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Actualmente con 36 años, 
el auxiliar de producción, Ronaldo Teixeira siente náuseas cada vez que 
escucha el nombre JBS-Friboi, frigorífico en Campo Grande, del cual fue 
echado, luego de una grosera trampa por “faltas injustificadas”, estando su 
esposa embarazada.   
De regreso a la JBS-Friboi -después de haber ganado un juicio de 50 mil 
reales (29 mil dólares) por daños morales e indemnización laboral-  su vida 
jamás fue la misma, sufriendo el escarnio de “jefetes” y encargados que lo 
presionaban para que renuncie. Su ejemplo de determinación y lucha por sus 
derechos no era, obviamente, bienvenido en aquel ambiente de trabajo.   
Cuchilla en mano,  
embestido por res muerta   
Todo comenzó el 24 de octubre de 2006, cuando, cuchilla en mano, fue alcanzado 
en la línea de producción por el violento impacto de la cadena que sostiene a la 
res abatida. “La carretilla vino con el peso y la velocidad de la res, que 
enganchó mi dedo y lo arrastró. La suerte fue que mi mano quedó atrapada. Cuando 
caí, el casco voló, las botas de goma resbalaron por el piso cubierto de sangre 
y grasa, me golpeé la espalda y me corté la cabeza”, recuerda el operario.   
Según el informe del Centro de Atención Médica y Pericial de Mato Grosso do Sul, 
el accidente en el frigorífico provocó una “anquilosis de pulgar derecho, con 
deformidad importante provocada por el aplastamiento de partes blandas y óseas, 
lesión hipertrófica con deformidad muscular anteromedial de muslo derecho, con 
signos de lesión muscular y pérdida de sustancia” y también “dolor y shock 
al contacto del pulgar derecho, con signos de formación de neuroma en el 
recorrido de la lesión traumática”. “Las secuelas están definitivamente 
instaladas, sin tratamientos que puedan revertirlas, con excepción del neuroma, 
que aún puede ser sometido a tratamiento quirúrgico” El documento señala además 
la “pérdida de la capacidad de pinza” – ya que es el dedo pulgar el que tiene la 
capacidad de apretar, el que sostiene el puño- y la incapacidad de actividades 
laborales con la mano derecha “cuando éstas dependen de fuerza y destreza”.   
La empresa  
intenta culpar al trabajador   
“Alegaron que el problema era mío, pero ya habíamos alertado innumeras veces que 
era necesario reparar la noria (correa que transporta las reses colgadas en la 
línea de producción). Después de lo sucedido, soldaron apenas los rieles, como 
para sostenerla. Se pasaban cayendo las reses, siempre con gran riesgo para todo 
el equipo. Unos 60 días después de mi accidente otro trabajador, bastante 
experimentado, también se le cayó una res” cuenta.   
Ronaldo 
permaneció alejado por más de dos años, enfrentando una verdadera batería de 
exámenes, un tratamiento demorado y costoso. Pero a pesar de todo su empeño, 
quedaron secuelas que afectaron la mano y el muslo derechos que le dificulta 
caminar y le impide realizar esfuerzos. Además, siente como descargas eléctricas 
en su mano, derivadas de la lesión neurológica que aún necesita ser corregida a 
través de otra cirugía. 
Al comunicar a la empresa la necesidad de una nueva licencia médica, debido a la 
urgencia de continuar con su tratamiento – una vez que las sucesivas 
“reubicaciones” venían agravando su condición, Ronaldo Teixeira sellaba 
su sentencia: JBS-Friboi consideraría esta nueva licencia como un espacio 
para poder armar un despido por “justa causa”.   
“Yo les demostraba  
que habían cometido un crimen”   
Si antes los encargados lo ponían a cargar pesos incompatibles con su condición 
física ó en sectores intercalados con una diferencia de más de treinta grados de 
temperatura, ahora comenzaron a burlarse descaradamente, intentando humillarlo. 
“Soy un hombre honesto. Después que la empresa robara mi integridad física, 
también pretendía robarme mi integridad moral. Mi verdad los agredía. Yo les 
demostraba que habían cometido un crimen. Por eso ellos quisieron convertirme en 
un mediocre. Eso era lo que querían que fuese. Fue entonces cuando decidí entrar 
con una nueva acción judicial”, cuenta. Todavía estaba bajo tratamiento cuando 
deshumanamente la misma JBS-Friboi que lo lesionó, logró despedirlo por 
justa causa, esto es, por “faltas injustificadas”.   
Aún con dificultades, ya que JBS-Friboi economiza con los salarios bajos 
que paga a sus trabajadores, pero jamás escatima con abogados, Ronaldo 
Teixeira está en la lucha, confiado en que tarde o temprano, se hará 
justicia. 
  
   
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