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Senadores, cómplices de la 
devastación 
 
de nuestro bosque nativo |      
El mapa de la tala del bosque nativo en nuestro país es alarmante:
de 105 millones de hectáreas que apuntaba el 
censo forestal de 1914, sólo quedan 33 millones según, indican los datos del 
Primer Inventario Forestal de Bosques Nativos realizado por la Secretaría de 
Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (2002). 
Claro que esta cifra tiene una variación diaria porque el proceso de 
devastación es permanente y continuo. 
 La cuestión es gravísima. La tala se realiza en zonas habitadas por pueblos 
originarios, que tienen al bosque como único medio de subsistencia, con una 
celeridad que debería sacudir la conciencia de los senadores. Ellos tienen 
en sus manos la posibilidad de comenzar a revertir el proceso: 
como lo grafican las entidades ecologistas, en 
Salta y Jujuy la tasa de desmonte equivale a 40 canchas de fútbol por hora.
 
 La alerta mundial sobre las consecuencias que ejerce la acción humana sobre 
el medioambiente ha sido suficientemente advertida por el Grupo 
Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, en la Cumbre Mundial 
realizada este año en París.
 
 En este sentido, los bosques cumplen un rol fundamental en la 
conservación de los suelos y la regulación climática. Es el ecosistema que 
concentra la mayor riqueza y variedad de flora y fauna, así como los insumos 
necesarios para la producción de medicinas y alimentos. Resultan, además, 
muy eficaces reguladores de las altas temperaturas por ser fijadores de 
dióxido de carbono. Asimismo poseen una gran capacidad para absorber el agua 
de lluvia por lo que contribuyen en una eficaz barrera contra las 
inundaciones.
 
 El proyecto de Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para los 
Bosques Nativos, aprobado hace varios meses en la Cámara de Diputados y que, 
según todo indica, ha sido “cajoneado” por los senadores, constituye un 
primer paso necesario para la atención de la emergencia y la base para la 
generación de políticas de mediano y largo plazo. Se requiere una 
intervención urgente para planificar debidamente el uso de los recursos 
forestales, una mirada estratégica sobre las distintas áreas que permitan 
anticipar la respuesta a las problemáticas surgidas de la combinación 
explosiva del cambio climático y lo que ya constituye el peor costado de 
nuestra identidad argentina: la falta de planificación, el estado de ensayo 
permanente, de actuar sobre la marcha de los acontecimientos, es decir, 
fatalmente tarde.
 
 En este contexto, insistimos en la apremiante necesidad de debatir temas 
medulares que refieren al diseño de políticas productivas que integren las 
distintas variables económicas, políticas, sociales y culturales. Es 
necesario superar un manejo del suelo que tiene más que ver con la 
extracción minera que con un manejo sustentable. El monocultivo y la 
expansión sin pausa de la frontera agropecuaria implican la consolidación de 
una geografía que apunta a la desertificación y a la pérdida de 
emprendimientos regionales que permitirían mantener la biodiversidad y la 
variedad productiva, base de un desarrollo consistente, menos vulnerable a 
los vaivenes del mercado externo.
   
Susana García* 
Publicado en 
www.parlamentario.com 
3 de 
setiembre de 2007 
* Diputada 
Nacional 
Foto:
mapuexpress.net 
  
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