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Nestlé, la extorsión corporativa  
y la arrogancia del poder 
  
El presidente de 
Nestlé, Peter Brabeck, 
amenazó pública y deliberadamente con 
retirar de Suiza a la mayor compañía de 
alimentos del mundo, como reacción a las 
conversaciones que se llevan a cabo 
dentro del gobierno acerca de 
legislación con el objeto de imponer un 
tope a las remuneraciones de los 
ejecutivos. Al ser entrevistado el 13 de 
septiembre por el semanario Sonntag
(Domingo), Brabeck señaló que
Suiza "quizás no es el lugar 
apropiado para nosotros”, tildando a la 
legislación sobre remuneraciones "el 
principio del fin". 
  
El jerarca de Nestlé 
ganó casi 14 millones de francos suizos 
en el 2008, y más de 3 millones 
adicionales (gracias a opciones de 
compras de acciones) el año anterior 
cuando los mercados estaban en auge. Las 
remuneraciones en la escala superior de
Nestlé recaen bajo lo que la 
compañía ingeniosamente denomina "crear 
valores compartidos" (en tanto que los 
trabajadores/as y sus organizaciones 
sindicales luchan continuamente por el 
derecho a una parte de ese valor). Por 
supuesto, la preocupación de Brabeck 
es por el imperio de la ley, no por su 
bolsillo. Suiza, afirmó, era 
conocida por "no ceder a tales 
demandas". Como lo explicó ante la 
reunión anual de la Federación Suiza de 
Comercio una semana atrás, "El populismo 
moldea las leyes en las repúblicas 
bananeras". 
  
En la época de la opción 
de compras de acciones, la ausencia de 
un impuesto sobre las ganancias de 
capital y la mínima regulación vigentes 
en Suiza, la convirtieron en un lugar 
atractivo donde tener la sede de 
compañías financieras e incluso de 
empresas manufactureras y de servicios. 
En este caso la verdadera cuestión es la 
arrogancia –y el abuso– del poder. "No 
me siento poderoso en modo alguno", 
expresó Brabeck al periódico 
austríaco Kurier el 20 de agosto.
 
  
No obstante, la mera 
discusión de límites legislativos sobre 
indecentes paquetes salariales suscita 
amenazas de empacar y marcharse. 
Nestlé nunca se ha abstenido de 
ejercer su autoridad en su propia casa y 
en el extranjero. La arrogante conducta 
de la compañía en la Suprema Corte del 
estado de Maine en Estados Unidos, 
donde el abogado defensor de Nestlé 
argumentó notoriamente que la 
resistencia de la comunidad de conceder 
a la compañía acceso comercial a los 
recursos hídricos públicos vulneraba su
"derecho" a maximizar la 
participación en el mercado, escandalizó 
incluso al juez. La grabación en video 
de la presentación ha pasado a la 
historia.  
  
Menos conocidas son las 
incontables instancias en las cuales, en 
el ámbito mundial, Nestlé ha 
utilizado al máximo todo mecanismo legal 
disponible para limitar los derechos de 
los trabajadores/as en sus lugares de 
trabajo. Sin embargo, no se cuestiona la 
sobreregulación cuando se trata de 
refrenar a los trabajadores y 
trabajadoras… 
  
Las inmensas utilidades 
en Nestlé no solamente financian 
inmensas remuneraciones para la 
dirección superior, mantienen una 
batería de abogados en todo el mundo 
dedicados a proteger el derecho de la 
compañía a restringir los derechos de 
los trabajadores/as que elaboran sus 
famosos productos Nestlé. 
 
  
Es ello lo que sustenta 
el argumento de Nestlé respecto a 
que los salarios son un "secreto 
comercial" no sujetos a negociaciones 
colectivas, permitiéndole, por ejemplo, 
continuar negando el derecho de los 
trabajadores de Nescafé en Indonesia a 
negociar sus tasas salariales e 
incluirlas en el Convenio Colectivo. 
En India, los 
abogados de Nestlé utilizaron 
nada menos que 54 aplazamientos 
judiciales en 8 años a 
fin de evitar negociar con el sindicato 
en su planta de Ponda. 
  
Ni un sólo empleado de 
Nestlé en India está cubierto por un 
Convenio Colectivo; Nestlé 
sostiene que los trabajadores/as no 
necesitan negociar sus salarios, porque 
la gerencia ha efectuado un "estudio 
científico" del tema. La amenaza de 
retirar su actividad no es asimismo nada 
nuevo para Nestlé –en el año 
2003, en un conflicto con la 
organización sindical de la fábrica Nescafé de Nestlé Corea, 
la compañía efectuó un paro patronal a 
los trabajadores/as– y amenazó con 
trasladar la producción a China 
si el sindicato no se sometía a cada una 
y todas las exigencias de la gerencia. 
  
La tosca extorsión para 
detener un debate muy necesario acerca 
de los salarios de los ejecutivos no 
representa una sorpresa, el poder 
privado es siempre el primero en 
censurar y procurar obstaculizar el 
ejercicio del poder público en aras del 
interés general. Una vez más, Nestlé 
se ha distinguido a este respecto. 
  
Ginebra, 17 de septiembre 
del 2009 
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