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No se puede creer en nada

 Desde hace años nos vienen anunciando que las futuras guerras serán provocadas por el agua. Como van las cosas, estas profecías parecen ciertas y cada vez más cercanas. Lo que nadie previó es que, pese a ser motivadas por el agua, estas guerras serían sucias.

 

 

El Pentágono, en un documento secreto al que la prensa pudo acceder, acaba de anunciar que debido a los cambios climáticos, el futuro de gran parte de la humanidad se encuentra en peligro. Entre otras cosas, advierte que el acceso al agua se convertirá en verdaderos campos de batalla y que las regiones de los ríos Amazonas, Nilo y Danubio serán zonas de riesgo. Y es lógico que nos preguntemos, ¿qué pasa con los demás ríos? Más adelante encontraremos la respuesta.

 

Basta meditar un poco sobre el tema, para llegar a la conclusión que las amenazas ambientales que pesan sobre la humanidad son consecuencia del modo de producción impuesto por el capitalismo. Y uno no puede menos que pensar: ¿habrá llegado la hora en que las grandes empresas –hijas de aquel sistema y responsables en gran medida de la crisis ambiental– carguen con sus culpas? Muy equivocados andaremos si nos ilusionamos con esa posibilidad. Veamos.

 

Como si no alcanzara con la guerra de Irak, o la intervención de los teléfonos del secretario general de la ONU, un nuevo escándalo sacude al Reino Unido: Coca-Cola está vendiendo agua del Támesis como si fuera mineral. El agua, embotellada en un elegante envase de color azul, se comercializa con la marca Dasani y su precio equivale a un dólar con setenta y cinco centavos el medio litro.

 

Coca-Cola invirtió cerca de 12 millones de dólares en una campaña de propaganda en la cual, por un lado insinúa que el agua del grifo no es totalmente confiable y, por otro, que su agua Dasani es purificada mediante un proceso creado por la NASA para sus naves espaciales. El negocio es tan descarado que cualquiera que circule por la localidad de Sidcup –al sur de Londres– podrá ver las cañerías municipales que trasladan el agua del Támesis a la planta embotelladora.

 

Desatado el escándalo, voceros de Coca-Cola, haciendo gala de su mejor flema británica, manifestaron que “la procedencia del agua es irrelevante”. ¿Irrelevante? ¡Mire usted si la Reina Madre se atraganta con un renacuajo!

 

 

Enildo Iglesias

© Rel-UITA

5 de marzo de 2004

 

 

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