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Nicaragua es unos de los países con el mayor 
nivel de biodiversidad del planeta. Cuenta con 
más de 13 mil especies y el 5 por ciento de la 
biodiversidad mundial. Estos recursos genéticos 
representan alrededor del 75 por ciento de sus 
exportaciones, asumiendo una importancia 
equivalente a la que el petróleo tiene para los 
países altamente industrializados. Sin embargo, 
en Nicaragua hay todavía una asignatura 
pendiente: crear un marco legal para la 
conservación y el uso sostenible de su 
biodiversidad 
  
 La Ley General del Medio Ambiente, aprobada en 
1996, estableció que se tenía que elaborar una 
legislación específica en materia de 
biodiversidad. Han pasado 15 años y todavía no 
se ha logrado llegar a un consenso alrededor de 
ese tema. 
  
“Es algo primordial para Nicaragua, 
porque quiere decir que la biodiversidad ha 
tenido su política, sus planes y su estrategia, 
pero no una ley y un reglamento que definan un 
marco legal para su conservación y uso 
sostenible”, dijo a Sirel, Julio 
Sánchez, miembro del Centro Humboldt 
y de la Alianza de Protección a la 
Biodiversidad-Nicaragua (APB-N), que la
Rel-UITA integra. 
  
En 2006 se presentó en el Parlamento un proyecto 
de ley que fue consensuado con todos los 
sectores involucrados. Luego de un largo proceso 
de consulta y negociación, en 2010 se logró 
terminar su revisión y ajuste a los nuevos 
avances tecnológicos y jurídicos. 
  
“Se privilegiaron varios aspectos, como por 
ejemplo priorizar la conservación en los centros 
de orígenes y que las comunidades indígenas y 
rurales tengan poder decisional y una 
participación justa y equitativa de los 
beneficios derivado del uso de la biodiversidad. 
  
Asimismo, se trató de garantizar y proteger los 
conocimientos y las prácticas ancestrales de los 
pueblos, y definir un sistema de cobro por 
licencia y permisos otorgados”, 
explicó Sánchez. 
  
La última palabra la tiene ahora el Ministerio 
de Ambiente y Recursos Naturales (MARENA), 
que deberá enviar al Parlamento los cambios 
aportados al texto del proyecto de ley, para que 
sea dictaminado y presentado al plenario para su 
discusión y aprobación. 
  
Alarma transgénica 
  
Si bien el proyecto de ley sobre Biodiversidad 
no toca directamente el tema de los organismos 
genéticamente modificados (OGM), su 
aprobación contribuiría a evitar que exista 
contaminación genética en el país. 
  
“En este momento la mayor manifestación sobre la 
regulación de los OGM es a través de las 
ordenanzas municipales de 
Territorios Libres de Transgénicos 
y la creación de la Comisión de Análisis de 
Riesgo de Organismos Vivos Modificados (CONARGEM), 
que se conformó en el marco de la Ley 7051”, 
afirmó Sánchez. 
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Nicaragua no necesita de 
transgénicos. Tenemos suficientes 
recursos genéticos para no caer en 
el juego de las transnacionales, que 
con su propaganda quieren 
convencernos que sus semillas son 
mejores. |  
  
Esta Comisión, que actualmente está definiendo 
todavía los instrumentos de funcionamiento y su 
reglamento interno, tiene la obligación de 
regular la posible entrada y presencia de 
transgénicos en el país, lo cual no implica una 
aprobación segura, sino un análisis previo de 
los riesgos y posibles impactos. 
  
“Tenemos que pensarlo muy bien, porque 
Nicaragua no necesita de transgénicos. 
Tenemos suficientes recursos genéticos para no 
caer en el juego de las transnacionales, que con 
su propaganda quieren convencernos que sus 
semillas son mejores”, aseveró el experto en 
biodiversidad del Centro Humboldt. 
  
Actualmente, más de 20 municipios en 
Centroamérica se han declarado libres de 
transgénicos, 5 de los cuales se encuentran en 
Nicaragua.  
  
Lamentablemente, el territorio nicaragüense ya 
ha experimentado la presencia ilegal de OGM. 
  
En julio de 2005, durante el gobierno de 
Enrique Bolaños, el Ministerio Agropecuario 
y Forestal (MAGFOR) emitió la resolución 
No. 034-20052
con la que autorizó “la 
importación de maíz amarillo genéticamente 
modificado para el procesamiento y consumo 
animal”, 
correspondiente a 15 eventos descritos3
por un periodo de 5 años. El hecho, como en 
tantos otros países, nunca fue dado a conocer 
públicamente. 
  
Asimismo, entre 2005 y 2007, la APB-N denunció 
la presencia de OGM en la ayuda alimentaria del 
Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de la 
variedad transgénica de arroz LL601. 
  
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