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También que ese predio está completamente cerrado, sus entradas 
y salidas vigiladas por garitas con guardias de una policía 
privada llamada SERPROP. Se conoce que los únicos 
vehículos que circulan dentro del predio son los que cuentan con 
una autorización documentada que debe ser exhibida y es 
registrada en las entradas y salidas, y como si esto fuese poco, 
que además hay guardias que patrullan constantemente el lugar.
 
La investigación deberá aclarar si en el homicidio de 
Marco Tulio toda esta costosa e importante estructura de 
seguridad pagada por la empresa Bandegua-Del Monte falló, 
o si, antes bien, funcionó a la perfección y protegió a los 
asesinos.
 
Marco Tulio, 
que era secretario de Cultura y Deportes del Comité Ejecutivo 
Central del SITRABI, y secretario general del Comité Sub 
seccional de Finca Yuma del Sindicato, tenía una vasta 
experiencia sindical y era uno de los líderes locales. La 
empresa Bandegua-Del Monte, propietaria de la Finca 
Yuma, lo acusaba de sabotear la producción y de conducir a 
los trabajadores a cometer actos ilegales contra la empresa como 
“por ejemplo paros y huelgas”. Con esos argumentos, Marco 
Tulio estaba bajo amenaza permanente de despido y era 
víctima de persecución por parte de Bandegua-Del Monte.
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Para que cese 
este vergonzoso despotismo,
 el gobierno de Guatemala 
debe tomar cartas en el asunto
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Adicionalmente, Marco Tulio había aceptado integrar 
las mesas de votación en las elecciones nacionales por el 
partido Unión Nacional de la Esperanza (UNE) del 
socialdemócrata Álvaro Colom, ganador de la primera 
vuelta de los comicios, y en competencia con la extrema derecha 
tradicional para la segunda vuelta que tendrá lugar el próximo 4 
de noviembre.
 
 
Además de 
su permanente y fuerte apoyo a los grupos solidaristas que junto 
a otras transnacionales instalaron en Centroamérica, Bandegua-Del 
Monte fue acusada por una Misión de Naciones Unidas por “la 
peor violación a los derechos humanos cometida en los últimos 
años en el país”, refiriéndose a una acción armada por la cual 
en 1999 Bandegua despidió en Izabal a cerca de 1.000 
trabajadores sindicalizados que fueron expulsados de sus casas y 
mantenidos a raya por su ejército privado. Una vez que los 
dirigentes fueron obligados a renunciar y a abandonar el área,
Bandegua usó testaferros locales para reiniciar 
actividades y recontrató a los trabajadores con salarios más 
bajos y menores beneficios. En 2000, una campaña internacional 
de la UITA logró que se restableciera la existencia del
SITRABI en la región, así como la firma de un Convenio 
Colectivo para todos los trabajadores de la zona. No obstante, 
las relaciones con la empresa han sido casi permanentemente 
disonantes, y varios ex dirigentes permanecen exiliados. 
 
En la misma época, otros dirigentes del SITRABI fueron 
víctimas de una campaña de terror mediante reiteradas amenazas 
de muerte que fueron denunciadas ante el Ministerio Público, sin 
que nunca se llegara a establecer responsabilidades.
 
En la noche del 26 de noviembre de 2006, Cesar Humberto 
Guerra López, secretario de Conflictos 1º del Comité 
Ejecutivo Central del SITRABI, viajaba en un vehículo del 
sindicato cuando fue interceptado por varios desconocidos que 
dispararon armas de fuego al aire y arrojaron piedras contra el 
automóvil haciendo añicos una ventanilla. La investigación 
continúa sin resultados hasta ahora.
 
El pasado 20 de julio, como ya se denunció en esta página (ver 
artículo), cinco soldados allanaron la sede sindical e 
interrogaron a José Antonio Cartagena y Selfa Sandoval 
Carranza, los únicos presentes en ese momento. Decían querer 
conocer el nombre del presidente del SITRABI, la cantidad 
de afiliados, cómo se integraba el Comité Ejecutivo y en qué 
consistía el trabajo de la organización. Se sabe que los 
soldados se transportaban en un vehículo militar cuya matrícula 
fue detallada en la denuncia que se presentó ante el Ministerio 
Público y durante una audiencia que el SITRABI mantuvo 
con el Ministro de Defensa. Hasta ahora, no hay ningún 
resultado de la investigación policial ni del sumario que 
prometió iniciar el Ministro.
 
La impunidad llega a tal punto que en la noche del pasado 28 
de septiembre, cinco días después del asesinato de Marco 
Tulio, durante tres horas personas desconocidas armadas con 
fusiles AK47 recorrieron amenazantes las calles del campamento 
obrero de la Finca Yumi, el mismo que está 
permanentemente vigilado y cercado y que es propiedad de Del 
Monte Fresh. A pesar de que fue llamada, la Policía no 
acudió al lugar, mucho menos alguna autoridad de la empresa, en 
una clara demostración del barbarismo fascista que alienta a los 
responsables de estas acciones crueles e intimidatorias.
 
La grosera impunidad es la fuerza de los cobardes que se 
atreven a provocar y mofarse de una familia y una comunidad en 
duelo. Para que cese este vergonzoso despotismo, el gobierno de
Guatemala debe tomar cartas en el asunto y facilitar la 
investigación que permita establecer qué responsabilidad les 
cabe en esta muerte tanto a Del Monte Fresh como a sus 
personeros de Bandegua.
 
Como lo ha hecho siempre, la UITA se mantendrá 
firmemente solidarizada con los trabajadores y trabajadoras del
SITRABI cuya lucha ejemplar no ha cesado de enfrentar la 
canalla bananera. La memoria de Marco Tulio Ramírez no 
hará otra cosa que galvanizarnos codo con codo para levantar su 
bandera, continuar su ejemplo de lucha y legárselo con orgullo a 
las generaciones futuras.
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Gerardo Iglesias y 
Carlos Amorín 
© Rel-UITA 
           3 
de octubre de 2007 | 
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