Los nuevos campos de petróleo

Expertos alertan sobre uso
masivo de biocombustibles

 

 

Los biocarburantes, que son piezas clave para combatir el cambio climático, se obtienen de cultivos que a veces son básicos para el sustento alimentario de países del Sur

 

Los cultivos para producir biocombustibles - la opción energética que se abre paso para suplir a la gasolina o el gasóleo como carburantes- empiezan a tener una fuerte contestación social. Las ONG de diversos países productores de la materia prima (de soja argentina y brasileña, o de palma de Indonesia y Malasia) vienen denunciando los estragos que causan la actual agricultura industrial y los cultivos energéticos: deforestación, despoblamiento del campo, pérdida de biodiversidad, contaminación de las aguas, hacinamiento en las ciudades y hambre. También alertan de que estos productos vegetales, reclamados por el Norte rico para llenar los depósitos de los coches, son clave para su sustento básico y su seguridad alimentaria.

 

En una línea casi coincidente, un informe de la ONU alertó la semana pasada de que la carrera para producir ingentes cantidades de biocombustibles (a partir del maíz, la caña de azúcar, la soja o la palma) puede causar más deforestación, hambrunas y hacer más pobres las poblaciones rurales. La ONU no se opone al aumento de los carburantes vegetales, pero teme que esta fuente de energía se extienda sin control y sin tener en cuenta todas sus consecuencias.

 

Los biocombustibles están bendecidos por los científicos del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático para reducir las emisiones de los gases que calientan la tierra. Sin embargo, cada vez se oyen más voces críticas. Las reservas y cautelas son compartidas en España por Veterinarios sin Fronteras, el Observatorio de la Globalización y la Xarxa de Consum Solidari, que ha pedido que se posterguen los planes para promocionar su uso hasta que se despejen todas las dudas.

 

Impactos de los monocultivos

 

 "Los biocombustibles van a acentuar y agravar los actuales desarreglos de un modelo agrario que ha causado daños sociales y ambientales, así como pobreza en muchos países", explica Jorge Rulli, investigador del Grupo de Reflexión Rural de Argentina, que impartió una conferencia el viernes en Barcelona. El temor es que se repitan y amplifiquen los impactos de los cultivos transgénicos (de maíz o soja) en Argentina y Paraguay. "Los monocultivos han provocado desplazamientos masivos de la población hacia las ciudades y contaminación de los campos. La industria agraria apenas da trabajo, y el desempleo rural alimenta el desempleo urbano", sentencia este investigador. "Vamos a convertir nuestros campos de soja en nuevos campos de petróleo",se lamenta. Según Rulli, el impacto de las expectativas de los biocombustibles ya se está notando en su país. "Se especula con la tierra; se ha encarecido su precio y no hay donde poner el ganado, que empieza a ocupar las tierras bajas y los costados de las rutas", dice.

 

La crisis de México

 

El referido informe de la ONU señala también que los cultivos energéticos (cereales o caña de azúcar para obtener bioetanol, y soja o palma dedicada a aceites para biodiésel) pueden causar un desequilibrio en el abastecimiento alimentario. El peligro es que se destinen a este fin las tierras, las aguas y otros recursos en detrimento de los productos básicos. La escasez y la subida de precios agravaría las condiciones de la población pobre. En México, la subida del precio de las tortillas de maíz (alimento básico de la dieta mexicana), debido al desvío de la producción del grano a etanol para EE.UU. ha provocado un gran malestar social.

 

Incluso se podría abrir una mayor brecha entre pobres y ricos. "Si ponemos a competir los precios de los cereales y las leguminosas entre las familias del Sur que lo necesitan para su sustento y las familias de los países industrializados que lo piden para llenar los depósitos de sus coches, está claro quién podrá pagar más, y a qué se dedicará", dice Gustavo Duch, director de Veterinarios sin Fronteras.

 

Risgos de la forestación

 

Además, la UE prevé importar grandes cantidades de materia prima (palma, soja) procedentes de bosques tropicales, turberas y otros ecosistemas, denuncian estos mismos grupos. "Los biocombustibles son una amenaza para los bosques", dice Rulli, quien alerta de los peligros que se ciernen sobre Ecuador, Colombia o Brasil. En Indonesia los planes para desarrollar los biocarburantes (vinculados a la política europea) prevén multiplicar por 43 la producción de aceite de palma, lo que destruirá 20 millones de hectáreas de bosque tropical, según Veterinarios sin Fronteras.

 

Ahorro y eficiencia, la solución

 

Jorge Rulli sostiene que se debería poner el acento en otras soluciones (la eficiencia y el ahorro energético). "Con los biocombustibles hay dos peligros. Además de las consecuencias negativas sobre la alimentación y el medio ambiente, se están creando falsas expectativas y falsas esperanzas tecnológicas. El peligro es que se baje la guardia en materia de ahorro energético y consumo responsable, que son las soluciones clave que necesitamos para mitigar el cambio climático y acercarnos a una sociedad más justa", dice Gustavo Duch.

 

Antonio Cerrillo

La Vanguardia

16 de mayo de 2007

 

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