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  Argentina

Con Héctor Ponce, Secretario General de ATILRA

Parmalat paralizada

por gestión catastrófica

Hace un año, el gobierno italiano vendió la filial argentina de Parmalat al grupo económico Taselli bajo cuya gestión la empresa ya perdió su valor esencial: la leche propia. Tras cuatro semanas de inactividad y con las plantas y centros de distribución ocupados por los trabajadores, se espera que el gobierno encuentre inversores vinculados al sector que recuperen la empresa, y así “dejar atrás un conflicto que excede el marco laboral”, dijo a SIREL Héctor Ponce, Secretario General de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA).

 

-Esta etapa de Parmalat con el grupo Taselli nació mal.

-Sí, pero en nuestro caso la crisis arranca inclusive antes del quiebre de la casa matriz en Italia. Aquí en Argentina esta era una empresa que venía perdiendo paulatinamente materia prima y posición de mercado, lo que se agravó con la adquisición por parte de un grupo económico absolutamente controvertido como lo es el comandado por Sergio Taselli, que ha tenido numerosos inconvenientes con otras empresas que compró en similares condiciones a las que adquirió esta sucursal de  Parmalat.

 

-¿Qué sucedió con la deuda original de 70 millones de dólares, con la prometida inversión de 20 millones y la idea de competir con Danone y Nestlé?

-Nunca cumplieron con los compromisos asumidos públicamente, ante la organización sindical y ante el Ministerio de Trabajo. Cuando se hicieron cargo dijeron que iban a elevar sustancialmente la cantidad de materia prima -en ese  momento  propiedad de la empresa- en los primeros seis meses, pero ha ocurrido lo contrario. Han perdido toda esa materia prima y en los últimos tiempos se viene trabajando únicamente a fasón -producción para terceros-, leche proveniente de distintos pools. La empresa no tiene más leche propia, que es lo más grave en este caso.

 

-A un año de gestión de este grupo inversor, ¿cuál es el balance?

-El resultado de la gestión es sencillamente catastrófico. Cuando una empresa láctea pierde un valor fundamental como la materia prima que está procesando o que tiene que procesar, y pierde la relación directa con los productores que son los encargados y responsables de entregarle la materia prima para empezar a mover toda la maquinaria, el resultado de esa gestión es absolutamente negativa y catastrófica. Consecuentemente, llegamos a este estado de situación por una gestión totalmente nociva para los intereses de la lechería argentina en general, para los trabajadores y para mantener las fuentes de trabajo.

 

-A raíz de esto es que las plantas hoy están paralizadas y ocupadas por los trabajadores.

-Desde antes de Navidad las plantas están inoperantes debido a que la empresa no tiene leche propia. Hoy mantenemos ocupadas las dos plantas de Pilar y Chascomús, los centros de distribución de Rosario y Mar del Plata y una planta colectora en Trenque Lauquen. La situación involucra a unos 900 trabajadores directos. Para que la opinión pública y el Ministerio de Trabajo lo entendieran, señalamos un hecho que ejemplifica cuál es la situación actual: Si implementáramos una medida de fuerza por medio día en cualquier otra empresa argentina del sector que trabaje seria y responsablemente, tendríamos 4 mil productores tamberos levantando el grito al cielo por no saber dónde llevar su materia prima. Acá entramos en la cuarta semana de inoperatividad total en las plantas que tiene Lácteos del Sur, la ex Parmalat-Argentina, y no hay un solo productor que haya levantado la voz. Consecuentemente la empresa está vaciada de su contenido fundamental que es la leche, su materia prima.

 

-¿Cuáles son las gestiones que ATILRA viene realizando en defensa de los puestos de trabajo?

-Este es un tema que excede largamente el marco laboral para insertarse en un problema de orden social que exige la participación activa y directa de las autoridades de nuestro gobierno y del Estado argentino. La semana pasada le hemos hecho conocer nuestra posición al gobierno, y le solicitamos su participación, teniendo en cuenta la cantidad de fuentes de trabajo que corren serios riesgos de extinguirse.

 

-¿Entienden que la empresa en otras manos puede ser viable?

-Nosotros entendemos, y también es el pensamiento de todos los trabajadores y trabajadoras que están prestando servicios a la empresa, que este grupo económico no tiene futuro al frente de este emprendimiento. Eso ha quedado demostrado y creo que ellos también saben que no tienen los elementos para sacarlo adelante. Es por eso que le hemos solicitado a nuestros gobernantes que se encuentren interesados que conozcan la industria lechera y quieran hacerse cargo de la empresa. Esta problemática se soluciona con gente que sepa lo que es la actividad.

 

-El gobierno italiano y la auditora KPMG de aquel país fueron directos responsables de la venta y adjudicación de esta filial al grupo Taselli.

-Lo que queremos es que el gobierno argentino interceda ante las autoridades italianas para que nos garanticen que quien se haga cargo de la compañía merezca la confianza de nuestro país, porque si no va a pasar exactamente lo mismo que ocurrió con este grupo económico: hicieron un negocio a miles de kilómetros del lugar donde está emplazada la compañía y los resultados están a la vista.

 

-¿Hubo interesados en la compañía a nivel nacional o internacional durante estas semanas de ocupación?

-Tenemos conocimiento por boca de este propio grupo económico que comanda Taselli que habría un par de grupos interesados en hacerse cargo de la empresa. Si es así necesitamos que eso se concrete rápidamente.

 

-¿Cuál es el ánimo y la moral de los compañeros en esta lucha que lleva tanto tiempo?

-El ánimo y la moral están fuertes. Estamos en la cuarta semana, con las carpas al frente de la misma compañía, y obviamente que si esto no tiene una solución o la misma va para largo, los ánimos se exacerben. Nosotros estamos al frente del conflicto, manejando la situación pero le tocamos el timbre a quien corresponda, al gobierno, al Ministerio del Trabajo, a los empresarios, a los síndicos y al juez para que sepan que tenemos una situación de  elevado grado de conflictividad que si no tiene una solución en un corto plazo, puede terminar mal. Las autoridades han estado receptivas, pero necesitamos mayor celeridad en la resolución.

 

 

Entrevista de Rubén Yizmeyián

© Rel –UITA

9 de enero de 2006

 

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