Uruguay

Informe Bella Unión - Segunda parte

Capacitación laboral y gobierno progresista

 Representantes de los trabajadores rurales de todo el país y delegados de la central única PIT-CNT, reunidos el sábado 5 en la ciudad de Bella Unión, evaluaron los resultados del plan de capacitación laboral aplicado durante 2003 y decidieron una serie de propuestas a presentar al gobierno de izquierda que asumirá en marzo en Montevideo.

 

El programa de capacitación laboral evaluado fue producto de un acuerdo entre el Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural y la Dirección Nacional de Empleo, y fue financiado por el Fondo de Reconversión Laboral que administra la Junta Nacional de Empleo (JUNAE).

 

Según los delegados del PIT-CNT a la JUNAE este programa prevé mejorar la distribución social del conocimiento, con el fin de contribuir a la integración social. De manera general, apunta a definir una política de empleo rural que identifique, fortalezca y regule la oferta a partir de la demanda laboral.

 

La capacitación está destinada a los trabajadores rurales y a personas de bajos recursos y con dificultosa inserción en el mercado de trabajo. Organizaciones, instituciones y personalidades locales participaron en la elaboración de acciones, diferenciadas según las regiones.

 

Los cursos y talleres fueron los medios para brindar la capacitación solicitada por los grupos de trabajadores participantes. Durante 2003 se instruyó a 1.520 personas afincadas en pequeñas localidades del interior del país en rubros productivos diferentes. Los de mayor asistencia fueron los que trataron sobre horticultura y apicultura. Si bien el programa contempla la instrucción hasta los 70 años de edad la mayoría de los participantes se ubica en una franja que va de los 15 a los 35 años.

 

Tanto los participantes como los asistentes sociales Jorge Bertullo y Eduardo Arcaus, integrantes del equipo técnico que llevó adelante el plan de capacitación, evaluaron como positivo este proceso. De todas maneras, destacaron algunas dificultades con las que tropezaron a lo largo del programa. Bertullo señaló, por ejemplo, la sorpresa que constituyó para todos toparse, en un país con analfabetismo casi nulo, con analfabetos puros, es decir que nunca recibieron ningún tipo de instrucción. Un segundo obstáculo fue el alto grado de supeditación de los trabajadores a los profesionales, como ser ingenieros agrónomos, que trasmitieron información técnica pero de manera tal que acotaban los márgenes de crecimiento educativo integral de los trabajadores.

 

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También notaron cierta resistencia cultural, sobre todo de parte de peones viejos que sostienen “saber lo necesario” para desarrollar sus tareas y que consideran inútil otro tipo de instrucción. Finalmente, destacó Bertullo, apoyándose en investigaciones oficiales, que la movilidad de los asalariados en busca de trabajo actúa en contra de la concurrencia a las escuelas. Refiriéndose a los analfabetos puros con que se encontraron, Arnaus recalcó que tenían entre 15 y 20 años de edad. Se trata de muchachos que quedaron marginados del sistema escolar como consecuencia de la crisis económica, que llevó a sus padres al desempleo, provocó la desaparición de poblados rurales y el cierre de escuelas. Si a eso se suma el recorte de las frecuencias del transporte y que el gobierno generalizó el pago de peajes en las rutas a quienes debían trasladarse hacia otra localidad para asistir a la escuela se les hizo prácticamente imposible. “Hay lugares del interior donde el ómnibus pasa una sola vez por semana”, señaló Bertullo.

 

Con respecto al posicionamiento de los asalariados rurales ante el futuro gobierno progresista existió unanimidad en crear instancias de diálogo bipartitas, mantener la independencia sindical ante el poder político y trabajar en el desarrollo de formas organizativas participativas y representativas.

 

Como postulados a llevar adelante a través del PIT­CNT acordaron los siguientes:

 

1)      Mejora sustancial y progresiva del salario del trabajador rural y reducción de la jornada laboral de 8 a 6 horas.

2)       Eliminación de contratistas y sub contratistas y trato directo con los patrones.

3)       Inspecciones sorpresivas y a fondo –con participación de los trabajadores– por parte del Ministerio de Trabajo.

4)       Equiparar el seguro de paro pagado al trabajador rural con el de la industria y el comercio.

5)       Analizar el impacto de los agrotóxicos sobre el medio ambiente.

6)       Asistencia médica al trabajador rural y a su familia.

7)       A partir de la ley que crea el Instituto Nacional de Colonización vertebrar una reforma agraria con asistencia financiera y técnica que apunte a descentralizar la producción.

8)       Reformular el Estatuto del Trabajador Rural.

9)       Negociaciones colectivas.

10)   Cumplimiento de los convenios firmados con la OIT.

11)   Libertad sindical y afiliación sindical por ley.

12)   Presencia de delegados de los trabajadores rurales en las negociaciones con el gobierno.

13)   Cumplimiento del Convenio 184 de Seguridad Laboral en la Agricultura.

 

Los delegados de los sindicatos de asalariados rurales otorgaron un particular destaque al punto 12, ya que implica una participación directa de ellos mismos en las instancias de diálogo. Muy a menudo se han visto excluidos de las mismas por razones de distancia geográfica. Las conversaciones con las autoridades políticas debieron entonces ser llevadas a cabo por obreros de la ciudad, que a juicio de los rurales no conocen la problemática de la campaña.

 

 

Carlos Caillabet

© Rel-UITA

15 de diciembre de 2004

 

  

 

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