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Paraguay debe cambiar alcohol por petróleo, no carne y soja

El Gobierno de Paraguay debe plantear al de Venezuela el intercambio de petróleo por alcohol carburante. El senador Ronaldo Dietze asegura que esta negociación no solo será mucho más fácil entre los estados, sino inmensamente beneficiosa para ambas partes. Afirma que nuestro país tiene un potencial muy grande en cuanto a biocombustibles.

 

El senador Ronaldo Dietze pertenece al Partido Patria Querida. Trabaja desde hace muchos años como consultor en el sector agropecuario. Fue director de Cooperativismo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y también viceministro de Agricultura. A continuación, parte de la charla que mantuvimos con él.

 

Es sumamente importante que Venezuela nos compre alcohol carburante, porque por más petróleo que tenga, también tiene el compromiso ambiental que les obliga a usar alcohol carburante. Compra de Brasil.

 

-¿Cree que el Gobierno paraguayo debería ofrecer este trato?

-Sí. Se firme o no el acuerdo de provisión de petróleo, tendríamos que venderle alcohol a Venezuela.

 

-¿Para nosotros qué importancia tendría?

-En primer término, vamos a generar divisas por la venta del producto. En cuanto a lo social, que es muy importante para Venezuela y para nuestro Presidente, por lo menos en palabras, significa que detrás de la producción de alcohol hay muchos campesinos, muchos productores.

 

-¿De caña dulce?

-De caña de azúcar y de otras cosas, porque también se utilizan el maíz, el sorgo y la mandioca. Socialmente es muy ventajoso, por las externalidades positivas que tiene. También ambientalmente, todos somos responsables por el cambio climático. El alcohol carburante y los biocombustibles son renovables.

 

-El Gobierno ha empezado las negociaciones con soja y carne.

-La soja y la carne son productos que acá están en manos del sector privado. Estas negociaciones las hubiera hecho el sector público exclusivamente, Petropar con la empresa estatal venezolana. El Gobierno paraguayo no compra carne ni soja, y no corresponde, no puede negociar estos productos con Venezuela. Para eso tiene que haber una triangulación, que es muy difícil en la práctica. Sin embargo, con el tema alcohol es más fácil, porque el producto está en manos del Estado acá, a través de la planta de Troche. Sería una negociación simple de Estado a Estado y eso facilitaría el acuerdo.

 

-¿Cree que se hubiera comenzado por el alcohol?

-Por ahí se tenía que comenzar. De hecho que no estaba yo de acuerdo, como muchos, con ese convenio, porque el público paga al contado por el combustible, cuando uno va al surtidor, entonces, no hay razón para financiar el 25%. Por más que sea el 2% el interés que se propone, lo mismo va a incidir en el costo final. Además, va a sobrar el dinero al Estado como para seguir con la farra. Acá hay una cuestión de principios, no cierra el tema.

 

-¿Le resulta llamativo el asunto?

-Es llamativo. Lamentablemente, el Gobierno no tiene ninguna política energética, mucho menos de biocombustible, alcohol carburante o biodiesel. Yo hice un programa de alcohol, que se envió al Gobierno, para utilizar y exportar alcohol carburante.

 

-¿Qué potencialidad tiene Paraguay en el tema alcohol o caña de azúcar?, ¿que números tiene al respecto?

-Necesitamos producir, en los próximos 10 ó 15 años, unos 300 millones de litros de alcohol, que es lo que hoy consumimos en gasoil.

 

-¿Su idea es reemplazar la importación?

-Ese es el parámetro que yo tomé, aunque no se sustituye por completo. Brasil, por ejemplo, está exportando y está consumiendo y nosotros podemos hacer lo mismo. Pero 300 millones de litros no significan más que 60.000 hectáreas más de caña de azúcar. Puede ser mandioca también. Tenemos que alcanzar las 80 toneladas por hectárea de rendimiento y ahí está el problema. Paraguay tiene hoy 40.000 hectáreas de caña de azúcar, que producen 40 toneladas por hectárea. En esas condiciones producimos entre 2.800 y 3.000 litros de alcohol. Brasil tiene un rendimiento de 100 toneladas por hectárea y saca 8% de alcohol, quiere decir que tienen entre 7.000 y 8.000 litros por hectárea de alcohol. Nosotros tenemos dos veces y medio menos. Esto significa que, de una vez por todas, tenemos que utilizar la tecnología, cosa que no es difícil, es sencillo. Lamentablemente, nadie hace nada; el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) no quiere reformarse, no quiere modernizarse, no quiere investigar.

 

-¿Usted habla de un total de 100.000 hectáreas de cultivo?

-Exactamente. Las otras (40.000) no podemos destinar al alcohol porque ya se usan para azúcar orgánica, convencional y alcohol. Brasil tiene 5.500.000 hectáreas de caña de azúcar y va a llegar ahora a 7.000.000 de hectáreas, con 1.500.000 hectáreas más. Ojalá que la planta de Troche venda su alcohol a Venezuela, porque también es una competencia desleal que venda alcohol al mercado interno. Mientras el Estado está encima, el sector privado tiene miedo, porque el Estado nunca se quiebra.

 

-¿El sector privado teme competir con el Estado?

-A pesar de eso, hay plantas que se están armando; por ejemplo, Yegros está instalando una planta pequeña, la cooperativa de la zona. El empresario Blas Zapag (Copetrol) está instalando una empresa más grande, y hay otra en Caazapá, no recuerdo de quién es. La gente está invirtiendo, pero lo hace tímidamente. Con la ley de biocombustibles que sacamos encuentran algún incentivo.

 

-¿Qué propone esa ley?

-Obliga a mezclar los biocombustibles, el biodiesel y el alcohol carburante. Todos los surtidores tienen que hacerlo, no habla de la proporción, porque eso depende de la cantidad que maneje cada empresa. También dice que todos los surtidores del país tienen que tener una manguera en donde se venda el producto absoluto, sin mezcla. Se dan unos incentivos fiscales, por ejemplo, en estos casos se aplica la ley de incentivos 60/90 y también se le da estabilidad fiscal. O sea, que no se aplique el impuesto selectivo al consumo, que se aplica a los petróleos, que es casi del 50%. Solo se aplicarán el IVA y el impuesto a la renta. Se plantean estas condiciones por 15 años. Por otro lado, no se le cobra por la inspección, no se le exige el estudio de impacto ambiental, porque de por sí el combustible es amigable con el ambiente.

 

-¿Qué es lo que falta, entonces, para decidir al sector privado?

-Créditos a largo plazo. Por eso la banca de segundo piso tiene fondos, pero lamentablemente nadie habla todavía de los recursos que tienen que ser destinados a los biocombustibles, que es una cuestión netamente estratégica para nuestro país. Hoy hay líneas a largo plazo, del Fondo de Desarrollo Industrial, Fondo de Desarrollo Campesinos y los nuevos que se están negociando con el Banco Interamericano de Desarrollo. El Gobierno debería tomar esto como prioridad, pero eso es lo que no hace. Encima, hay una amenaza, los más optimistas dicen que el mundo tiene petróleo para 50 años más y los menos optimistas afirman que en 30 años se termina. Es hora de que comencemos a hacer algo al respecto, sobre todo en un país como el nuestro que no tiene petróleo. Hay que buscar alternativas, rápido.

 

-¿La posibilidad de vender a Venezuela alcohol no se analizó en ningún momento?

-En ningún momento, lastimosamente. Si Troche vende el 100% de su producción a Venezuela, entonces, puede entrar más fácilmente el sector privado en el negocio, para el mercado nacional y para la exportación.

 

Julio Benítez Díaz

ABC Color Digital

13 de diciembre de 2005

 

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