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                    SINTRAINAGRO 
                    
                    intensifica su movilización en toda la 
                    región como respuesta a la decisión gubernamental de 
                    autorizar a los empresarios bananeros a contratar personal 
                    para “preservar las plantaciones” de las 319 fincas 
                    bananeras paralizadas por la huelga desde el 27 de mayo. 
                    
                      
                    La 
                    resolución del Ministerio de Protección Social firmada por 
                    la inspectora Yolanda Angarita Guacaneme, autoriza “la 
                    contratación con terceros por parte de los empresarios”, con 
                    el cometido de preservar y conservar las plantaciones. El 
                    ministerio y los empresarios reunidos en AUGURA le temen a 
                    la “sigatoka negra”, un hongo implacable.  
                      
                    
                    Mientras tanto, en Medellín no hay avances en la negociación 
                    de la nueva convención colectiva de trabajo. Los bananeros 
                    siguen empeñados en liquidar el actual sistema de 
                    contratación directa, mediante la implementación de seudo 
                    cooperativas. Para SINTRAINGRO la propuesta de AUGURA es una 
                    especie de sigatoka antisindical, que terminará comiéndose 
                    al sindicato, la convención colectiva y las aspiraciones de 
                    una vida mejor de miles de famillas urabaenses. 
                     
                    
                    Esta plaga también es diseminada por el gobierno por 
                    intermedio de sus laboratorios sobre modernización laboral y 
                    políticas de creación de empleo, que están haciendo de 
                    Colombia un país resistente a los sindicatos y a los 
                    convenios colectivos. De por sí, de los 6 millones de 
                    trabajadores con contrato laboral en 2003, solo 49 mil 
                    tenían cobertura convencional. Esto constituye una afrenta 
                    para una nación democrática, y es un signo elocuente del 
                    sentido que tiene la modernización para el mercado y su 
                    dictadura  
                      
                    
                    Las fincas: once 
                    días de soledad 
                      
                    
                    Con la resolución ministerial en la mano, el 2 de mayo en la 
                    madrugada llegaron los “buses” a las plantaciones con los 
                    contratados por las “cooperativas”. ¡Llegaron los 
                    esquiroles, los rompehuelgas!, se podría decir. Sin embargo, 
                    en esos vehículos venían los sin trabajo que son la mayoría 
                    en esa región del olvidado norte de Colombia. Llegaron los 
                    contaminados por la sigatoka antisindical, acompañados por 
                    efectivos del ejército que actúan como inspectores 
                    fitosanitarios para que la plaga sindical no se propague a 
                    otras zonas. 
                      
                    Al 
                    descender se encontraron con los trabajadores en huelga. 
                    También gente pobre que ni siquiera trabajando no les da 
                    para dejar de serlo. Y al  reconocerse y descubrirse en sus 
                    comunes miserias y desafíos, nadie entró a las fincas. Todos 
                    los contratados, sin excepción, comprendieron la lucha y se 
                    adhirieron a la huelga. 
                      
                    
                    Para Luis Alejandro Pedraza, integrante del Comité 
                    Latinoamericano de la UITA, “la resolución del ministerio 
                    autorizando a los empresarios a contratar trabajadores 
                    temporales para remplazar a los trabajadores que están en 
                    huelga, configura una violación del derecho de huelga. La 
                    legislación laboral colombiana establece que una vez 
                    sometida al proceso de huelga una empresa no puede mantener 
                    la producción y mucho menos las ventas. El próximo lunes el 
                    sindicato recusará formalmente esa resolución”. 
                      
                    
                    Hacía el Paro Cívico 
                    
                      
                    
                    Los 16 mil trabajadores bananeros y sus familias están 
                    movilizados en la región del eje bananero de Urabá. 
                    Paulatinamente el resto de la población, organizaciones 
                    sociales, alcaldías y fuerzas políticas se pliegan a la 
                    lucha de SINTRAINGRO.  
                      
                    
                    Como en el pasado, cuando Urabá era la región más peligrosa 
                    del mundo, donde la gente “moría de plomínia” y los 
                    violentólogos surgían como los nuevos especialistas de las 
                    ciencias sociales, hoy el pueblo está en estado de alerta y 
                    dispuesto en avanzar decididamente en la inclusión social de 
                    gran parte de su población que se encuentra al margen del 
                    lucrativo negocio bananero. De consumarse la aspiración de 
                    estos empresarios colombianos y del puñado de 
                    transnacionales presentes en la zona, se profundizará la 
                    inequidad deteriorando aún más los críticos estándares de 
                    vida de los trabajadores del sector y sus familias. “Por 
                    esta razón se está organizando un Paro Cívico, que 
                    significará la total paralización del sector agropecuario, 
                    los colegios, la industria y el comercio”, consignó 
                    Pedraza.     
                        
                            
                            Gerardo Iglesias 
                            
                            © 
                            Rel-UITA 
                            7 de 
                            junio de 2004      |