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STIBYS 
 
Sindicato de Trabajadores 
de 
la Industria de la Bebida 
y 
Similares |    
Comunicado a la opinión 
pública nacional e internacional 
   
El capitalista Miguel Facussé, famoso por 
participar de la quiebra de CONADI (Corporación Nacional 
de Inversiones) por préstamos que nunca pagó al Estado 
que era su aval, sino que nos tocó pagarlos a los 
hondureños en vista de sus poder para manipular  
diputados, jueces y ministros, vuelve a estar en las 
primeras noticias como responsable de crímenes contra 
campesinos en el Bajo Aguán.   
No bastándole con haberse quedado con muchas empresas 
financiadas por CONADI, procedió, aprovechándose de la 
Ley de Modernización Agrícola que sustituyó a la ley de 
Reforma Agraria y de la devaluación del Lempira en la 
década de los 90s,  a adueñarse  de miles de hectáreas 
de tierra en el Aguán, despojando a los campesinos de la 
zona.    
Además, se apoderó de parte de las tierras donde estaba 
el CREM (Centro Regional de Adiestramiento Militar). En 
todas estas zonas para mantener su hegemonía feudal, 
mantiene un aparato militar de aproximadamente 200 
hombres fuertemente armados y que como no han podido 
expulsar a los campesinos, a quienes pertenecen esas 
tierras por aplicación de la Ley de Reforma Agraria, 
proceden a asesinarlos.    
Las tierras que detenta Facussé son de las 
mejores del país, que deberían estarse dedicando a 
producir granos de primera necesidad, que se han 
encarecido porque a estos capitalistas lo único que les 
interesa son sus ganancias. Esas tierras por el 
contrario están sembradas de palma africana con 
préstamos dados a Facussé por el Banco Mundial, 
sin duda de nuevo con el aval del Estado.   
En la última masacre cometida el 15 de noviembre en 
“Tumbador” Departamento de Colón, se contabilizan cinco 
campesinos asesinados.   
El STIBYS condena este tipo de  prácticas 
criminales, realizadas por golpistas, racistas y 
genocidas que pretenden ser dueños no solo de las 
tierras que detenta, sino de la vida de los campesinos 
hondureños.   
El STIBYS exige a la Comunidad Internacional que 
intervenga urgentemente a fin de detener tanto el 
crimen, como la violación sistemática de los derechos 
humanos cometida por los golpistas, acciones que quedan 
impunes ante la indiferencia cómplice de organismos como 
la ONU y OEA. 
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