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Afectados por el

 en Nicaragua

La niña de trapo

Varias multinacionales usaron hace 30 años un pesticida que ha causado miles de muertos y enfermos en Nicaragua. Las víctimas aún reclaman compensaciones.

La protesta, víctimas del Nemagón amenazan

con enterrarse vivos frente al Parlamento

 

Las chicas de la región de Chinandega, en Nicaragua, destacan por su figura juncal y porte cadencioso, pero Ana María es "la niña de trapo". Sus hermanos murieron al nacer, y ella es un guiñapo de 13 años que sólo mira a la lejanía desde una silla de ruedas. Es una de las 65.000 personas afectadas por el Nemagón, un pesticida que las compañías bananeras hicieron llover hace 30 años sobre platanales y trabajadores, de Centroamérica a Filipinas o Costa de Marfil, para acabar con los gusanos; e iniciar una espiral de muerte, cáncer, deficiencias mentales, malforma-ciones y, como dice Esperanza, de 55 años, "un dolor que es como si todos los huesos se quebraran".


En una marcha sin retorno, tres millares de afectados de Chinandega han trasladado su miseria a la capital, Managua, y malviven entre cartones y plásticos frente a la Asamblea Nacional, "como un puño" y determinados a "luchar hasta las últimas consecuencias". Representan a unos 20.000 afectados por los agroquímicos en la Nicaragua de la tiranía de los Somoza, y entre ellos se encuentran medio millar que en diciembre del 2002 ganaron el primer juicio a tres de las multinacionales implicadas en la producción, venta y aspersión del Nemagón: Dow Chemical, Shell Oil Company y Dole Food Company.


La justicia estadounidense fue rechazando como "no convenientes" las casi 20.000 demandas presentadas por víctimas, que no podían reclamar legalmente en sus propios países. Pero una nueva ley permitió en Nicaragua una sentencia judicial por la que esas compañías deberían abonar 490 millones de dólares (376 millones de euros) a unos 500 trabajadores. Las empresas tachan de inconstitucional esa ley y de corrupta a la justicia de un país en el que ya ni siquiera tienen intereses. Además, han presentado "contrademandas por pruebas fraudulentas". Según el diario La Prensa, la Dole ofrece "volver a invertir en Nicaragua si se levantan las demandas".

Promesas de Bolaños


El presidente del país, Enrique Bolaños, barrió la acampada del año anterior con la promesa de "lograr algún tipo de arreglo" para quienes reclaman, "al menos, ayuda médica y una pensioncita". Pero las víctimas del Nemagón han vuelto a marchar a pie hasta Managua porque, "por lo visto, el Gobierno está apoyando a las transnacionales en vez de a sus compatriotas", como afirma la sindicalista Doris García. El fiscal general, Alberto Novoa, dice ahora: "El Gobierno no puede actuar, pues es un problema individual entre las personas y las compañías".


En la clínica de Chinandega se agolpan a diario docenas de pacientes con dolencias dispares: "Tengo ardor y dolor en el estómago desde que cargaba guineos"; "estas manchas me duelen, me pican, no me dejan dormir"; "padezco de ceguera, dolor en la canilla, insomnio"; "tengo deficiencia de todo tipo, deficiencia sexual"... Según la doctora Sandra Quintana, "la mayoría de estas enfermedades son consecuencia del pesticida, ese veneno".


El Nemagón (DBCP, dibromo cloropropano) fue prohibido en EEUU, pero cayó en las repúblicas bananeras. Ya las primeras pruebas de laboratorio de Dow y Shell mostraron que en las ratas causaba "graves lesiones en los pulmones, hígado y riñones; crecimiento retardado, testículos reducidos".

Un fallecido cada tres días


Más de 100 de los afectados que un año atrás pidieron ayuda al Gobierno en Managua han muerto: uno cada tres días. Muchos se han quedado en Chinandega, porque apenas pueden moverse. A Esperanza no sólo le duelen los huesos "como si se quebraran": lleva dos meses sin poder levantarse y está preocupada porque a su hijo, de 20 años, "le salen manchas blancas en la cabeza".


Otros nunca han podido ir a la capital, distante 140 kilómetros. Como Ana María, la niña de trapo, esa hija de Flor Mendoza y José Romero --un matrimonio que trabajó en las fincas de plátano en los años 70-- que necesita medicinas para mantener baja la inflamación del hígado y el bazo, las fiebres, neumonías y diarreas, mientras sigue mirando a la lejanía entre las chicas juncales de Chinandega.

 

Toni Cano

El Periódico - España

26 de abril de 2005

 

 

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