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Uruguay, país forestal

Un modelo

en Rojo

Con Washington y Silvia

La carne y los huesos del negocio forestal

Son cinco hermanos. Viven en la ciudad de Tacuarembó, a 400 quilómetros al norte de Montevideo. Silvia tiene 22 años, estuvo un tiempo en la capital pero regresó sin poder afincarse. Washington tiene 14, y es uno de los miles de menores que trabajan clandestinamente en las plantaciones forestales de Uruguay. Sus apellidos y rostros están protegidos porque no quieren ser identificados.

 

-Me quebré la pierna trabajando en campaña. Estaba juntando leña pesada y el hombre de la motosierra estaba cortando un árbol. Cuando quiero ver el árbol estaba casi encima mío. Me corrí para un costado y pisé un pozo, la leña me hizo palanca y se me quebró la pierna.

 

A los 14 años, Washington lo vio venir.

 Otros, antes y después que él,

quedaron para siempre bajo el árbol

-Te pegaste tremendo susto.

 

-Sí.

 

-¿Quién te ayudó?

 

-Todos los compañeros decían que no estaba quebrado, que tenía el músculo distendido o la rodilla fuera de lugar. Cortaron dos ramas, hicieron una camilla improvisada y me llevaron a la carpa. Al rato vino el contratista, que le dicen el "Colorado", y me dijo: "Ah, a mí también se me salió la rodilla de lugar", y me agarró fuerte la pierna.

 

-Te causó más dolor.

 

-Y sí. Entonces le dije que iba a tener que llamar a una ambulancia. Me contestó que en pleno monte no van las ambulancias. Le pedí que entonces me llevara en su camioneta, pero no quiso, me respondió que hasta el otro día no estaba previsto un viaje. Al otro día vino una camioneta de otra cuadrilla y me llevaron.

 

-¿O sea que estuviste casi 24 horas en la carpa y con la pierna quebrada sin recibir auxilio de ningún tipo?

 

-Sí.

 

-¿Adónde te llevaron?

 

-A la casa del chofer de la camioneta, en Tacuarembó. De allí llamaron a la comisaría para que me asistieran, porque no querían llevarme al hospital.

 

-¿Quién te llevó al hospital?

 

-Los milicos.

 

-¿Quién te llevó a trabajar allí?

 

-Escuché un aviso en la radio de que levantarían gente en esa esquina y fui, a dos o tres cuadras de casa. Había una camioneta, sólo me preguntaron si servía para trabajar y me llevaron. Ya había dejado el liceo porque me iba mal.

 

-¿Por qué te iba mal?

 

-Por una profesora, yo no la aguantaba y a veces ni entraba, entonces tenía como 30 faltas. Estaba en primer año.

 

-¿Cuánto te pagaban?

 

-Entre 100 y 150 pesos por día, y me pagaban por quincena.

 

-¿Y la comida?

 

-Te traen un surtido y según lo que gastes después te descuentan de la quincena.

 

-¿Cuánto hacía que estabas trabajando allí?

 

-Cuatro días.

 

-Así que, ¿cuánto cobraste?

 

-Doscientos pesos, no más.

 

-¿No hay otros trabajos para hacer?

 

-En Tacuarembó era el único, el más fácil de conseguir porque uno va a la esquina ya con todo y sale trabajando. Pasás 15 días en campaña y después te traen.

 

-¿Hay otros menores trabajando allí?

 

-En mi cuadrilla éramos dos menores, pero en otros lados que fui cuando me iba a bañar a una zanja, vi un gurisito bien chiquito que estaba haciendo lo mismo que yo, rameando.

 

-¿Qué edad tendría?

 

-Ocho o nueve años, y en otras cuadrillas había también gente mayor trabajando.

 

-¿Viste a otros menores?

 

-Sí, claro, hay en todas las cuadrillas de 13, 15, 17 años.

 

-¿Cuántos viste?

 

-Serían unos 30, algunos rameando y otros pelando.

 

-¿Cuánta gente hay trabajando en ese lugar?

 

-Unas 300 personas, más o menos, distribuidas en distintas cuadrillas a varios quilómetros unas de otras. Hay uruguayos y brasileños.

 

-¿Cómo te están tratando aquí?

 

-De primera, los enfermeros y enfermeras son muy buenos. Ahora tengo que recuperar un poco de músculo en la pierna y enseguida voy a estar bien.

 

-¿Vas a volver a trabajar en esto?

 

-Ni loco. Fui para hacerme unos pesos para mí, pero el año que viene me pongo a estudiar de vuelta. Voy a hacer la UTU. A campaña no voy más.

 

Silvia está con él desde que lo trasladaron al Sanatorio del Banco de Seguros, en Montevideo.

 

-¿Cuál es la situación en Tacuarembó que obliga a tantos niños a trabajar en las plantaciones de árboles?

 

-Hay una gran escasez de trabajo. Para las familias numerosas es muy difícil poder mantener a los hijos, y aun teniendo posibilidades de estudiar muchos quieren ayudar a la familia. En el caso de Washington, que hizo abandono del liceo, quería empezar a trabajar. Como los menores saben que en la forestación hay mucha gente trabajando y que igualmente los contratan aunque esté prohibido, entonces van. Aunque sea poco y nada, algo les pagan. Algunos lo hacen para ayudar a sus familias, otros porque quieren trabajar en algo. La cosa allá está muy complicada. El poco trabajo que hay es muy mal remunerado. Por ejemplo, una empleada doméstica que trabaja nueve o diez horas por día cobra 600 o 700 pesos.

 

-¿Por semana?

 

-No, por mes, trabajando de lunes a viernes. Y donde digas un "ay", te echan porque atrás hay 100 personas dispuestas a tomar el trabajo. Hay muchas madres solteras o solas que dependen de las asignaciones familiares, de las canastas del inda, y mucha que lleva a sus hijos a los comedores públicos o privados. Se ve gente hurgando en la basura y niños pidiendo en la calle, cosas que antes eran muy raras.

 

-Él dice que vio unos 30 menores trabajando allí.

 

-Pienso que deben ser más, porque hay otras zonas de forestación, por la ruta 26.

 

-No lo atendieron enseguida.

 

-Eso es indignante. Hubo omisión de asistencia. Mi padre se enteró porque le avisaron del hospital, pero en ningún momento la gente que lo contrató se hizo responsable de nada. Quienes lo trajeron dijeron a los policías que se había accidentado cargando leña en una "granja".

 

-¿Qué empresa es la propietaria de los árboles?

 

-Sería EUFOREST.

 

-¿Y el contratista?

 

-No sé quién es, por ahora no tenemos datos más que su apodo: el "Colorado".

 

-Ustedes iniciaron una acción judicial.

 

-Hicimos una denuncia penal por omisión de asistencia y explotación de menores. En Tacuarembó ya sabemos, todo el mundo sabe que si hay un accidente allá en campaña nadie se hace responsable, no tienen seguro ni asistencia.

 

 

Carlos Amorín

 © Rel-UITA

 

 

 

 

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