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Kraft se lleva a Bélgica El Caserío

 

El cerrojazo a la planta de Mahón no sólo pondría fin a ochenta años de historia, también perjudicaría a casi medio centenar de trabajadores, dañando irreversiblemente el tejido económico y social de Menorca.

 

El Caserío debe permanecer en Mahón. Así lo subrayan el Gobierno balear y los comités de empresa de Kraft Foods. Juntos han acordado unánimemente dejar claro a la multinacional que la histórica marca no puede irse de Menorca.

 

Sólo si El Caserío se queda en Mahón se podrá evitar la pérdida de 173 puestos de trabajo directos y más de 400 indirectos entre explotaciones ganaderas, transportistas, mecánicos y payeses. Una catástrofe económica cuyas pérdidas se estiman en 12 millones de euros, el 8 por ciento del PIB de Menorca.

 

El 11 de diciembre de 2008 Kraft Foods anunciaba su decisión de cerrar la histórica planta de El Caserío fundada hace 80 años en Mahón y trasladar toda la producción de los «tranchettes» y los populares «quesitos» a Bélgica. La transnacional argumentaba su decisión en la necesidad de reestructurar sus fábricas en España para reducir costes. Curiosamente Kraft decidía el cerrojazo pese a haber obtenido durante los primeros once meses de 2008 unos beneficios netos de 2.738 millones de dólares, un 36 por ciento más que en 2007.

Sólo si El Caserío se queda en Mahón se podrá evitar la pérdida de 173 puestos de trabajo directos y más de 400 indirectos entre explotaciones ganaderas, transportistas, mecánicos y payeses. Una catástrofe económica cuyas pérdidas se estiman en 12 millones de euros, el 8% del PIB de Menoría.

 

Las reacciones no se hicieron esperar. Desde la Federación Agroalimentaria de CCOO se rechazó frontalmente un cierre que se calificó de injustificado y traumático. Al mismo tiempo administraciones y comité de empresa hacían frente común para exigir a Kraft que reconsiderase su decisión.

 

El pasado 14 de enero se celebró una reunión, entre la dirección de la empresa y los Comités de empresa de Mahón, Hospital de Órbigo y Montornes; a la que asistieron por parte de la empresa tres personas de un despacho profesional de abogados y tres personas de la empresa CMC especializada en análisis y estudios de mercado, y por parte de la Federación Agroalimentaria de CCOO, como asesor, Antonio Conde.

 

En la citada reunión la empresa planteó el cierre de la planta de Mahón, la reducción de plantilla de 25 personas en la fábrica de Hospital de Órbigo y 27 personas en la fábrica de Montornes.

 

Todos ellos con el objetivo de hacer más rentables las plantas de Hospital de Orbigo y la de Montornes así como la fábrica de Namur (Bélgica) a donde se traspasaría la producción de El Caserío (Mahón).

 

Por parte de los comités de empresa se respondió a la dirección que en los centros de Hospital de Órbigo y Montornes no habría ninguna reducción de plantilla mientras en cada uno de los centros hubiera trabajando un solo trabajador eventual. Y con respecto a la planta de Mahón, «manifestamos que lucharemos hasta el final para conseguir alternativas para evitar el cierre de la planta, ya que el cierre no es por un problema de ventas, ni de pérdidas; sino por conseguir más ocupación en la planta de Bélgica».

 

El pasado 21 de enero se celebraba una reunión con el Gobierno balear para buscar soluciones que impidieran el traslado de El Caserío a Bélgica. El encuentro reunió a la consejera de Trabajo y Formación balear junto a otros representantes del Gobierno, comité de empresa de Kraft, la secretaria general de la Federación Agroalimentaria de CCOO, Cecilia Sanz, y el secretario de Organización y Finanzas, Antonio Conde. En declaraciones a los medios de comunicación, Conde subrayó que todos los asistentes coincidían en que el cierre de la fábrica supondría «un desastre para Menorca y la muerte civil de la isla».

 

Asimismo, Antonio Conde anunció una reunión entre representantes de la Consejería de Trabajo, comité de empresa y CCOO con la Dirección General de Trabajo del Gobierno central. Tendría como objetivo instar al ejecutivo a que no apruebe un expediente de regulación de empleo (ERE) en el caso de que Kraft llegue a presentarlo.

La multinacional argumentaba su decisión en la necesidad de reestructurar sus fábricas en España para reducir costes. Curiosamente Kraft decidía el cerrojazo pese a haber obtenido durante los primeros once meses de 2008 unos beneficios netos de 2.738 millones de dólares, un 36% más que en 2007.

 

El secretario de Finanzas de la Federación Agroalimentaria también dejó claro que el aumento de la capacidad de la planta de Bélgica «no es motivo suficiente para llevársela de Menorca».

 

A la reunión con el Gobierno central hay que sumar otro encuentro entre el comité de empresa y la delegada sindical Margot Sastre con el comité europeo de Kraft para informar del impacto económico y social que supondría llevar a cabo el cierre y posterior traslado de la producción a Bélgica.

 

Conde afirmó que: «Hemos intercambiado posiciones y hemos acordado de forma unánime que la marca no puede irse», añadiendo que la dirección de la compañía tiene que entender que «dejando la marca en Mahón es factible encontrar otro comprador». Por último subrayó que «no tiene sentido producir porciones El Caserío en Bélgica para venderlos en España, fundamentalmente por dos razones:

 

1.   Los costes salariales en Bélgica son un 40 por ciento más caros que en España, así como el encarecimiento del transporte de Bélgica a España.

 

2.   La materia prima que se utiliza en Mahón para fabricar los «quesitos» es distinta a la materia prima que se utiliza en Bélgica, por lo tanto «el sabor se alteraría, si se llegan a fabricar fuera de España».

 

Por su parte, la IUF, federación internacional de sindicatos que representa a los trabajadores de sectores de alimentación, entre otros, emitía hace pocas semanas un comunicado en el que anima a Kraft a reconsiderar el cierre y estudiar alternativas porque, asegura: «El Caserío no mejorará su situación en Bélgica, ya que esto sólo traerá una mejora leve a niveles de capacidad allí».

 

La reunión con el Gobierno balear se producía después de que representantes de los comités de empresa de Kraft mostraran a la dirección de la compañía diferentes estudios económicos.

 

Cifras que, según la consejera de Trabajo y Formación, Joana Barceló, avalan que la propuesta de cerrar la planta de Mahón «va más ligada a una rentabilidad empresarial que no a una situación de dificultades financieras de la multinacional».

 

En aquel encuentro, Kraft Foods trasladó a los comités de empresa de sus plantas en España que su intención no es presentar un ERE, sino buscar una «solución negociada» con los trabajadores para sus planes de futuro en este país.

 

 

 

Más despidos 

 

El reajuste promovido por Kraft no se queda sólo en el cierre de Menorca. El grupo tiene previstas las reestructuraciones de sus centros de Hospital de Órbigo, en León y Montomés del Vallés en Barcelona. Ajustes que supondrán la destrucción de 25 y 27 puestos de trabajo respectivamente.

 

La planta de León dejará de producir varios formatos de mayonesa para favorecer la rentabilidad de esta línea de productos. En Barcelona está previsto optimizar las líneas de producción especializada en postres en polvo y gelatinas. Para reducir más gastos, la estructura organizativa de ambas plantas también se verá reducida mediante la creación de servicios de gestión compartidos.

 

Kraft Foods ha garantizado que ninguna otra de sus plantas españolas se verá afectada por este proceso de reestructuración.

 

 

 

 

Acabar con casi un siglo de historia

 

En noviembre de 1930, Pedro Montañés Villalonga y sus socios, Domingo Massanés, Juan Mir y Francisco Orfila, fundaban en Mahón un pequeño taller que bautizaron como la «Quesería Flor de Menorca».

 

Un par de meses después salían a las tiendas las primeras cajas de queso fundido con la marca El Caserío. Tras perfeccionar las técnicas de fabricación en Francia, Pedro Montañés crea en 1947 la firma Industrial Quesera Menorquina. En 1980 Matías Montañés Marino, hijo del fundador, asumiría la dirección de la empresa.

 

 

 

Gaceta Sindical Agroalimentaria CCOO

19 de marzo de 2009

 

 

 

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