Uruguay

El azúcar resiste

 

Tiempo atrás la agroindustria azucarera fue una de las principales industrias del norte del Uruguay. La ciudad de Bella Unión vivía de ella. Hoy, en razón de políticas deliberadas para liquidarla, en particular del actual gobierno, con la complicidad de los directorios de turno de CALNU, se está poniendo en riesgo su continuidad. Sin embargo, no todo está perdido.

 

Fotografía: Suci Viera

 

En Bella Unión la actividad agrícola fundamental ha sido y es el cultivo de caña de azúcar. El funcionamiento social y económico de la ciudad se ha basado en él. Desde hace años, este pueblo viene denunciando las consecuencias que podría tener la desaparición de esta actividad productiva. Las señales que ha dado para defender la misma han sido innumerables. La producción e indus-trialización de la caña de azúcar están imbricadas a una amplia base social: se genera trabajo para miles de ciudadanos de Bella Unión y localidades adyacentes. Por otro lado, constituye una de las actividades agropecuarias que más trabajo genera por hectárea. También promueve la autonomía del agricultor, que puede obtener su propia semilla y que en la fase productiva en esta región apenas utiliza fertilizantes y herbicidas y no usa otros agrotóxicos debido a que en el cultivo no hay incidencia significativa de plagas y patógenos en el cultivo, lo que provoca un ahorro apreciable en insumos.

 

A partir de 1992, con los tratados del Mercosur y la disminución de los aranceles que protegían al sector, comenzó una crisis sin precedentes que se expresa en la pérdida de un tercio de la superficie plantada con caña de azúcar: de casi 10 mil hectáreas se pasó a las 3.200 de la actualidad.

 

La industria azucarera, o mejor dicho, la agroindustria azucarera (porque hablamos de un proceso que comienza en el agro y termina en el sector industrial) ocupaba trabajadores en forma permanente, lo cual no es común en las tareas rurales del campo uruguayo, caracterizadas por la zafralidad. En las épocas en que el área planteada llegaba a las 10 mil hectáreas había 2.000 trabajadores ocupados en el campo y 700 en el ingenio durante 7 meses, contra los 900 y 480, respectivamente, que laboran hoy durante apenas dos meses de zafra. Este proceso de desocupación crónica y de precarización del empleo aún no se ha detenido.

 

Otro aspecto fundamental de la producción de caña de azúcar es que está asociada a la definición de políticas energéticas respetuosas de los recursos humanos y materiales de que se dispone. Sustituir el petróleo -recurso finito y que consume divisas para su importación- es de suma importancia para la economía nacional, al tiempo que implica reducir las emisiones de CO2 generadas por los combustibles fósiles, según lo acordado en el Protocolo de Kyoto. ¿Cuál es la relación entre ambas cosas? En 1925 Henry Ford señalaba que “El combustible del futuro se derivará de los productos agrícolas”. A partir de la caña de azúcar se puede obtener etanol, una de las posibilidades más rápidas y sencillas de que dispone Uruguay para desarrollar un combustible basado en una actividad productiva que resulta de vida o muerte para los centros poblados donde se realiza.

 

Algunos números: agregar un 10 por ciento de etanol al combustible reduciría hasta un 30 por ciento las emisiones de monóxido de carbono y en entre 6 y 10 las de dióxido de carbono, eliminando a su vez el uso del MTBE (metil-ter-butil-eter), compuesto químico derivado del petróleo que, de acuerdo a los estudios de la Agencia Ambiental de Estados Unidos (EPA) es un potente cancerígeno, altamente volátil, soluble en el agua. El MTBE está incluido en una lista de sustancias peligrosas prohibidas en numerosos estados de Estados Unidos, así como en Canadá, Brasil y otros países.

 

El etanol representa una importante alternativa como combustible automotor: reporta un índice de octano superior al de la gasolina y tiene una presión de vapor inferior, resultando en menores emisiones evaporativas. En Brasil, el uso de gasohol ha tenido un impacto sumamente positivo en los últimos años.

 

El etanol debería emplearse como sustituto del MTBE. Esa fuente renovable de energía está en nuestros suelos agrícolas garantizados con la energía solar que reciben, lo que permitiría recurrir al inventario de tierras sin sembrar que poseemos para ampliar nuestros cultivos de caña de azúcar, usada principalmente como biomasa con fines energéticos, sin dejar de considerar los fines azucareros.

Sin embargo, el litoral oeste y el centro-norte del Uruguay han sido regalados a sociedades anónimas extranjeras que han impuesto planes de forestación y “sojización”, destruyendo los suelos y destruyendo empleos, si se lo compara con los que generaba la producción e industrialización de la caña de azúcar. La sociedad uruguaya no ha recibido prácticamente ningún beneficio en este proceso.

 

Los trabajadores de la zona saben que la caña es la base fundamental que mueve al pueblo de Bella Unión. Esos trabajadores nacieron entre las cañas, y a la caña la ven como cultura, como alimentación, como un todo. En los 60 días que ahora dura la zafra se percibe el movimiento de los comercios, la gente trabajando en las ferias. Al no haber caña hay muertes por hambre. Los intentos de reconversión que se han llevado a cabo no dieron los frutos esperados, en particular porque no se originó la demanda de mano de obra que pide la caña de azúcar. Por todo esto es que decimos que la caña de azúcar es la vida de Bella Unión. Inclusive hoy, en las épocas de zafra, aunque sean tan cortas y las hectáreas plantadas sean tan pocas, hay otro ánimo. Luego de esos dos meses de trabajo prácticamente el resto del año los trabajadores quedan hundidos en la miseria. Después que se acaba la poca plata que se pudo juntar, empiezan a emigrar de Bella Unión buscando trabajo. Y todo vuelve al mismo estado de pobreza, y la ciudad en ese tiempo languidece, muere.

 

La gente, pese a todo, no baja los brazos, pero no es fácil, se necesita mucho apoyo. Tenemos que saberle llegar a la población de Bella Unión y de todo el país para que se entere de lo que está pasando con la agroindustria azucarera.

 

La semana pasada, en Artigas, el presidente Jorge Batlle, quien no deja de sorprendernos, afirmó: “El azúcar no existe”. Y agregó: “esa industria se terminó”. Señor Presidente, desde el surco los trabajadores le dicen: afortunadamente existimos, y nunca nos terminaremos.

 

 

Leonardo de León

(Rel-UITA)

 

Luis Carlos López

Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA)

 

Carlos Píriz

Sindicato de Obreros de CALNU Artigas (SOCA)

 

12 de octubre de 2004

 

 

  

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