En conversación con 
Sirel, el presidente del Sindicato de Trabajadores de Coca Cola (STCC), de 
Uruguay, explicó las razones que motivaron esta ocupación. Habrá una instancia 
de diálogo con las empresas esta misma tarde. 
 
-Se ha ocupado la planta de 
Coca Cola en Montevideo... ¿Por qué? 
-La Asamblea de la Federación de Obreros y Empleados de la 
Bebida (FOEB) del pasado viernes 29, facultó por unanimidad a la 
Directiva a adoptar las medidas que crea adecuadas en el marco del conflicto que 
mantenemos con las empresas. En ese contexto, hoy a las 2 de la mañana se ocupó 
la planta de Coca Cola en un clima de absoluta normalidad con las 
jerarquías de la empresa que lacraron parte de la planta y luego nos entregaron 
las llaves del portón de la fábrica. 
 
-¿Por qué se originó el 
conflicto? 
-En el transcurso de las actuales negociaciones de los 
Consejos de Salarios del sector llevamos una plataforma de cuatro puntos: un 
aumento salarial por un total de 12,3 por ciento válido por dos años con ajustes 
semestrales; once días de asueto con goce de sueldo para las trabajadoras en 
virtud de su condición de madres, ya que muchas veces deben faltar o retirarse 
del trabajo para atender problemas o emergencias relacionadas con sus hijos a 
cargo, con la salvedad de que estos días no podrían ser acumulables; la apertura 
de un diálogo en todas las plantas sobre la reducción de la jornada de trabajo a 
seis horas, esto es, 36 horas semanales, sin disminución de salario; y la 
revaluación del laudo de las categorías de Administración y Ventas (incluyendo
marketing) ya que estas dos secciones se están rigiendo por una 
evaluación de tareas realizada en 1985. 
 
-¿Cuál fue la posición de las 
empresas ante esta plataforma? 
-Ellas no habían levantado inconvenientes mayores, incluso 
prácticamente estábamos de acuerdo. Pero cuando nos llegó el borrador elaborado 
por ellos, además de estos puntos habían incluido varias cláusulas que en ningún 
momento se discutieron. Una de ellas contiene aspectos que pueden ser lesivos 
para la actividad y la acción sindical; pero la que más sorpresa y rechazo nos 
ha provocado es la que establece que todo el Convenio caduca al cabo de los dos 
años acordados. 
 
Podemos entender que esto se establezca para los aspectos 
salariales, ya que ellos dependen mucho de lo que pueda ocurrir económicamente 
en el país en general. Es admisible que en 2012 podríamos estar viviendo una 
realidad totalmente diferente a la de hoy, y en ese caso estamos de acuerdo en 
volver a discutir salarios. De hecho es lo que hacemos siempre. Lo que no 
podemos aceptar es que caduque todo el Convenio, incluidos los beneficios.
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No podemos 
aceptar que en 2012 caduque todo el Convenio, incluidos los 
beneficios | 
 
 
-Las empresas alegan 
públicamente que esas cláusulas -a las que ellas llaman “de paz gremial”- han 
estado siempre en todos los Convenios anteriores y nunca habían generado un 
problema. ¿Esto es verdad? 
-No es así. Que un 
Convenio caduque enteramente al término del acuerdo salarial nunca había 
figurado en ningún acuerdo anterior. 
Siempre se ha usado una fórmula que dice que al cabo del período estipulado “se 
discutirá un nuevo Convenio”. Pero al introducir el término “caduca”, se da un 
paso inédito y muy grande que no nos puede pasar desapercibido porque cae 
íntegramente el Convenio. 
 
Nunca existió algo similar. Lo desmentimos 
tajantemente. Ellos han mezclado elementos tradicionales en nuestros Convenios 
con cosas que nunca se han discutido. 
 
-¿Hasta cuándo durará la 
ocupación? 
-La estrategia la irá definiendo en cada momento la Directiva 
de la Federación. Es posible que la ocupación continúe, y también que se levante 
ésta y comience en otra planta de otra empresa, o se ocupen dos plantas al mismo 
tiempo. Eso se irá decidiendo en la marcha. 
 
Lo cierto es que hoy tenemos una reunión con las empresas a 
las 16 horas, y luego, con el resultado de ese diálogo mantendremos aquí una 
Asamblea donde se decidirán los pasos a seguir. 
 
Estimamos que la patronal ha tenido un comportamiento 
inadecuado al expresar un acuerdo prácticamente total con nuestros planteos para 
luego, de manera inusual, presentar una redacción con aspectos no discutidos e 
inaceptables para nosotros, que es lo que ha provocado la actual situación.
 
  
