Canadá - Quebec

Con Nancy Neamtan, de RIPESS

La integración con los sindicatos

es la clave del éxito de nuestra

Economía Social y Solidaria

  

Es coordinadora de la Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social y Solidaria (RIPESS), y presidenta directora general del Chantier1 de la Economía Social de Quebec, Canadá. Sirel dialogó con ella mientras se desarrollaba la reciente Cumbre Pancanadiense de la Economía Comunitaria celebrada en Ottawa, Canadá, abordando diversos aspectos de la relación entre los emprendimientos de la Economía Social y Solidaria (ESS) y el movimiento sindical.

 

-¿Cómo describirías al Chantier de la Economía Social?

-Es un gran punto de encuentro que agrupa a un conjunto de actores para promover y desarrollar la economía social y solidaria en Quebec. Esto significa que somos un grupo de redes de empresas cooperativas, asociativas en diversos sectores como la vivienda, el medio ambiente, las cooperativas de trabajo, los centros educativos para la primera infancia (guarderías). Además de esta red de empresas colectivas, agrupamos redes que trabajan en el desarrollo de sus comunidades locales, tanto en medios urbanos como rurales. A esto se agrega algo que para nosotros es de suma importancia, y son los grandes movimientos sociales que apoyan el desarrollo de la ESS como una contribución a la democratización económica. Me refiero, por ejemplo, a las dos centrales sindicales más importantes de Quebec, el movimiento de jóvenes, de mujeres, el movimiento asociativo por una democracia cultural, entre otros.

 

El Chantier se ha dado una misión, que es la promoción de la ESS para que las personas que lo desean puedan concretar emprendimientos que respondan a las necesidades de sus comunidades. También pone un conjunto de herramientas a su disposición para lograr la concertación entre el conjunto de los agentes involucrados en cada acción. Nuestra propia estructura es un espacio de concertación y de trabajo conjunto sobre los temas que nos reúnen.

 

-¿Puedes dar un ejemplo?

-Tenemos un comité de condiciones de trabajo que se reúne con una red de empresas, analiza las condiciones laborales en las empresas colectivas, estudia junto al movimiento ecologista cómo mejorar las prácticas ambientales de nuestras empresas; esto es, un espacio de concertación donde tratar las diferencias, las contradicciones y buscar las soluciones colectivamente.

El Chantier se ha dado una misión, que es la promoción de la ESS para que las personas que lo desean puedan concretar emprendimientos que respondan a las necesidades de sus comunidades. También pone un conjunto de herramientas a su disposición para lograr la concertación entre el conjunto de los agentes involucrados en cada acción

 

Por otra parte, tenemos también un mandato de representación, por lo que estamos reconocidos por el gobierno de la provincia de Quebec, y también por el conjunto de la sociedad civil, tanto en la provincia como a nivel internacional, donde somos representantes de la Economía Social.

 

-¿Cuáles son los lazos históricos entre la economía social y los sindicatos en Quebec?

-Es un tema de primera importancia y, creo, una clave del éxito y de la fuerza del movimiento de la ESS en Quebec. Realmente no se trata de algo reciente; existen cooperativas y asociaciones desde hace mucho tiempo en nuestra provincia, pero la renovación de ese movimiento ciudadano en el corazón de la economía tiene sus raíces en el principio de los años 80, cuando se dieron simultáneamente dos debates socialmente muy importantes.

 

Uno de ellos fue en el seno del movimiento sindical. Mientras la sociedad buscaba caminos para salir de la crisis económica que padecimos en aquel momento -luego vendrían otras-, la Federación de Trabajadores de Quebec (FTQ) comenzó a preguntarse si permanecería siempre en una actitud defensiva, lo que incluye una de las funciones esenciales de los sindicatos como es la negociación de Convenciones Colectivas y de condiciones de trabajo, o si adoptaría un comportamiento “proactivo”, esto es, actuar para resolver el problema de fondo como crear empleos, salvar empleos.

 

La FTQ negoció con el Estado un marco legal que permitió la creación del primer fondo de los trabajadores de Canadá que se llama “Fondo de Solidaridad de los Trabajadores y Trabajadoras de la FTQ”.

 

Se trata de un fondo de pensiones -complementarias al régimen general- que es controlado al 100 por ciento por los sindicatos de esta central, y que tuvo por objetivo estimular a los trabajadores que no tenían fondo de pensión o carecían del hábito de ahorrar para su retiro, el comenzar a hacerlo, y una vez acumulados los recursos suficientes, el Fondo debía invertir para crear y sustentar el empleo en la provincia de Quebec. Así, el 60 por ciento de la recaudación del Fondo debe ser destinado obligatoriamente en la actualidad a ese fin.

 

Se trató de un cambio extremadamente importante en el panorama social, que provocó un efecto de emulación en otras centrales sindicales, y al mismo tiempo respondió a la misma pregunta que también se estaba haciendo el movimiento asociativo: trabajábamos para defender las leyes sociales, sobre todo de los sectores en situación de pobreza en los barrios urbanos, pero nos cuestionábamos si en realidad nuestra labor no colaboraba a reproducir la pobreza, porque el modelo de desarrollo de aquella época, con el auge del neoliberalismo, Ronald Reagan en Estados Unidos, Margaret Thatcher en Inglaterra, no permitía otra cosa.

En ocasión de una nueva crisis que se presentó en los años 90 vimos que estábamos en condiciones de promover la ESS como respuesta a esa crisis, a la necesidad de crear empleos. En ese momento el movimiento sindical estuvo desde el primer día junto a nosotros para desarrollar esta idea

 

-¿Cómo fue el proceso para operar ese cambio?

-No éramos muy numerosos en aquella época, lo que facilitó un poco todo, pero fueron debates por momentos desgarrantes. Finalmente llegamos a la conclusión de que debíamos ocuparnos de la economía, pero de una manera nueva. Nosotros estábamos emplazados en el sudoeste de Montreal, en un barrio que era un corazón industrial de Canadá, y estaban ocurriendo muchos cierres de fábricas, había gente que ya era la segunda generación de desempleados, y nuestras luchas se entrecruzaron en el terreno.

 

Comenzamos a trabajar junto al movimiento sindical para salvar nuestras fábricas, desarrollar el empleo y la capacitación de los trabajadores ya que rápidamente detectamos un déficit en la formación de base y la calificación de muchos de ellos.

 

Construimos entonces lo que llamamos las Corporaciones de Desarrollo Económico Comunitario que aún existen y que incluso inspiraron cambios en la política pública de Quebec hacia las comunidades, pero que sobre todo nos mostraron que establecer una política de alianzas era muy importante no sólo en el plano social, sino también en el económico.

 

Esta construcción de asociativismo se fue desarrollando con el tiempo, y en ocasión de una nueva crisis que se presentó en los años 90 vimos que estábamos en condiciones de promover la ESS como respuesta a esa crisis, a la necesidad de crear empleos. En ese momento el movimiento sindical estuvo desde el primer día junto a nosotros para desarrollar esta idea.

 

Esto no quita que hubo debates bastante importantes ya que, con toda lógica, había temores. Por ejemplo, el sindicato del sector público tenía reservas respecto a que el gobierno utilizara esa voluntad ciudadana de autogestión para responder a las necesidades sociales con mecanismos más baratos y que eliminara empleos públicos.

 

Pero en el marco de esta relación de complicidad, de trabajo conjunto entre nosotros, pudimos dar ese debate de manera franca, transparente y productiva. Pudimos definir dónde termina el servicio público y dónde comienza la autogestión comunitaria de sus propias necesidades sin que haya afectación al empleo. Más aún, con el tiempo y el crecimiento de nuestros emprendimientos, vimos nacer un sindicato de dependientes de la ESS, lo que, contrariamente a los empleadores convencionales, nos pareció muy bien.

 

También es cierto que les pedimos a los sindicatos que repensaran la forma de practicar el sindicalismo, ya que no puede ser la misma que, por ejemplo, en General Motors o en una corporación transnacional que en un pequeño centro educativo infantil sin objeto de lucro, controlado por los padres en un barrio. Está muy bien que haya un sindicato, pero la forma de relacionarse no puede ser la misma.

 

Estas cosas han hecho que haya un diálogo muy fluido e intenso con el movimiento sindical, al punto que las centrales están presentes y participan activamente en la estructura del Chantier, así como en todas las demás organizaciones que se han construido para desarrollar la ESS en Quebec.

Otro nivel muy importante de colaboración con las centrales sindicales son los fondos de solidaridad, que en el caso de la FTQ alcanza ya a 7 mil millones de dólares, y que estatutariamente debe dedicar en un 60 por ciento a inversiones dentro de nuestra provincia de Quebec

 

-¿El sindicalismo en las empresas de ESS respetan igualmente las leyes laborales?

-Por supuesto, y en general reciben retribuciones superiores que en los mismos empleos en las empresas convencionales. Pero se trata de ir más allá, mejorar la forma de trabajo conjunto; en los casos en los cuales existe una parte del ingreso asegurado por subvenciones del Estado, se intenta luchar juntos para mejorar las retribuciones, asegurar mejor calificación para los trabajadores y trabajadoras, inclusive se crearon nuevos oficios.

 

Por ejemplo, innovamos abriendo una empresa que ofrece ayuda doméstica a personas de edad avanzada que han perdido algo de autonomía pero no quieren ir a centros de ancianos. Esta tarea no existía institucionalmente, y es una labor muy calificada porque no sólo hay que limpiar, cocinar, sino que también se comparte la intimidad de otra persona, se establece una relación de confianza y afecto y es necesario saber discernir muchas cosas delicadas, incluso si es necesario en algún momento prevenir a los servicios sociales o de salud sobre la situación de alguna de estas personas. Por eso, junto a las empresas comunitarias que brindan este servicio, creamos un curso de capacitación que está reconocido por el Estado y que acaba de diplomar a su primera generación.

 

Otro tanto hemos hecho en la gestión de materiales residuales, donde se crearon varias empresas que reciclan y reducen el despilfarro de materiales. La primera tarea es la selección de aquello que puede ser reciclado si no se tira a la basura, lo que permitió desarrollar un oficio al que llamamos “valorista”, y que trabaja en la puerta de ingreso de estos materiales. Selecciona lo que es, por ejemplo, telas, algodón, seda, fibras sintéticas para saber qué vale cada cosa. Esto aumentó la productividad de estas empresas de manera sensible.

 

Estas cosas nunca se podrían haber realizado sin la asociación con los sindicatos.

 

Más recientemente, agrupando organizaciones de mujeres, de jóvenes, emprendimientos de la ESS, se creó un fondo de pensión complementaria “multiempleadores”, de forma que si uno trabaja en una pequeña estructura, la empresa puede adherirse a este fondo, cosa que antes no era posible porque los fondos de pensión existían sólo en las grandes empresas o en la función pública.

 

Por supuesto, otro nivel muy importante de colaboración con las centrales sindicales son los fondos de solidaridad, que en el caso de la FTQ alcanza ya a 7 mil millones de dólares, y que estatutariamente debe dedicar en un 60 por ciento a inversiones dentro de nuestra provincia de Quebec.

 

Igualmente, la Central de Sindicatos Nacionales (CSN) de Quebec, tiene un fondo más pequeño pero más especializado en la ESS, con una gestión participativa y un foco dirigido a las empresas ambientales. También con ella hemos creado un fondo de 20 millones de dólares que son invertidos en empresas de capital social y cuyo control es cedido a los actores locales, contrariamente a lo que ocurre en el mercado habitual de créditos, donde las empresas que solicitan asistencia deben compartir el control de su actividad con el financista. Aquí existe un respeto total hacia el agente económico productivo, hacia su misión social, ambiental, cultural.

 

-¿Qué diferencia hay entre una empresa de la ESS y una cooperativa?

-Lo que comprendimos en Quebec es que había cooperativas muy antiguas, como lo es la mayor institución financiera de la provincia que fue creada hace más de 100 años. En 1996 tuvimos la ocasión de reunirnos y adoptar un vocabulario común que es el de la ESS, definida como la empresa colectiva, ya sea asociativa o cooperativa, gestionada democráticamente, sin objeto de lucro, que respeta la primacía de la persona sobre el capital, con autonomía de gestión en relación con el Estado.

Descubrimos que reuniéndonos todos

-las cooperativas, las asociaciones, las mutuales- demostrábamos que teníamos un peso económico importante y representábamos una forma diferente de realizar actividades económicas

 

Descubrimos que reuniéndonos todos -las cooperativas, las asociaciones, las mutuales- demostrábamos que teníamos un peso económico importante y representábamos una forma diferente de realizar actividades económicas. De allí a demandar políticas públicas que reconocieran las especificidades de esas empresas, no hubo más que un paso.

 

Es cierto que algunas de las grandes y antiguas cooperativas han olvidado un poco sus raíces, pero podemos decir que la vasta mayoría de las pequeñas cooperativas integran el Chantier y, por tanto, este gran movimiento que procura promover una transformación de la economía y de la sociedad.

 

El Chantier fue creado acumulando experiencias del pasado. El movimiento sindical y el cooperativo nacieron simultáneamente en reacción ante el capitalismo. El primero para proteger a los trabajadores contra los abusos patronales y empresariales, y el segundo para controlar democráticamente los medios de producción. Pero ocurrió que a menudo ambos sectores no se visualizaban como formando parte de la misma familia. Por eso nos aseguramos de que desde el principio, la estructura misma del Chantier no se apoyara solamente en las empresas de ESS, sino también en los movimientos sociales con vocación de transformación social y en los actores territoriales, para encontrar un equilibrio interno a largo plazo asegurándonos que las empresas de ESS permanezcan siendo una herramienta de desarrollo y no un fin en sí mismo.

 

-Has sido designada coordinadora por un año de la Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social y Solidaria (RIPESS). ¿En qué está la Red?

-En RIPESS se ha definido que la rotación en estos cargos es la política que seguiremos en adelante, lo que me parece muy bien. Somos una red de redes que está aún emergiendo a partir de una dinámica que comenzó en América Latina, en Lima en 1997, que continuó en Quebec en 2001, luego en Senegal en 2005 donde se formalizó finalmente la estructura de RIPESS.

 

Nos definimos como “intercontinentales” y no “internacionales” porque consideramos que la nuestra debe ser una red que crezca desde su base, con expresiones locales, regionales, nacionales y continentales, con sus propias realidades y características que queremos respetar. Por eso pensamos en conformar una red en cada continente.

 

Así están surgiendo la red en América del Norte con Estados Unidos y Canadá, otra en América Latina, la región donde sin duda las redes de ESS están mejor implantadas y reconocidas, en Europa hay un movimiento que apunta a la creación de su capítulo RIPESS el próximo año, después de la realización del II Encuentro Intercontinental que tuvo lugar en 2009 en Luxemburgo. En África se están creando diversas redes y habrá un gran encuentro continental en octubre próximo en Marruecos donde probablemente se formalizará la existencia de RIPESS-África. Y en Asia se está desarrollando el mismo proceso; el III Encuentro Intercontinental de RIPESS se celebrará en Filipinas en 2013.

 

Por lo tanto, poco a poco y con nuestra propia dinámica, estamos construyendo nuestro movimiento con verdaderas raíces locales, nacionales y regionales, evitando otras lógicas que, a menudo, vienen impuestas por organizaciones que sólo pretenden hegemonizar las iniciativas de la sociedad.

  

En Quebec, Carlos Amorín

Rel-UITA

5 de julio de 2010

 

 

 

 

1- En francés, obra, obraje de una casa o edificio en construcción.

 

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