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  Uruguay

Con José Oxley *

La última provocación de AmBev y la expectativa de los trabajadores

El 30 de octubre, un día antes de las elecciones uruguayas, la multinacional de la bebida AmBev comenzó a demoler la arcada de

acceso a la cervecería Norteña, que data de 1946 y es parte del patrimonio histórico de la ciudad de Paysandú. Esta medida causó indignación en la ciudadanía.

-¿Cómo interpreta el sindicato de Norteña la demolición de la puerta?

 

-Se trata de la puerta y de la caseta de portería originales de la fábrica. Muchos trabajadores pasaron por ellas todos los días buena parte de su vida y para los sanduceros era parte del paisaje habitual que, desde que cerró la planta, evocaba tiempos de trabajo y prosperidad. La decisión de AmBev es un golpe de carácter emocional, simbó-lico. Es como si quisieran marcar un punto de no retorno: que no se volverá a producir cerveza aquí y punto final a las esperanzas que pueda tener alguno.

 

Lo más doloroso para nosotros como gremio y como trabajadores es la decisión tomada por la empresa en Brasil de desguazar la fábrica. Parte de la maquinaria fue llevada a las plantas que la empresa posee en Minas y Montevideo en Uruguay y en Chile.

 

-Luego que cerró la planta, ¿cuál fue el destino laboral de los trabajadores?

 

-Si bien se cerró la planta cervecera la maltería continúa funcionando y nuestro sindicato sigue firme en su posición de no negociar despidos. De los 130 funcionarios que trabajábamos en Norteña, 33 -de 55 años de edad- están en planillas de disponibilidad, percibiendo el 80 por ciento de su sueldos; 8 compañeros conformaron una cooperativa de servicios para la empresa con contratos de carga y descarga de cebada, limpieza y jardinería y el resto trabajamos en régimen de 36 horas semanales para la maltería, con el compromiso de la empresa de que en mayo de 2005 -cuando esté funcionando la ampliación de la maltería- se  nos redefininan los horarios.

 

-¿Cuál ha sido el balance final del conflicto mantenido con la empresa?

 

-Durante el conflicto nos planteamos dos objetivos: por un lado, conservar la planta e intentar la aprobación en el parlamento de un proyecto de ley antimonopólica, y por otro no perder puestos de trabajo. El primero no lo logramos, el segundo sí.

 

-¿Cuál fue la estrategia del gremio que permitió que no hubiera despidos?

 

-El SOEN se movió en varios niveles. Pertenecemos a la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, y por lo tanto integramos la central obrera uruguaya (PIT-CNT) y en el área internacional estamos afiliados a la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (UITA). A través de esta última establecimos contactos con sindicatos en Brasil y Argentina, lo que nos permitió darle un nivel internacional a un conflicto menor para la dimensión de AmBev, que actualmente constituye el primer grupo cervecero del mundo. En resumen nos planteamos tres niveles de lucha: con la ciudadanía y los políticos a nivel local, con el PIT-CNT a nivel nacional y de trabajadores y con la UITA en el plano internacional. Este último nivel de acción nos facilitó el acceso a información de primera mano sobre los pasos que daría le empresa con respecto al destino de la planta de Norteña en Paysandú y diseñar una estrategia de lucha que, sabemos, salió de lo tradicional. Pero era lógico que así fuera, ya que nos enfrentábamos a una potencia económica en un mundo global donde nosotros éramos un puñadito de trabajadores con sus familias en una pequeña ciudad.

 

-En más de un 50 por ciento los trabajadores de AmBev desempeñaban tareas en una fábrica que ya no existe. Sin embargo, el gremio se mantiene. ¿Cómo explica esta paradoja?

 

-Ya expliqué que logramos que no hubiera despidos, pero la respuesta a esa pregunta hay que buscarla en que la acción del sindicato iba -y va- más allá de defender los derechos del trabajador y abarca a las familias de los operarios, a través de servicios sociales como la policlínica médica y odontológica, un sistema de órdenes de compras con convenios con la mayoría de los comercios de Paysandú; la biblioteca. Esto explica la participación de las familias de los trabajadores en la lucha durante el conflicto.

 

-El 31 de octubre, en las elecciones nacionales, triunfó el Frente Amplio-Encuentro Progresista, es decir la izquierda uruguaya. ¿Qué expectativas tiene su gremio con respecto a este nuevo gobierno que asumirá el 1 de marzo de 2005?

 

-Por supuesto que como gremio somos independientes con respecto a los partidos políticos, pero eso no quita que tengamos una razonable expectativa, considerando los anuncios que los candidatos de la izquierda han hecho. Entre ellos destacaríamos la convocatoria a consejos de salarios, la aprobación de leyes que regulen la tercerización de los trabajadores por estas grandes empresas con jornales de hambre, y la sanción de una ley anitmonopólica que también defienda a los consumidores uruguayos.

 

 

Carlos Caillabet

© Rel-UITA

17 de noviembre de 2004

 

  

* Dirigente del gremio de Norteña (SOEN).

 

 

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