Nicaragua

  

El CAFTA-DR

y sus consecuencias

 en Centroamérica

 

 En el marco de la semana de movilizaciones a nivel planetario del Foro Social Mundial, las organizaciones centroamericanas que integran la “Campaña Regional contra la Flexibilidad Laboral” han organizado la videoconferencia “El estado de los Derechos Humanos Laborales desde la implementación del TLC con Estados Unidos”, Sirel participó como invitado para cubrir el evento.

 

La actividad contó con la participación de organizaciones sociales y sindicales de Guate-mala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, con el objetivo de unir esfuerzos y voces de resistencia contra la violación a los derechos laborales que se siguen perpetrando en la región. Honduras no pudo participar por motivos técnicos de enlace.

 

El controvertido TLC entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-DR) ya cumplió más de dos años y para los movimientos sociales y sindicales ha llegado el momento de hacer un análisis de los impactos reales que ha tenido sobre la clase trabajadora.

 

Los participantes en la videoconferencia arrojaron datos muy preocupantes, que obligan a intensificar las acciones en defensa de los derechos laborales y sindicales en toda la región.

 

Para Roger Barrantes, de la Confederación Sindical de Trabajadores “José Benito Escobar” (CST-JBE) de Nicaragua, “en nuestra región, la problemática en materia de violación a los derechos laborales lejos de disminuir va incrementándose. En el caso concreto de Nicaragua, el tema de la flexibilidad laboral está produciendo daños muy graves a las y los trabajadores. Cuando, por ejemplo, escuchamos las constantes violaciones a los derechos laborales y sindicales en las maquilas - continuó Barrantes- debemos entender que es uno de los sistemas de producción que más está siendo privilegiado por los TLC y que trae graves consecuencias, no solamente para los trabajadores de este régimen, sino para todos los ámbitos laborales”.

 

Para el responsable de Relaciones Exteriores de la CST-JBE, estas constantes violaciones en las maquilas crean un efecto dominó entre los empleadores de otros sectores. “Así que se está creando una cultura de incumplimiento por parte de los empresarios que realmente debe preocuparnos”.

 

Otro elemento señalado por las organizaciones nicaragüenses es que los TLC, lejos de fortalecer las economías nacionales, tienden a crear un fenómeno de transnacionalización, dejando la mayoría de los sectores económicos en mano de estas grandes empresas extranjeras. Este fenómeno ha alcanzado también a sectores como el sistema financiero o de ventas de hidrocarburos, cuyos trabajadores generalmente son contratados por servicio y se les prohíbe que se organicen en sindicatos. “Hasta se ha vuelto imposible entrar en contacto con ellos, porque hay un control férreo y están bajo vigilancia extrema”, aseveró Barrantes.

 

Continuando el análisis de la situación nicaragüense, si bien es cierto que ha habido voluntad política por parte del Ministerio del Trabajo (MITRAB) para aumentar el número de inspecciones en las empresas, en la realidad existe un aumento de las violaciones de los derechos laborales.

 

“El tipo de violación que más se ha detectado tiene que ver con los contratos de trabajo, es decir que no hay contratos o están redactados de tal manera que violentan las legislaciones nacionales. Esta situación -detalló el dirigente sindical de la CST-JBE- ha afectado a un total de 66.792 trabajadores. El segundo tipo de violación más recurrente es sobre la jornada de trabajo. Se violenta el derecho a vacaciones, al pago de horas extras y se obliga al trabajador a jornadas de hasta 14 horas”.

 

En su relación, Barrantes recordó que el salario sigue siendo miserable. A pesar del aumento del salario mínimo negociado recientemente (15 por ciento), en el campo apenas alcanza a los 61 dólares, en el sector minero a los 96 dólares y una trabajadora de la maquila tiene que conformarse con 104 dólares. Si tomamos en cuenta que el valor de la Canasta Básica ha sido cotizado en 400 dólares, quiere decir que esta trabajadora apenas cubriría el 25 por ciento del mínimo para sobrevivir.

 

El elemento que acomunó todas las intervenciones de las diferentes organizaciones centroamericanas fue identificar la maquila como el sector en donde más se violentan los derechos laborales y sindicales. En Nicaragua se determinó que 17 de los 80 mil trabajadores con que cuenta este sector no tienen contratos de trabajo, lo que representa un 23 por ciento. Son 50.720 los trabajadores y trabajadoras que están siendo sometidos a jornadas de trabajo violatorias a la legislación nacional y 41.913 que están sufriendo algunas violaciones en materia de protección a la Seguridad e Higiene Ocupacional.

 

“Todo esto debe ser motivo para que las organizaciones sindicales tratemos de fortalecer nuestra unidad y alianza, trabajando de manera más firme en la defensa de los derechos de las y los trabajadores. Estos TLC, lejos de venir a resolver los problemas, vienen a incrementarlos”, concluyó Barrantes.

 

Según Ana Rosa Ruiz, del Programa de Equidad de Género del Instituto Tecnológico de Costa Rica, “nuestro país acaba de aprobar el CAFTA, pero ya en las últimas dos décadas se ha promovido un modelo de apertura comercial que favorece la inversión extranjera, con el consecuente debilitamiento del sector productivo nacional y del estado de derecho. Si bien en este periodo se ha generado más de medio millón de empleos, 246 mil son informales, lo cual significa inestabilidad, inseguridad y desprotección. Este año -continuó Ruiz- el gobierno y las cámaras empresariales están celebrando un incremento del 8,2% del PIB, uno de los más importantes que ha tenido el país en los últimos 13 años. Al mismo tiempo, hay un incremento de la desigualdad y deterioro de la calidad del empleo. Cuando hablamos de desigualdad entendemos la creciente distancia de ingresos entre los ocupados calificados y los no calificados, con un evidente predominio de empleos de mala calidad, trabajos inestables e informales, que están fuertemente relacionados con la pobreza y con la condición de la mujer”.

 

Se trata del “subempleo invisible”, que involucra a miles de trabajadores que están enfrentando un incumplimiento del pago de salario mínimo, sobre todo en el sector agrícola, en la construcción y trabajos domésticos, donde se está haciendo un uso deshumanizado y violento de poblaciones migrantes, principalmente de Nicaragua y de poblaciones indígenas de Costa Rica y Panamá. El 66,5 por ciento de estos trabajadores y trabajadoras pertenecen al sector privado.

 

Otro factor que preocupa a las organizaciones sociales y sindicales de Costa Rica es la falta de acceso a la Seguridad Social. Según datos proporcionados por Ruiz, menos del 50 por ciento de los trabajadores tienen seguro social y en el sector privado alcanza solamente el 42 por ciento.

 

En el caso de El Salvador, la licenciada Indira Pineda, del Sindicato de Periodistas de El Salvador (SINPESS), hizo un análisis de las más graves afectaciones a los derechos laborales y sindicales en el país a más de dos años de la ratificación del CAFTA. “Se hicieron tantas promesas que nunca se han cumplido y nuestro país sigue rigiéndose sobre las remesas familiares. El sector que resulta ser el más afectado es el de las mujeres y de los jóvenes, ya no digamos el caso de mujeres jóvenes que encuentran trabajo en el sector de la industria manufacturera. Los principales problemas que estamos enfrentando como sindicalistas en el acompañamiento y seguimiento de la clase trabajadora, es la falta de contrato de trabajo, la subcontratación, la implementación del periodo de prueba, la falta de un salario debidamente estipulado (caso de los Call Centers), el trabajo temporal que no garantiza los derechos fundamentales y las prestaciones. Tenemos también -continuó Pineda- despidos sistematizados y repetidas violaciones a los derechos humanos, como es el caso de las mujeres a las cuales se les obliga a someterse a una prueba de embarazo antes de ser contratadas”.

 

En dos años de CAFTA, se han perdido 45 mil empleos en las maquilas y esto ha generado mayor migración hacia los Estados Unidos. Otro ámbito muy afectado es el sector público, donde se va perdiendo gradualmente la estabilidad laboral, el derecho a la huelga y a la contratación colectiva, a través de reformas a la Ley de Servicio Civil.

 

Con respecto a las organizaciones sindicales, Pineda indicó que en El Salvador hay un incremento de los trabajadores organizados (168.849) y de los sindicatos (178), frente a alrededor de 3 mil empresas agremiadas en la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP).

 

También en este país se destaca la flagrante violación a los derechos de la mujer, sobre todo en las maquilas. Según la representante del Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), “con las nuevas tablas de salario mínimo aprobadas en diciembre del 2007, las mujeres que trabajan en este sector van a recibir un salario menor del que está establecido por el área urbana y esto representa una violación a sus derechos. Además, en las maquilas no se permite la organización sindical y los empresarios no respetan este derecho que está tutelado por la OIT”. 

 

Actualmente existen solamente 4 organizaciones sindicales frente a la presencia de más de 500 empresas maquiladoras.

 

Como en el caso de El Salvador, David Eduardo Soto Oliva, de la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores del Estado de Guatemala (FENASTEG) y Efraín López, de la Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala (UNSITRAGUA), denunciaron reformas a la Ley de Servicio Civil que están mermando la estabilidad laboral de los empleados públicos.

 

Muy crítica es también la situación en Panamá. Para Salomón Samudio, del Centro de Investigación y Docencia de Panamá (CIDPA), “El proceso de flexibilidad laboral ha sido diferente que en el resto de la región. Es a partir de 1995, con la aprobación de la Ley 44, que se comenzaron a aplicar una serie de normas que flexibilizaron las relaciones laborales en el país, con el objetivo de generar mayor competencia y supuestamente alcanzar el máximo nivel de ocupación laboral a través de la inversión extranjera. Lo que sucedió -recordó Samudio- es que se les hizo más fácil a los empresarios encontrar las condiciones necesarias para la aplicación del CAFTA. En las negociaciones de este TLC, se plantearon nuevas reformas al Código del Trabajo panameño, que ya es el más flexibilizado de la región. También se les facilitó a los empresarios para que pudieran despedir de manera más barata y se modificó la irrenunciabilidad de los derechos de los trabajadores”.

 

Como resultado se obtuvo el aumento de la desigualdad social, la fragmentación del mercado del trabajo y la disminución del crecimiento del empleo. Paralelamente hubo un aumento de la informalidad, de la marginalización y de la precarización en cuanto a la calidad del empleo, y una disminución generalizada de los salarios. Actualmente, el 40 por ciento de la población está por debajo de la línea de la pobreza, el 46 por ciento de la fuerza laboral se encuentra en una situación de informalidad y el 71 por ciento de los contratos firmados en el 2007 son por tiempo definido.

 

Otro fenómeno muy alarmante es el atentado contra el derecho a la libertad sindical y las persecuciones a los trabajadores. “Ya no se trata solamente de despidos o encarcelamientos de los trabajadores, sino que están asesinando a los dirigentes obreros, como es el caso de los compañeros Luigi Argüelles y Osvaldo Lorenzo del Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares de Panamá (SUNTRACS). Estamos también denunciando la persecución en contra del dirigente sindical Saúl Méndez. La política es crear incertidumbre laboral y organizacional al fin de debilitar la lucha que viene librando el movimiento sindical panameño”.

 

Para Samudio, como para todos los participantes en la videoconferencia, “la situación que están viviendo Panamá y los demás países refleja el verdadero objetivo de los TLC: abaratar el costo de la mano de obra local al fin de aumentar el margen de ganancia del capital nacional y transnacional”.

 

En Managua, Giorgio Trucchi

Rel-UITA

28 de enero de 2008

 

 

 

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