Chile

El drama de una economía

incapaz de generar empleo

Fuera de todo pronóstico estuvieron las cifras entregadas sobre desempleo en el país, las que según datos oficiales se acercan al 10%. Fuera de todo pronóstico, porque la fuerte alza en la cesantía se da en momentos en que despunta una reactivación en el crecimiento empujada por la reactivación que se vive a nivel mundial. ¿Crecimiento sin empleo? Ése es el drama que se hace cada vez más evidente.

Editorialistas de grandes consorcios periodísticos, economistas de renombrados centros de estudio y conspicuo apellido, empresarios y políticos del establishmen no entienden lo que pasa, pero al final, como un rezo o invocación mágica, siempre terminan pregonando la necesidad de dar mayores libertades al mercado para superar los lastres que a todas luces ese mismo libre mercado crea. En uno de los mercados laborales más desregulados del mundo, como es el chileno, la respuesta a la falta de empleo no parece estar en las "rigideces" de la relación laboral, sino más bien en una estructura económica basada en la exportación de materias primas, que generan crecimiento pero no contratan mano de obra, mientras que la producción nacional destinada al consumo interno, que sí genera empleo, se ve desplazada por las importaciones que promueven nuestras políticas de apertura. En síntesis, un crecimiento sin empleo, o si se quiere, un país en donde la teoría del chorreo no funciona.

El índice de actividad económica de mayo (Imacec) fue de un 4,8%, que si bien parece algo bajo para las expectativas, da cuenta ya de un repunte en el crecimiento que podría llegar al 5% durante este año, lo que representa el doble del crecimiento vivido desde el inicio de la crisis a fines de 1998 hasta el 2003. Sin embargo, el desempleo, según datos oficiales entregados por el INE, alcanzó un 9,4% en el trimestre móvil marzo-mayo, lo que representa un 0,7% más con respecto al mismo período del año pasado.

Algo no cuadra en el discurso de los discípulos de los "Chicago Boys": ¿no se supone que a mayor crecimiento, mayor empleo y mayor bienestar?

La tasa de desocupación alcanza el 9,4% a nivel nacional pero en la Región Metropolitana bordea los dos dígitos con un 9,9%. El fuerte repunte del desempleo no puede explicarse por factores estacionales, porque si bien es cierto que en los meses de invierno la tasa sube por elementos como la baja en la actividad agrícola, esta cifra representa 0,7% más que el trimestre anterior y que igual período del año pasado. Esto equivale a casi 600.000 personas que están cesantes. Un índice peor incluso a las proyecciones más pesimistas, que cifraban un máximo en torno al 9%.

Una cifra además que se conoce en un contexto económico internacional marcado por el aumento en las tasas de interés decretada por la Reserva Federal norteamericana (FED) de un 0,25% a un 1,25%, lo que se vuelve una presión para que el Banco Central chileno a su vez suba sus tasas de interés con el fin de evitar una salida de capitales y/o desincentivar su ingreso. Un alza en las tasas de interés repercutiría negativamente en la actividad económica y el empleo.

Las recientes cifras de desempleo son ciertamente un balde de agua fría para los inquilinos de La Moneda. El empleo aparece como la nota negra de una administración económica que ha seguido al pie de la letra los postulados del FMI: una política de severo ajuste del gasto fiscal, con la famosa regla del superávit estructural; y una eufórica política de apertura marcada por los TLCs con EE.UU. y la Unión Europea. Lagos quería mostrar muchas cosas en vitrina, todo en un período especialmente sensible como es el pre electoral, pero los supuestos logros de su administración no pudieron coronarse ante la opinión pública con una disminución de la cesantía, lo que aumenta las voces críticas hacia el desempeño económico de la Concertación. De ahí el anuncio urgente del gobierno de crear 55 mil nuevos empleos para las regiones con una cesantía de dos dígitos. Empleos que después de todo no son más que meros paliativos, pues están diseñados para dejar de existir apenas mejoren las señales económicas.

 

Un drama que llegó para quedarse

Como veíamos, el aumento de la cesantía ya no se puede atribuir a la falta de crecimiento, pues este año vamos a crecer casi el doble que el año pasado y sin embargo hay más desocupados. Tampoco se puede atribuir a un aumento en la fuerza laboral, que son los que están en edad de trabajar y están buscando empleo, porque ésta ha disminuido sostenidamente en los últimos cuatro trimestres, y se mantuvo sin variaciones con respecto al trimestre recién pasado. El problema no es otro, entonces, que la precaria generación de empleos que ha vivido nuestra economía en los últimos doce meses, que se empina apenas al 0,3%. De hecho, según el INE se perdieron 44.200 empleos desde abril

El actual escenario pone en evidencia una situación que hoy pocos discuten: la incapacidad de nuestra economía para generar empleos. Se configura una de los peores escenarios para Chile, como es la conformación de un alto desempleo que adquiere un carácter estructural, es decir, que aumenta en los períodos recesivos pero que se muestra resistente en los períodos de crecimiento. El debate hoy está centrado en las causas de este desempleo.

Para los neoliberales convencidos, las razones de este desempleo son justamente los factores exógenos al libre mercado, que distorsionan el mercado del trabajo. Sus dardos apuntan específicamente a dos instrumentos "extra" librecambio: el Salario Mínimo y las regulaciones que establece el Código Laboral. Desde el presidente del Banco Central, Vittorio Corbo, hasta el timonel de los empresarios, Juan Claro, pasando por diversos parlamentarios y centros de estudios abogan por el fin del Salario Mínimo y por avanzar en profundizar la flexibilidad laboral. Pero otros enfoques señalan un culpable distinto: una economía que por un lado impulsó una política de apertura irrestricta de su mercado y que decidió enfocar el grueso de sus esfuerzos productivos a la exportación de materias primas. Un esquema que puede resultar muy rentable para los grandes exportadores, pero no para la gran masa de chilenos cesantes o subempleados. Un proceso de liberalización que ha seguido un invariable camino de profundización desde la dictadura.

Hugo Fazio, economista y director de CENDA, señala que "este proceso irracional destruye plazas laborales al sustituir masivamente la producción nacional por importaciones, mientras que la expansión del sector exportador absorbe muy poca mano de obra". ¿Desregulación del mercado laboral como salida? Al respecto Fazio señala que "flexibilizar el mercado del trabajo en un contexto abiertamente de competencia imperfecta, como se da en Chile, sólo conducirá a hacer aun más precaria la situación de los trabajadores. Por lo demás, la evidencia empírica chilena y mundial no confirman que la desocupación disminuya de existir niveles mayores de flexibilidad". Para el economista, resolver efectivamente el grave problema de desempleo que vive nuestro país pasa por "fortalecer la demanda interna", para lo que el aumento del gasto fiscal "sigue siendo el gran paso que debiera haberse dado hace muchos meses".

 

Iván Valdés

Convenio La Insignia / Rel-UITA

15 de julio del 2004

 

 

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