierda."
José Steinsleger
Tomado de La Jornada
10
de mayo de 2006
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