La financiación de los partidos

también se globaliza

 Parmalat y el olor del queso

A punto de culminar la primera etapa de la investigación de la justicia italiana sobre el escándalo Parmalat, se supo que Calisto Tanzi, el número uno de la trasnacional, declaró haber financiado a varios políticos latinoamericanos.

 

 

Los cuatro principales ejecutivos del Grupo Parmalat –su fundador, Calisto Tanzi, el último director financiero, Luciano del Soldato, el anterior, Fausto Tonna, y el gerente de negocios, Gianpaolo Zini– son los únicos directivos del emporio lácteo y financiero italiano que siguen presos desde diciembre de 2003, cuando estalló el mayor escándalo empresarial europeo de los últimos tiempos. Las autoridades judiciales de Parma esperan culminar las indagatorias preliminares en abril y se estima que en junio la fiscalía formule la acusación respecto de los cuatro. La etapa preliminar de la investigación judicial continuará con relación a otras treinta personas más, muchas de las cuales ya han sido indagadas pero que por ahora se encuentran en libertad. Según Tonna, considerado el cerebro financiero del grupo, ya hacía prácticamente diez años que los bancos italianos e internacionales perjudicados por las maniobras de Tanzi tenían elementos suficientes para advertir que las cuentas de los balances de Parmalat no cerraban.

 

En las últimas semanas, la investigación judicial en Italia permitió comprobar el papel fundamental que jugó en las operaciones fraudulentas de la trasnacional otro personaje, Gianni Maria Grisendi, encargado de Parmalat Brasil hasta 1999 y considerado además una especie de cónsul de Tanzi, no sólo en ese país sino en toda América Latina y también en China y Australia. Se confirmó además la importancia que tuvo en las maniobras dolosas la empresa uruguaya Wishaw Trading, una sociedad anónima financiera de inversión (SAFI), utilizada para triangular fondos de la empresa procedentes sobre todo de Brasil y que generalmente iban a parar a cuentas personales de la familia Tanzi en la colateral Carital do Brasil y en los paraísos fiscales de Bahamas, Islas Caimán y Antillas Holandesas (véase BRECHA, 6-II-04).

 

Las SAFI uruguayas, reguladas por una ley de 1948, permiten a sus titulares realizar, directa o indirectamente, por su cuenta o la de terceros, inversiones en el exterior, ya sea en títulos, bonos, acciones, letras u otro tipo de documentos, así como en bienes muebles o inmuebles. La utilización de una SAFI y el impenetrable secreto bancario que rige en la plaza financiera uruguaya facilitan la consumación de operaciones de defraudación de impuestos, lavado de dinero o desvío de fondos desde cualquier parte del mundo y sin haber estado jamás en Uruguay. Antes que Tanzi, los ex presidentes Fernando Collor de Mello y Carlos Saúl Menem recurrieron a este tipo de instrumentos para algunas de las maniobras económicas finalmente juzgadas en sus respectivos países. En Uruguay, una veintena de estudios jurídicos y contables se dedica a constituir holdings, que posteriormente venden a clientes del exterior.

 

Grisendi, de 52 años, es oriundo de Parma, se instaló en Brasil cuando tenía sólo 24 años y empezó a trabajar en Parmalat como simple vendedor. En 1990 llegó a estar al frente de la filial brasileña y en cinco años logró una impresionante expansión de la empresa, cuyo volumen de negocios, que era de 30 millones de dólares, trepó en ese período a 900 millones.

 

Grisendi fue además el primer presidente de la SAFI uruguaya Wishaw Trading, comprada por el Grupo Parmalat en noviembre de 1995 al estudio Pereira & Castagno, de Montevideo. Desde entonces, el directorio del holding estuvo integrado por personas de la más estrecha confianza de Tanzi, como los italianos Andrea Ventura y Fabio Conti, y los brasileños José Carlos Brunoro, Carlos de Souza Monteiro, Antonio Sidnei dos Santos y Ariobaldo Green Rodrigues. Al principio, el 30 por ciento de esta empresa off shore fue de Parmalat Uruguay, el mismo porcentaje de Parmalat Paraguay, el 23,33 por ciento de Parmalat Participaçoes de Brasil, y el 16,67 por ciento restante de la casa matriz, pero a fines de 2002, después de la crisis financiera uruguaya, la parte de Parmalat Uruguay pasó a manos de Parmalat Venezuela. La contabilidad de Wishaw Trading era llevada por el contador Orlando Rodríguez, gerente administrativo de Parmalat Uruguay, y el representante de los accionistas era Rafael Sandler, uno de los ejecutivos de KPMG Uruguay. La SAFI tuvo como domicilio, precisamente, los correspondientes a Parmalat Uruguay y a KPMG. Las empresas Dovat, Carriquiry y Asociados, primero, y Tea, Deloitte y Touch, después, tuvieron a su cargo la auditoría del holding.

 

La filial uruguaya en venta

 

El 26 de marzo las autoridades de Parmalat Uruguay anunciaron que ésta será una de las 20 filiales (de las 32 que la trasnacional posee en todo el mundo) que se pondrán en venta. En principio, sólo se mantendrán las actividades en Italia, España, Portugal, Rusia, Rumania, Canadá, Australia, Sudáfrica, Colombia, Nicaragua, Venezuela y, parcialmente, en Brasil. Uno de los objetivos del interventor de la empresa, Enrico Bondi, es reducir en casi un 25 por ciento el total de trabajadores en todo el mundo, que actualmente son 23 mil.

 

Las condiciones de la operación de la filial uruguaya estaban siendo establecidas con los directivos locales por Bondi en una reunión que se estaba celebrando en Parma al cierre de esta edición. Allí debía decidirse, entre otras cosas, si habría una venta directa o si se realizaría una licitación entre los interesados, que –según señalaron los directivos de la empresa– serían por lo menos cuatro. Uno de los potenciales compradores sería el grupo Bethia, de Chile, que también compraría la filial de ese país. Pero tampoco se descarta que haya ofertas de un grupo uruguayo y de uno o más interesados del exterior.

 

Parmalat Uruguay está endeudada con el sistema bancario en casi 30 millones de dólares, pero en cambio está al día con los remitentes de leche y otros proveedores. En la planta industrial, ubicada en las inmediaciones de Nueva Helvecia, trabajan unas 300 personas, mientras que en las oficinas, instaladas en Montevideo, lo hacen otras 60 personas. Según las autoridades de Parmalat Uruguay en estos tres meses no ha habido alteraciones en el funcionamiento de la empresa a raíz de la situación de la casa matriz. nNo hubo "contribución especial", dijo el ex residente

 

 

Convenio Brecha – Rel-UITA

Guillermo Waksman

2 de abril de 2004

 

  

  UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 -  902 1048 -  Fax 903 0905