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Un supuesto 
enfrentamiento entre campesinos sin tierra y policías deja un saldo de 17 
muertos. Los hechos permanecen absolutamente opacos. El gobierno da señales 
contradictorias y ninguna información. Los grandes medios fabulan y aterrorizan. 
Sirel dialogó con el Paí Oliva, sacerdote jesuita y referente moral, ético y 
político en el país, para conocer su versión y opinión de estos hechos. 
  
En la actualidad Paraguay es 
sin duda el país con el sistema político más inestable de América del Sur. 
Allí parece estar aún abierta la Caja de Pandora que durante décadas agitó una 
dictadura jurásica, esparciendo corrupción institucionalizada, mafias, 
traficantes, impunidad, inseguridad jurídica para los débiles, informalidad 
económica y ahora corporaciones sojeras todopoderosas. 
  
En un contexto político caótico en 
el cual ninguna alianza es confiable, las muertes de Curuguaty son aún un 
acertijo cerrado, y las informaciones difundidas parecen destinadas más a 
confundir que a aclarar. Por eso, este diálogo con un amigo de siempre de la 
Rel-UITA.  
  
-¿Qué información puede compartir en 
este momento sobre los incidentes en Curuguaty? 
-Los campesinos estaban acampados 
allí desde hacía un tiempo. Según algunos indicios, personeros del Partido 
Liberal les habían ofrecido 10 hectáreas a cada uno y eran unas 50 personas.
 
  
El comisario de la zona recibió la 
orden de ir hasta el lugar, pero aún no se sabe cuál era el objetivo de la 
incursión: si un allanamiento o un desalojo.  
  
El comisario iba hacia allí apenas 
con policías locales y sin armamento especial, ya que este tipo de 
intervenciones son bastante habituales en el país. Casi invariablemente se 
produce un diálogo, una negociación, y los campesinos se desplazan hacia otro 
lado. A veces las cosas pueden llegar a una refriega, una pelea, pero nada más. 
Este hecho es absolutamente excepcional. 
  
En el camino el comisario encargado 
de la ejecución del operativo decidió dar marcha atrás porque justamente no 
tenía en claro qué era exactamente lo que debía hacer. Pero recibió una orden de 
su superior regional, Arnaldo Sanabria, quien lo obligó a 
continuar la acción.  
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Cuando los policías aún no llegaban hasta el campamento donde se 
encontraban los campesinos, un grupo aún no identificado de personas 
con armas de guerra los atacó por sorpresa.  | 
 
 
 
  
Cuando los policías aún no llegaban 
hasta el campamento donde se encontraban los campesinos, un grupo aún no 
identificado de personas con armas de guerra los atacó por sorpresa. Parece que 
los hubieran estado esperando, que hubiesen sabido que vendrían policías mal 
armados.  
  
Allí se produjo un primer tiroteo en 
el cual cayeron varios agentes del orden. Ante esto, la Policía se retiró del 
lugar, pero luego regresaron con refuerzos de grupos especializados en la 
represión y armas pesadas. Unos 300 efectivos realizaron vasto operativo que 
abarcó un amplio territorio alrededor del campamento y cargaron a sangre y 
fuego.  
  
Los campesinos no comprendían lo que 
estaba sucediendo. La mayor parte pretendió escapar. Otros intentaron defenderse 
con lo que tenían: alguna escopeta para cazar, machetes...  
  
El resultado ya lo conocemos: once 
campesinos y seis policías muertos, decenas de heridos, una tremenda conmoción 
social.  
  
Hay numerosos detenidos, incluso 
gente que nada tiene que ver con lo que ocurrió, como un grupo de personas que 
estaban pescando deportivamente en un río cercano. 
  
-¿Esto pudo haber sido una suerte de 
conspiración, una provocación orquestada por terceros?  
-Es posible, es posible. El problema 
ahora es que no hay información oficial, no hay comunicación del gobierno con la 
sociedad. No se sabe bien a quién beneficia esta masacre.  
  
Se corren muchísimos rumores, y la 
prensa  que está al servicio de los poderosos –sobre todo la televisión– ha 
dicho cosas inauditas que resultaron completamente falsas, pero que provocan una 
gran confusión en la gente. 
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Evidentemente alguien ha hecho un plan para conseguir algo, pero 
está muy mal hecho, y por eso es difícil entender a quién beneficia.  | 
 
 
 
  
-¿No se ha podido establecer 
contacto con los campesinos sobrevivientes? 
-De ellos sólo sabemos que hay unos 
que están muertos y enterrados y los demás están presos, pero no se sabe nada 
más.  
  
-¿Qué intereses puede haber detrás 
de algo así? 
-Hay mucha gente tratando de 
despejar esa incógnita. Puede favorecer al Partido Colorado, el partido del ex 
dictador Stroessner, que tiene un ala derecha muy dura.  
  
Pero también puede favorecer al 
Partido Liberal, más débil que el Colorado pero que ocupa la vicepresidencia, y 
en un clima de caos y desestabilización podría intentar un zarpazo a la 
Presidencia.  
  
Puede favorecer los intereses de los 
narcos y las mafias que dominan esa región del país, pero también a los grandes 
plantadores de soja, la mayoría extranjeros, que ocupan al 75 por ciento de la 
población local.  
  
Un incidente de este tipo puede 
justificar la militarización de la zona y el fin de las reivindicaciones de 
reforma agraria de los campesinos.  
  
Se ha sembrado una gran confusión y 
se intenta criminalizar cualquier protesta popular.  
  
-¿Cómo ha reaccionado el presidente 
Fernando Lugo? 
-Paradójicamente, el Presidente 
nombró nuevo jefe de la Policía Nacional a Arnaldo Sanabria, el oficial de la 
región de Curuguaty que dio la orden de continuar con el operativo a pesar de 
que el comisario que estaba ejecutando la acción aconsejó detener la operación 
para buscar un diálogo.  
  
-¿Por qué lo nombró?  
-El presidente está siendo amenazado 
ahora con un juicio político, y lo nombró a petición del Partido Colorado. 
Además, puso como Ministro del Interior a Candia Amarilla, el ex fiscal 
general del Estado, quien fue destituido por él mismo debido a denuncias de 
corrupción. Son concesiones que está haciendo seguramente obligado por su 
fragilidad política del momento.  
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 La 
prensa que está al servicio de los poderosos –sobre todo la 
televisión- ha dicho cosas inauditas que resultaron completamente 
falsa.  | 
 
 
 
  
-¿Y usted qué opina de todo esto?
 
-En lo que pienso es en que la 
ciudadanía se estaba despertando, se estaban haciendo manifestaciones -una de 
ellas de más cinco mil personas-, y se logró impedir una enorme transferencia de 
recursos del Estado a los operadores políticos. Fue una gran victoria ciudadana.
 
  
También está pendiente de resolución 
el juicio político a la Corte Suprema de Justicia acusada de corrupta, que está 
al caer, pero el Parlamento se niega a hacerlo a pesar del reclamo popular en 
las calles.  
  
Todas estas movilizaciones se han 
detenido ahora por temor a una represión como la de Curuguaty.  
  
-¿Qué relación puede tener esto con 
las próximas elecciones de abril de 2013? 
-Es posible que haya empezado una 
campaña electoral muy prematura… Pero, ¿a quién beneficia? En este momento los 
dos principales partidos aparecen tratando de llevar agua para su molino. 
  
-Parece todo muy orquestado… 
 
-Evidentemente alguien ha hecho un 
plan para conseguir algo, pero está muy mal hecho, y por eso es difícil entender 
a quién beneficia. Cuando sepamos esto podremos identificar a los responsables… 
  
Por otra parte, se está pidiendo 
que se conforme una Comisión Nacional con observadores extranjeros que acudan al 
lugar, se entrevisten con los presos y los policías actuantes, investigue y 
saque a luz los hechos y sus motivaciones, pero es difícil que se logre.
 
  
En algunos lugares se están 
realizando “velatorios simbólicos” donde la gente acude espontáneamente con 
velas y hay micrófonos abiertos de varios medios comunitarios y democráticos que 
permiten hablar a la gente.  
  
El pueblo se expresa en general en 
términos muy positivos, porque todo el mundo siente que allí se enfrentaron 
paraguayos pobres contra otros paraguayos pobres, en una emboscada orquestada 
por alguien más. Tanto 
los campesinos como los policías murieron para beneficio de terceros. Todos 
fueron víctimas en este caso.  
  
  
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