Uruguay, país forestal

Un modelo

en Rojo

¿Qué hacer con la madera?

• Que las empresas forestales contraten en forma directa a los trabajadores y cumplan con la legislación laboral.

• Promover la sindicalización de los trabajadores y asegurar que las empresas no la obstaculicen.

• Remover todos los incentivos a las plantaciones forestales.

• No otorgar exoneraciones impositivas ni subsidios para manejo forestal, descortezado, trozado o chipeado.

• Rever la categorización de suelos de prioridad forestal a partir de la experiencia acumulada respecto de los impactos sociales y ambientales de la forestación. Dejar sin efecto el decreto 333/990 y prohibir las plantaciones forestales en suelos no categorizados como de prioridad forestal, salvo que las plantaciones se destinen a usos no madereros vinculados a la producción agropecuaria.

• Que las empresas cumplan con el artículo 28 de la ley forestal y combatan las plagas, alimañas y predadores originados en sus plantaciones que afectan a sus vecinos.

• Que se instrumenten mecanismos compensatorios para los productores afectados por la forestación con pérdidas en su producción o en sus condiciones de vida.

• Que se busquen mecanismos para erradicar las áreas que han afectado el agua de los vecinos.

• Que se elimine el uso de agroquímicos, en particular el Round-up, el bromuro de metilo e insecticidas químicos.

• Que se elabore una política de aprovechamiento de la madera centrada en el empleo y en la protección ambiental.

A la pregunta de qué hacer con lo ya plantado, el asesor forestal Ricardo Carrere, presidente del Movimiento Mundial por los Bosques (WRM) –organización que integra Guayubira–, respondió que de las cuatro alternativas posibles (exportar, transformar la madera en combustible, integrar plantas celulósicas o desarrollar una industria integrada que abarque desde la fabricación de muebles hasta la construcción de viviendas) el grupo descartaba la primera y la tercera. A una porque "es un mal negocio para el país" y a la otra porque "el principal problema que tiene hoy el país es el desempleo y la instalación de esas plantas no aportará a resolverlo sino a agravarlo. No será solución ni siquiera para las poblaciones que afectará".

La ONG apoya la opción industrializadora porque tendría un efecto reactivador de los capitales nacionales –aserraderos– y multiplicador en materia de generación de empleo. Con el déficit habitacional que padece el país es posible elaborar un plan de viviendas de madera. El valor agregado sería mucho mayor que el de la celulosa y los impactos ambientales negativos mucho menores. Carrere afirmó que el ciudadano uruguayo "ya invirtió mucho dinero en el desarrollo forestal y es justo que reciba algo" a cambio, por lo menos en materia de empleo; ello, a su juicio, "requiere la elaboración de un plan nacional para esta industria".

 © Rel-UITA