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GRITO da TERRA PARÁ 2011

 

 

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El campo pide justicia

 

Durante los días 29 y 30 de junio la Federación de Trabajadores en la Agricultura (FETAGRI) como cada año, realizó en Belém, capital del estado, el Grito da Terra Pará que reunió a más de mil agricultores y agricultoras. Esta vez el contexto fue particularmente trágico, ya que en las últimas semanas fueron asesinadas en la región cinco personas vinculadas a los conflictos por la tierra. La Rel-UITA participó en esta importante movilización contra la violencia en el campo, por el fin de la usurpación de tierras y por una reforma agraria integral.

 

 

Bajo el lema “El Campo Pide Justicia”, el Grito da Terra Pará realizó dos jornadas de intensa movilización durante la cuales se celebraron audiencias con diversas entidades del gobierno y de la justicia estaduales, en las cuales fueron planteadas las reivindicaciones de la FETAGRI-PA.

 

En el análisis que fundamentó esta acción, la Federación afiliada a la Confederación Nacional de Trabajadores en la Agricultura (CONTAG), recuerda que “A lo largo de su historia la FETAGRI-PA estuvo presente en todos los debates referidos a la violencia en el campo y la propiedad de la tierra, dejando claro en cada momento que entre sus principios se encuentran el del respeto irrestricto a la ley y el cumplimiento de los dictámenes judiciales.

 

Por eso hoy podemos elevar nuestra voz por encima de todas para lanzar una consigna que es al mismo tiempo un aviso, un alerta y una adevertencia: El Campo Pide Justicia”.

 

Amplía el análisis que cuando se reclama justicia no solamente se refieren a la investigación y castigo de los crímenes cometidos contra trabajadores y trabajadoras rurales y sus representantes, sino también de justicia con la tierra, justicia social, justicia ambiental y con la deuda que los poderes públicos tienen con la población rural.

 

“Esa deuda histórica –afirma el documento de la FETAGRI-PA- hace que el estado de Pará presente índices preocupantes como: ‘campeón’ de muertes en el campo; mayor cantidad de trabajadores esclavos del país; una de las cifras más altas de tierras usurpadas en la Amazonia; y la impunidad más absoluta que tanto caracteriza al poder público paraense”.

Según cifras de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), entre 1985 y 2010 se produjeron 1.186 asesinatos vinculados a conflictos por la tierra, de los cuales sólo 91 llegaron a los juzgados y apenas un mandante permanece en prisión.

 

Recuerda la FETAGRI-PA que en 2006 le sugirió al Tribunal de Justicia del Estado la creación de una Comisión Investigadora y Acompañamiento sobre los Crímenes contra Trabajadores Rurales que retomara los 588 casos registrados de violencia en el campo en los últimos años, denunciando que en la mayoría de ellos ni siquiera se abrió un proceso judicial.

 

Señala el documento que según cifras de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), entre 1985 y 2010 se produjeron 1.186 asesinatos vinculados a conflictos por la tierra, de los cuales sólo 91 llegaron a los juzgados y apenas un mandante permanece en prisión.

 

También se denuncia que Pará es el estado con mayor cantidad de trabajadores esclavos liberados, entre los cuales no es raro encontrar menores de edad. Los casos de reincidencia son bastante habituales.

 

En cuanto a la usurpación de tierras, basta mencionar que la Comisión Permanente de Monitoreo, Estudio y Asesoramiento en Asuntos de Usurpación, creada en 2007 e integrada por varios organismos estaduales del gobierno y la justicia, así como por organizaciones sindicales y sociales, constató que si los registros de tierra que figuran en las oficinas del estado fuesen válidos –casi 500 millones de hectáreas-, Pará tendría un área 3,8 veces superior a su tamaño real (125 millones de hectáreas).

 

Con base en esta síntesis de razones, el Grito da Terra Pará sostuvo audiencias con el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), en la cual participó su presidente Celso Lisboa, junto a un representante del Ministerio de Desarrollo Agrícola (MDA), la FETAGRI y delegados de diversas organizaciones sociales rurales del estado, que una a una fueron planteando sus necesidades y problemas vinculados con la ausencia de una política sostenida de reforma agraria y distribución de tierras para la agricultura familiar, mandato que, sin embargo, aparece en los propios estatutos del INCRA como su primer y esencial cometido.

 

El presidente Lisboa, junto a las autoridades locales del INCRA y el representante del MDA se comprometieron a realizar gestiones rápidas dirigidas a desbloquear tierras y documentación para que acampados y asentados puedan regularizar sus situaciones y acceder a los créditos especiales dirigidos a apoyar la agricultura familiar. Admitiendo la justicia de los reclamos, Lisboa enfatizó en que “El Instituto tiene una demanda para un camión, pero tiene los recursos de una motocicleta”.

 

Carlos Guto Santos, presidente la FETAGRI, expresó que si bien la respuesta del INCRA es por ahora insatisfactoria, resaltó que existe una perspectiva de trabajo conjunto con miras a mejorar lo obtenido. Asimismo, planteó con fuerte énfasis la necesidad de realizar a la brevedad una reunión multipartita en Brasilia, sede del gobierno federal, con presencia de todos los organismos vinculados a los problemas de las poblaciones rurales para obtener una visión completa de la situación y de cómo deben articularse los esfuerzos para hallar y poner en práctica las soluciones.

 

El Grito da Terra también se entrevistó con el presidente del Instituto de Tierras de Pará (ITERPA), en una reunión con su presidente, Carlos Lamarao.

Un usurpador de tierra mató impunemente a un vecino que aún no tenía su propiedad titulada para quitarle la madera de su tierra y colocar ganado. Este asesino, además, tiene a toda la población local amenazada de muerte y no permite que nadie le dirija la palabra si acaso se encuentran con él fortuitamente en los caminos rurales o en el centro poblado.

 

Allí también, una nutrida delegación de varias organizaciones lideradas por la FETAGRI-PA, plantearon los conflictos numerosos que viven poblaciones rurales enteras como los quilombolas, que son numerosos en la región, grupos de asentados que esperan por sus títulos de propiedad, algunos desde hace 25 años, población acampada al borde de las rutas en zonas aisladas que esperan su pedazo de tierra para trabajar y que están viviendo en condiciones de pobreza extrema, sin acceso a centros de salud ni posibilidades de producir ellos mismos su alimento.

 

Durante la reunión un agricultor brindó testimonio de cómo un usurpador de tierra mató impunemente a un vecino que aún no tenía su propiedad titulada para quitarle la madera de su tierra y colocar ganado. Este asesino, además, tiene a toda la población local amenazada de muerte y no permite que nadie le dirija la palabra si acaso se encuentran con él fortuitamente en los caminos rurales o en el centro poblado.

 

Otros delegados refirieron que aprovechando el cambio de gobierno que basculó a la derecha en las últimas elecciones, se están produciendo reintegros de tierra a usurpadores que ya las habían abandonado, e incluso de tierras donde ya hay gente asentada desde hace años con la debida autorización oficial, aunque aún falta la documentación final que los acredite como propietarios.

 

Carlos Lamarao, en la presidencia del ITERPA desde hace tres meses, tomó nota de todos los reclamos, prometió una pronta solución y aceptó un mecanismo de contacto permanente con las organizaciones sociales para darle seguimiento a todo lo planteado y a la situación general de distribución de tierras en el estado.

 

Finalmente, el Grito da Terra se dirigió hacia el Tribunal Estadual de Justicia donde varios delegados y delegadas fueron recibidos por autoridades judiciales quienes recibieron el alerta de la FETAGRI-PA: “El campo Pide Justicia”.

 

Hoy, 1 de julio, dirigentes y delegados de la FETAGRI-PA realizarán un balance de lo actuado y lo obtenido para luego difundirlo entre sus bases y decidir el rumbo de las acciones futuras, lo que será motivo de un próximo artículo

 

 

En Belem do Pará, Carlos Amorín

Rel-UITA

1 de julio de 2011

 

 

 

 

Foto: Carlos Amorín

 

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