Mercosur

Con Julio Pintos*, gremialista rural y dirigente socialista

Trabajadores del campo, uníos

 

Delegados de organizaciones de trabajadores y pequeños productores agrarios del MERCOSUR reunidos en Argentina** acordaron profundizar su coordinación para enfrentar problemas comunes de la región.

 

 

La política de tierras, el endeudamiento, la agricultura familiar y los temas sanitarios fueron algunos de los asuntos abordados. Los participantes en el encuentro consideraron de primordial importancia encarar estrategias comunes en temas como el uso y la tenencia de la tierra: su creciente extranjerización, la agresión tecnológica y el avance del monocultivo.

 

-Resulta llamativo que este congreso se realizara en un país que practica el monocultivo ya que la producción primera y fundamental de Argentina es la soja.

 

-Sí, pero también es llamativo –y fue una de las sorpresas que me llevé en este congreso– que productores sojeros a los que les va bien y están superando sus problemas económicos plantearan que la soja en todos estos países daña la tierra mucho más allá de los beneficios obtenidos, que son coyunturales. Ellos fueron los que señalaron que la producción intensiva de soja expulsa gente del campo, como ser productores ganaderos y lecheros, al tiempo que genera daños ambientales. Argentina pasó de autoabastecerse a importar leche. El presidente de la Federación Agraria Argentina es un productor sojero y está alertando sobre los riesgos de los pool de siembra, que son grupos económicos que arrasan con la naturaleza. Hacen la suya y se van. Es lo que está sucediendo actualmente en el Chaco.

 

-Argentina vende su soja sobre todo a China. Si los chinos, por cualquier razón, dejan de comprar, ¿qué sucede con la economía argentina?

 

-Ante una eventualidad como la que usted plantea el gobierno argentino no tiene respuestas de efecto rápido. No se puede reinstalar a corto plazo un sistema ganadero o lechero.

 

-En poco más de un año Uruguay ha pasado de 10 mil hectáreas de soja plantada a 260 mil, y todo indica que continuará la expansión de este cultivo debido a que los impuestos a la exportación de soja aquí no superan el 3 por ciento, mientras que en Argentina rondan el 22. En caso de que en las elecciones nacionales de octubre próximo triunfe la coalición de izquierda Frente Amplio, ¿qué pasaría?

 

-La implantación y expansión del modelo sojero en Uruguay está sustentada en una ventaja impositiva, pero las respuestas productivas no han sido las esperadas. Nuestros suelos son diferentes a los suelos en que se planta soja en Argentina y no han respondido favorablemente a este cultivo, por ser muy sensibles a las secas de verano. Los productores uruguayos pronto comprobarán que el modelo sojero no les sirve, y continuarán cruzando sus producciones tradicionales.

 

Por otro lado, un gobierno progresista tendería a promover un modelo autosustentable con agricultura asociada, lo que no quiere decir que sea el propio productor de carne o leche el que practique la agricultura sino que se fomentarán asociaciones con agricultores experimentados dentro de un sistema de complementación productiva. Existen investigaciones que demuestran la viabilidad de esta opción.

 

-Los presidentes de Brasil y Argentina, Lula y Néstor Kirchner, son considerados progresistas, pero muestran tolerancia respecto a las plantaciones de soja. ¿Por qué la izquierda uruguaya obraría de manera diferente?

 

-Uruguay parte de bases distintas de esos dos países, tanto económicas como sociales. Las privatizaciones de empresas públicas y recursos naturales y la estructura productiva del modelo liberal caló mucho más hondo en Argentina que en Uruguay. Ante esta situación el gobierno de Kirchner se aferró a la producción de soja, que es lo que le vino primero, como se hubiera agarrado de cualquier otra cosa. En cambio Uruguay mantiene condiciones para salir adelante en forma más ordenada. Lo puede hacer, en algunos casos a través de medidas impositivas y en otros a través del crédito y el estímulo.

 

-Todo indica que con este tipo de congresos y organizaciones como la que usted representa se ha elevado la lucha de lo nacional a lo internacional.

 

-No podemos desconocer los procesos económicos, culturales y de todo tipo que emergen de la globalización. Para poder defender de una mejor forma los intereses de los productores familiares, en este caso del MERCOSUR, hay que actuar a los mismos niveles internacionales de quienes planifican y dirigen las políticas que se aplican en estos países. Por otra parte, nuestra organización, así como las de Brasil y Argentina, coordina acciones con otros sectores. Hay que ampliar y elevar los niveles de lucha de acuerdo a las circunstancias actuales. No podemos encerrarnos y morir de ojos abiertos.

 

-¿Cuáles considera usted que fueron los aportes uruguayos más importantes en este congreso?

 

-En Argentina y en otros países se carece de una ley de colonización como la uruguaya. Nosotros aportamos elementos jurídicos y técnicos para que en esos países se pueda contar con instrumentos que permitan el acceso a la tierra de los sectores con menores recursos económicos. Esta coordinación también se realiza entre bancadas parlamentarias.

 

 

Carlos Caillabet

© Rel-UITA

13 de agosto de 2004

 

 

 

*   Julio Pintos, delegado de la Comisión Nacional de Fomento Rural de Uruguay.

 

** En el marco del Congreso Nacional y Latinoamericano sobre Uso y Tenencia de la Tierra, que culminó en Buenos Aires el 1 de julio. En él participaron también la Confederación de Trabajadores de la Agricultura de Brasil, la Unión Agrícola de Paraguay y la Federación Agraria Argentina, que integran, junto a la Comisión Nacional de Fomento Rural de Uruguay, la Coordinadora de Productores Familiares del MERCOSUR.

 

 

  

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