Uruguay

Bella Unión (II)

El silencio de los hambrientos

Con la pediatra María Elena Curbelo

Hace 10 años que Curbelo trabaja como médica pediatra en los asentamientos de Las Láminas y Las Piedras, en el nórdico y muy pobre departamento uruguayo de Artigas. No sólo la mortandad infantil sino las secuelas físicas e intelectuales de la desnutrición, y su avance, que parece incontenible, alarman a esta profesional.

 

 

-¿Con qué apoyo cuenta en su trabajo?

 

-Formo parte de un equipo de salud de los dos barrios integrado por gente de la comunidad: madres, padres y una enfermera que se fue a vivir a Las Piedras.

 

-¿Se sabe cuánta gente  vive en estos asentamientos?

 

-Según un censo reciente, en Las Laminas hay 185 familias, con un promedio de entre 3 y 4 hijos por familia. En Las Piedras, si bien no contamos con cifras exactas estimamos que hay entre 800 y mil familias. Ambos barrios crecen permanentemente, pues gente que tenía su casita de material en el pueblo al quedar sin empleo la vende y se va a vivir en Las Láminas o Las Piedras y se come rápidamente lo obtenido por la venta de su casita.

 

-Se maneja que más del 50 por ciento de estos pobladores son menores de 18 años.

 

-Yo diría que más de un 50 por ciento es menor de 15 años. Existe una población infantil altísima.

 

-¿Cómo surge su vinculación con estos barrios?

 

-El vínculo con Las Piedras nació apenas vine a vivir acá, hace unos diez años. En ese momento había allí una epidemia de hepatitis y me invitaron a dar una charla sobre esa enfermedad. Desde entonces organizamos con los vecinos una limpieza y comenzamos cursos muy sencillos de formación de multiplicadores, o sea gente de la comunidad que comienza a trabajar como promotores de salud. En esa época no teníamos la preocupación de la desnutrición, y le prestamos especial atención a las enfermedades más frecuentes: diarrea en verano –ninguno de los dos barrios tienen saneamiento– y en invierno infecciones respiratorias, agravadas por el tema de los agrotóxicos. Estamos en el lugar del país con más infecciones respiratorias.

 

-¿Cuándo comienzan a prestar mayor atención a la desnutrición?

 

-A los cinco años de trabajar allí comprobamos que la mayor incidencia de las enfermedades se registraba siempre en niños desnutridos, y constatamos que la desnutrición iba en aumento aunque no teníamos cifras, porque la mortalidad se registra pero la desnutrición no. Parece que ahora los médicos estarán obligados a denunciar los casos de desnutrición.

 

Para combatir el problema, especializamos a un grupo de madres en el tema desnutrición. Les brindamos un curso sobre cómo disponer de una alimentación correcta –dentro de las dificultades económicas por las que traviesan– y reconocer las secuelas de la desnutrición. Estas madres aprendieron por ejemplo a hacer curvas de peso. Como siempre, al final muchas abandonaron por distintas razones, pero quedó un grupo reducido de mujeres que son muy luchadoras. Visitan a los vecinos, es gente multiplicadora.

 

Y ahora aparecen datos sobre mortalidad infantil que sitúan a la ciudad de Bella Unión en los niveles máximos en Uruguay, donde en promedio muere uno de cada 15 mil niños nacidos vivos antes de llegar al año. En Bella Unión ese índice se duplica.

 

En esta ciudad es común el bajo peso al nacer, lo que configura una situación global que acerca a esta zona del Uruguay a los países africanos.

 

En el niño que tiene menos peso que el esperado para su edad después se compromete la altura y luego aparece la dificultad en el aprendizaje. Alarma la cantidad de niños que vienen con recomendaciones de las maestras para ser atendidos por médicos.

 

Junto a compañeros del Sindicato Médico del Uruguay hemos decidido controlar a las embarazadas.

 

-¿Podría darnos algunas cifras oficiales sobre la desnutrición en Uruguay?

 

-Según un informe del Instituto de Pediatría elevado a la decana de la Facultad de Medicina, el departamento de Artigas en 2002 tenía una mortandad infantil de 13,1 y pasó al 28,8 por mil en 2003; el de Lavalleja pasó de de 12 a 21 por mil; el de Río Negro del 9,7 al 19,6; Salto del 14 al 21 por mil y Montevideo del 12, 7 al 15,7. La mortalidad infantil crece en todo el país. Y hay que tener en cuenta que no quedan registradas todas las muertes.

 

-O sea que la cifra total puede ser mayor.

 

-Sí. Un nene desnutrido baja su sistema de defensa y comienza un ciclo: puede ser afectado con facilidad por una neumonía, de la que sale aun más desnutrido y puede presentar un cuadro de diarrea. En este ciclo infección-desnutrición y más infección y más desnutrición al final hay dos desenlaces posibles: uno es que el niño muera, y se dirá que la causa es una neumonía y no la desnutrición; otro es que presente secuelas durante toda su vida.

 

Es común que niños que ingresan al hospital lo hagan con 2 o 3 neumonías, y apenas ingresen haya que hacerles una transfusión. Más del 50 por ciento de los niños internados aquí en Bella Unión tienen anemia, algo que no se arregla con darles gotitas de hierro.

 

-¿Qué sucede con los alimentos transgénicos en estos casos?

 

-Con los alimentos transgénicos no sabíamos qué comíamos y les enseñábamos a hacer la leche de soja pero ahora no la aconsejamos. Acá las semillas son todas transgénicas.

 

-¿Las autoridades nacionales o departamentales han adoptado políticas para contener esta situación?

 

-Se hizo un relevamiento de las familias que presentan mayor riesgo. A las madres que tienen niños de hasta seis años el Instituto Nacional de Alimentación les otorga una canasta de 4 quilos de alimentos. A las familias que presentan mayor riesgo sanitario se les ha dado, una sola vez, una canasta de 14 quilos de comestibles. Ahora se planteó montar una policlínica móvil, pero aún no se ha designado médico para atenderla.

 

Por otra parte, no hay saneamiento. Se dispone sólo de ocho grifos para el agua  y a la mayoría de la gente le han cortado la luz eléctrica. Muchas casas de la zona han sido levantadas en pantanos. Son casas muy modestas, hechas con cortezas de árbol, cartón, chapa y nailon. Paralelamente, la sociedad responde. En Las Piedras se ha montado un Centro de Atención a la Infancia y un merendero, donde cada tarde unos 400 niños acuden a tomar la leche. El Centro respalda a su vez a unas 40 familias que han hecho huertos en el fondo de sus casas.

 

-¿Hay antecedentes históricos en Uruguay de situaciones similares?

 

-Seguramente estamos ante una situación nueva por su magnitud.

 

 

Carlos Caillabet

© Rel-UITA

1 de julio de 2004

 

 

 

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