Uruguay

Producción de carne natural y transgénicos

 

La apertura indiscriminada de transgénicos en Uruguay,

 hipoteca el prestigio internacional de sus carnes

 

 

En agosto de 2003 realizamos una interpelación al Ministro de Ganadería Agricultura y Pesca, Ing. Aguirrezabala  por la forma en que se había habilitado la introducción al país del  maíz transgénico MON 810. La misma terminó con  44 legisladores que reclamamos revocar la autorización y 44 legisladores que, sin apoyar directamente al Ministro, le habilitaban el ingreso del maíz transgénico. Como fue empate, la resolución siguió en píe y el maíz se introdujo y se sembró la zafra pasada.

 

Hace algunos días nos enteramos que se había habilitado otro evento  de maíz transgénico, que al igual que cuando el caso del MON 810 se discutió en el máximo sigilo. Al respecto realizamos un pedido de informe parlamentario al MGAP y al Ministerio de Medio Ambiente, donde solicitamos también información sobre el seguimiento realizado a la siembra comercial del MON 810. Hasta la fecha no hemos tenido respuesta.

 

Cuando en la interpelación  argumentamos que era precipitado la habilitación de nuevos transgénicos y en particular en el maíz, decíamos que además de los pocos o nulos estudios a nivel local sobre el posible efecto en el medio ambiente y en la salud, había una razón de índole comercial que, por si sola, era suficiente como para aplicar el principio de precaución. Uruguay país básicamente ganadero que tiene su fortaleza en las condiciones naturales de producción, con la apertura indiscriminada de transgénicos estaría hipotecando su prestigio internacional. Decíamos también que en Europa, mercado de mayor valor para nuestras carnes, cada día exigen más alimentos naturales libres de transgénicos, y que en el caso de la carne y los lácteos las exigencias se trasladan a los alimentos de los animales  productores.

 

EUREPGAP es una organización europea que agrupa la mayor parte del comercio de distribución minorista de alimentos, tiene normas que tienden al desarrollo de las buenas prácticas agropecuarias, definiendo elementos esenciales en la producción de ganado, cultivos, etc., aceptables para los principales grupos minoristas. La razón por la que se ha desarrollado es por el incremento en la conciencia del consumidor europeo en cuanto a la calidad de los productos agropecuarios. Los consumidores quieren estar seguros de que lo que están consumiendo  se produce de manera segura, en un ambiente amigable y que el bienestar tanto humano como animal no se está comprometiendo bajo ningún punto de vista. Con la certificación de Euregap,  los consumidores tienen las garantías de producción segura de alimentos, los productos que no se ajusten a estas normas quedan fuera de los mercados de primer nivel y van a mercados secundarios de muy bajos precios.

 

Cuando la interpelación procuramos obtener la normativa Euregap  para la carne y en el LATU, organismo que en Uruguay certifica para dicha organización, se nos la negó, tampoco el MGAP la proporcionó, aunque tiempo después nos enteramos que en la Oficina de Programación y Políticas Agropecuarias del Ministerio había un informe, que fue ocultado al parlamento, que aconsejaba prudencia en la habilitación del maíz transgénico por los riesgos comerciales frente al panorama europeo de mayores exigencias. Hace pocos días nos enteramos de un comunicado internacional del Instituto Nacional de Carnes titulado “LA CARNE URUGUAYA PROVIENE DE ANIMALES QUE NO CONSUMEN ORGANISMOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS”, en el mismo tratan de demostrar que nuestros ganados consumen pasto y que no hay pastos transgénicos en el país, cosa que es cierta, pero en realidad el comunicado está reafirmando que no es indiferente el tema de los transgénicos al mercado mundial de la carne y hay que salir a hacer propaganda de nuestra condición de carnes naturales.

 

En la interpelación antes citada se le dijo al Sr. Ministro que era contradictorio tratar de generar una imagen y una marca de país natural con la apertura a los transgénicos y que la habilitación de maices genéticamente modificados no le traería mayores beneficios al Uruguay, país marginal en la producción maicera, y que por el contrario lesionaría mucho su fortaleza de país de producción natural.

 

La realidad hoy ya lo esta demostrando, en este tema se actuó precipitadamente y en función de compromisos asumidos por el gobierno con transnacionales a las que les interesaba incluir a Uruguay como un país más de los “modernos” y no se escuchó las advertencias venidas de muchos sectores de la sociedad, en particular de las gremiales agropecuarias, se silenciaron los informes técnicos de los ministerios involucrados y el INAC se hizo el distraido, saliendo ahora a tratar de enmendar el error.

 

Bien deben saber los directivos de INAC y las autoridades del Ministerio que los cosumidores europeos de carne tienen  muy en cuenta la alimentación que recibe el ganado. En este sentido, según los últimos documentos de EUREPGAP, a partir de enero de 2004, se exige que si hay alguna declaración de ausencia de material geneticamente modificado en los alimentos que consumen los animales, debe estar acompañada de un certificado de cumplimiento, sin opción de no aplicable.

 

Esto seguramente nos traerá problemas ya que, aun en la ganadería extensiva, el maíz es utilizado muchas veces como complemento forrajero. Pero lo insólito es que al mismo tiempo que INAC saca el comunicado internacional, nos enteramos por el diario El Pais del 26/7/04 que el MGAP autorizó el ingreso de 5 variedades de maíz transgénico.

 

La irresponsabilidad que ya sufrimos en experiencias anteriores y la improvisación sin medir consecuencias parece ser la constante de la política agropecuaria del gobierno.

                                                                                      

Ing. Agr. Gustavo Guarino

Diputado Encuentro Progresista – Frente Amplio

11 de agosto de 2004

 

 

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