Uruguay

 

 

Con Gabriela Araújo

 

Nos secuestraron cuando

llegábamos al aeropuerto

Es hija de José Germán Araújo y Élida “Chichita” Liporace. Tiene un hijo de dos años, Santiago. Diego Germán Araújo, hermano menor de Gabriela, tiene una hija de seis años, Agustina. Muy jóvenes ambos convivieron con el peligro y el miedo, y también con su contracara, el coraje y la dignidad. Símbolo de aquellos días de tire y afloje, mientras la calle conquistaba la libertad detrás de un grupito de niños, la dictadura agonizante lanzaba zarpazos desesperados contra los más expuestos. Hoy, 22 años después, Gabriela reconstruye aquel momento de su familia y de todo un país, y destaca los fundamentos del presente.

 

 

-¿Cuáles son tus recuerdos de aquel diciembre de 1983, tan particular para el Uruguay y para tu familia?

-Recuerdo que estábamos en víspera de terminar con la dictadura, se estaba saliendo de la dictadura para volver a la democracia y ese mes venía agitado con el retorno de los niños del exilio, las Convenciones de los partidos tradicionales que habían podido empezar a reunirse, y otros hechos que se venían dando con mucha celeridad. Vivimos una mezcla de sensaciones y emociones, muy contentos con los hechos que se venían dando que hacían avizorar una pronta salida. Pero a nosotros se nos mezcla con lo personal, ya que el 16 de diciembre, cuando se estaba gestando la vuelta de los niños por intermedio de la Comisión del Reencuentro y otras organizaciones en las que CX 30 estaba incluida, ese día clausuraron la radio por estar trasmitiendo las Convenciones de los partidos Nacional y Colorado. En el momento de la clausura mi padre estaba en un acto en Maldonado, junto a mamá y gente del Frente Amplio. Cuando le avisaron se vino inmediatamente para Montevideo y decidió que comenzaba una huelga de hambre hasta que la radio no se reabriera. Nosotros, que veníamos participando en la vuelta de los niños del exilio, quedamos más metidos en el tema de nuestro padre, ya que tuvo que esperar unos días para poder ubicar un lugar para comenzar; habló para hacerla en una iglesia pero se negaron, en algunas embajadas también se negaron, hasta que un amigo personal le prestó un departamento en la Avenida 18 de Julio y 8 de Octubre. La huelga de hambre comenzó el 19 de diciembre y culminó el 30 de ese mes, al recibir por escrito el decreto del Poder Ejecutivo de aquel entonces ordenando que la radio se reabriría cuando se cumplieran 30 días de la fecha del cierre. De allí tuvo que ser internado ya que la huelga llevaba 12 días y estaba bastante desmejorado. La venida de los niños estaba prevista para el 26 de ese mes, por eso decía de la mezcla de emociones y sentimientos, ya que todos los integrantes de la familia vivimos ahí con él prácticamente sin movernos. Él no salía porque estaba amenazado de que si lo hacía lo iban a detener, por eso no fue a la caravana, pero aún encerrado mantenía contactos permanentes con la Comisión del Reencuentro, participando en la organización del retorno. Recuerdo que en los horarios en que debía emitirse Diario 30, a las 11, a las 15 y a las 21 horas él salía al balcón, saludaba a la gente que siempre se concentraba y lanzaba unas palomas blancas al aire.

 

-Tengo entendido que un par de chicos de la delegación fue a saludar a Germán en plena huelga de hambre.

-Sí, al día siguiente o a dos días del retorno, fueron Gabriel Melgarejo, el hijo mayor de “Yuyo”, y Álvaro Villar, hijo del doctor Hugo Villar, a saludar a papá al apartamento.

 

-¿Cómo vivió la familia aquellos días de la clausura de la radio y la huelga de hambre? 

-Con orgullo pero también con mucho miedo, porque sabíamos que lo de él no era una amenaza, sino que iba a llegar hasta las últimas consecuencias. Estábamos convencidos de eso pero lo apoyábamos totalmente y estábamos allí con él, y en ese apoyo nosotros también ayunábamos. Como hija buscaba convencerlo con alternativas para que se alimentara de alguna forma, pero él me decía que no, que la iba a seguir y así fue.

 

-Siendo muy jóvenes, todo lo vivido en esos años debe haberlos hecho madurar velozmente a ti y a Diego, tu hermano, con todo lo que tus padres arriesgaban.

-En ese diciembre de 1983 Diego tenía 17 años y yo 19. Tal vez vivimos una juventud muy diferente a la de otros jóvenes de nuestra edad, que no estaban metidos en estos temas, pero parecida a la de muchos otros también. Nuestros padres siempre nos explicaron todo, que él estaba luchando para que no solamente nosotros sino todos los niños y los jóvenes pudieran vivir en libertad. Y sí, hubo que sacrificar un montón de cosas de la juventud como poder salir cuando uno hubiese querido. En ese momento no se podía hacer reuniones, además a él y a otros siempre los amenazaban con la familia, que es lo que uno más quiere. Pero era una persona siempre muy convencida de lo que estaba haciendo, y lo digo de corazón, no para quedar bien, él nos lo explicaba todo de una forma en la que quedábamos convencidos de que lo que estaba haciendo era lo correcto.

 

-Tratando de abstraerte lo más que puedas de tu carácter de hija, ¿cómo definirías a José Germán Araújo en su papel de ser humano y profesional comprometido con la causa de su pueblo?

-Como muchos otros, él fue uno de los pilares fundamentales para salir de esos años de oscurantismo. Él, como tantos otros, de alguna forma dio su vida para que todo aquello quedara en el pasado. Me hubiese encantado que él viviera lo que estamos disfrutando. Recuerdo que cuando supo que padecía una enfermedad mortal y que ya no le quedaba mucho tiempo, él mismo nos decía: “Bueno, no se preocupen, tengo 54 años pero con todo lo que hice es como si hubiera vivido 150; me siento conforme con lo que hice”. Y bueno, más allá de que como hija en este momento me gustaría tenerlo conmigo, entiendo que fue un pilar fundamental, que dio su vida y que valió la pena, aunque no lo tenga como papá físicamente, valió la pena todo lo que hizo para que hoy pudiéramos empezar lo que se está gestando. Falta mucho para llegar a lo que uno realmente quisiera, y costó lograrlo, pero se comenzó. Él hizo mucho para hacer posible lo que hoy está pasando. Él está en la mejor historia nacional, aunque parece que algunos ya lo han olvidado.

 

-Una anécdota del día de la llegada de los niños.

-Además de la Comisión por el Reencuentro, integrada por un montón de gente, a través de la 30 mi padre era uno de los que organizaba también la vuelta de los niños. Lo que estaba planificado era que toda esa gente fuera al aeropuerto a recibirlos. Como la radio estaba clausurada y mi padre en huelga de hambre, él pensó que lo mejor era mandarnos a mi hermano y a mí en su representación. Nos planteó la idea y estuvimos de acuerdo. Álvaro Vecino, empleado de la radio, manejaba el coche de papá, y Pablo Estramín, que en ese momento no era mi esposo sino amigo de la familia desde siempre, nos acompañó. Fuimos los cuatro. Llevábamos un parlante exterior con música de Los Olimareños; cuando estábamos llegando al aeropuerto nos pararon, un policía se subió adelante y nos sacaron contramano por Avenida de las Américas diciéndonos que nos iban a detener. Fuimos secuestrados, casi nadie se dio cuenta. Después nos llevaron al Departamento de Inteligencia, en Maldonado y Paraguay. Creíamos que era un anzuelo para que papá saliera a buscarnos y así poder detenerlo. Nos tuvieron unas cinco horas detenidos, nos interrogaron a todos menos a mi hermano que era menor, y nos preguntaban por “El Cuervo”, así le llamaban ellos a mi padre. La supuesta acusación era que íbamos difundiendo una canción de artistas prohibidos como Los Olimareños, y estaban en contacto permanente con mi padre. Él se sentía muy seguro de lo que hacía, y escuchábamos sus gritos en el teléfono cuando hablaba con la Policía, les decía que no iba a salir del apartamento. El mismo que nos interrogó luego nos llevó al apartamento donde estaba mi padre. Finalmente nos perdimos la llegada de los niños y la caravana, pero luego de saludar a mis padres y que los ánimos se tranquilizaran pudimos llegar al acto que se realizó en AEBU.

 

Rubén Yizmeyián

© Rel-UITA

21 de diciembre 2005

 

   

 

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