Uruguay

 

Medida cautelar contra la producción de transgénicos en Montevideo

 

 

Un fiscal uruguayo solicitó una medida cautelar contra la producción de cultivos transgénicos en la zona rural del departamento de Montevideo, una de las pocas zonas del país que hasta ahora no ha sido invadida por los organismos genéticamente modificados. “Hay que preservar la producción agrícola sana”, dijo el fiscal.

 

La medida de “no innovar”, que según el matutino La diaria cuenta con el aval de una jueza, fue dictada luego de que productores orgánicos instalados en la cuenca del arroyo Pando, en la periferia de Montevideo, alertaran contra “el desembarco” de soja y maíz transgénicos en el área. “Sería la muerte de nuestra producción y la transgenización total del Uruguay”, dijeron los productores.

 

“El territorio uruguayo está en disputa entre diversos intereses. Algunos de ellos son muy poderosos. Es el caso de las empresas, la mayoría transnacionales, que promueven los cultivos transgénicos, cuya inocuidad para los humanos y sobre el medio ambiente no está probada. Las autoridades del Estado deben preservar a ambos”, señaló el fiscal Enrique Viana que solicitó la medida cautelar.

 

Conocido como “el fiscal verde”, Viana pretende que tanto la Intendencia Municipal* de Montevideo (IMM) como los ministerios de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) y de Agricultura, Ganadería y Pesca (MGAP) intervengan decididamente en el caso, tomando iniciativas concretas para frenar la llegada de los transgénicos a la capital uruguaya.

 

Para ello, tras la medida cautelar, que si es finalmente adoptada por la justicia supone una moratoria a la producción de transgénicos en Montevideo, Viana se propone entablar un juicio contra los tres organismos públicos.

 

El objetivo del fiscal es “prohibir” la producción de transgénicos en Montevideo. Recordó que en 2002 la Junta Departamental, el organismo legislativo de la capital, recomendó que Montevideo fuera una ciudad libre de transgénicos.

 

No es esa precisamente la postura de la IMM, el MGAP y el MVOTMA. Las tres dependencias públicas esgrimen que “no hay pruebas” contra los transgénicos y que en “el país” se decidió la “coexistencia” de ambas producciones, la orgánica y la transgénica, una coexistencia “regulada por ley”. “No podemos intervenir, no tenemos mecanismos legales para prohibir los transgénicos”, argumentan todos ellos.

 

Andrés Silva, director de la Unidad de Montevideo Rural de la IMM, dijo a La diaria que según las informaciones de que dispone hay ya “más de una docena de cultivos de transgénicos en este momento en el departamento de Montevideo”.

 

Un mes antes, Silva había declarado al diario El País que si la producción de transgénicos no se había generalizado en la zona rural de la capital, como ya lo está en el resto del Uruguay, se debía a la dimensión de los predios. “El tamaño promedio de un predio rural en Montevideo es de 10 hectáreas. Con un tamaño así, no es redituable hacer uso de los transgénicos para el cultivo de soja o maíz, que son los que más atención han concitado”, decía, e indicaba que “si en Montevideo existieran campos de mil hectáreas seguramente ya habría” producción masiva de transgénicos.

 

Llegado el caso la IMM “no se opondría” de todas maneras al desembarco de los transgénicos. “No hay ningún sustento científico para afirmar que las semillas transgénicas son perjudiciales. Sí podemos decir que algunos de los `específicos` tienen algunas repercusiones que no son favorables, aunque soy lo bastante veterano como para acordarme que antes se usaban pesticidas que eran mucho más nocivos que los actuales”, dijo Silva.

 

Viana o las asociaciones de productores orgánicos que hicieron la denuncia no opinan lo mismo. Para el fiscal, los daños causados por los cultivos transgénicos a otras producciones que no los utilizan “están probados” y los que podrían causar a la salud humana “se están investigando”, motivos suficientes como para aplicar el principio de precaución y frenar su producción.

 

Los productores orgánicos sostienen además que los daños causados al ambiente por los cultivos transgénicos son aún más serios que los originados por los agrotóxicos.

 

“Y hay mucho más en este asunto”, señaló un productor que escribió al diario El País. “Si las semillas que se utilizan en los cultivos transgénicos polinizan los cultivos autóctonos (el maíz por ejemplo), todas las semillas van a ser transgénicas, y por lo tanto tendrán patente y dueño, es decir las transnacionales que las producen. Si mañana, sin semillas orgánicas disponibles, nos quieren cobrar la semilla diez veces más, o no vendernos las mismas, habremos perdido soberanía. Ésto también es colonizar”. 

 

   

En Montevideo, Daniel Gatti
Rel-UITA
10 de noviembre de 2009

 * Alcaldía

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