Explotación sexual infantil,

la otra cara del paraíso

La explotación sexual infantil afecta a más de un millón de menores en el sudeste asiático, aunque no existen cifras exactas sobre la incidencia real de este problema debido a que se trata de un negocio ilegal y a que no se ha concretado con precisión su definición jurídica. La ausencia de legislación no es el único problema. En ocasiones, aunque existan leyes, no se cumplen porque las menores desconocen sus derechos o por la corrupción de los países afectados. Sin embargo, es patente que las víctimas son mayoritariamente de sexo femenino, con especial incidencia entre los 12 y 17 años.

 

El problema se complica con la existencia del tráfico sexual de menores, que puede darse dentro de los países o a través de las fronteras. Pero siempre con un denominador común: desde zonas pobres hacia otras más ricas. Generalmente, los flujos parten de las regiones rurales hacia las urbanas y, dentro de éstas, hacia áreas turísticas o zonas con alta concentración de trabajadores extranjeros. En un ambiente extraño, las víctimas son extremadamente vulnerables y se encuentran totalmente desprotegidas. En el caso de tráfico entre diferentes países, esa inseguridad aumenta por su entrada ilegal en el país, así como por su desconocimiento de las leyes, la cultura y el idioma del país de destino.

 

Las principales causas del tráfico infantil con fines sexuales son la pobreza, la falta de educación y formación, así como la discriminación de la mujer. En la mayoría de los países del sudeste asiático, en muchos casos con reminiscencias esclavistas, la situación de la mujer es absolutamente precaria. Queda subyugada al marido y sufre violencia doméstica como algo habitual. En el caso de las menores, un gran número es víctima del engaño, directamente o a través de sus familiares, y la entrada en el mercado del sexo se convierte en una oportunidad fallida para salir de la pobreza o una forma de saldar deudas. En ocasiones, saben que están siendo captadas para la prostitución, pero no son conscientes de las situaciones degradantes y de extrema explotación que tendrán que sufrir.

 Países tan paradisíacos como Tailandia, Filipinas, Camboya, Vietnam o Laos continúan siendo lugares en los que más de un millón de menores sufren abusos sexuales y pierden su infancia prematuramente

 

Las víctimas son extremadamente vulnerables y se encuentran totalmente despro­te­gi­das. En el caso de tráfico entre diferentes países, esa inseguridad aumenta por su entrada ilegal en el país, así como por su desconocimiento de las leyes, la cultura y el idioma del país de destino. En los casos de tráfico sexual transfronterizo, se añaden problemas de desarraigo y de doble victimización, puesto que las víctimas son tratadas como criminales por haber entrado en el país de forma ilegal. Esto puede provocar que sean encarceladas antes de ser devueltas a su país de origen, con lo que su situación se complica.

 

Las menores padecen secuelas físicas y psicológicas difíciles de superar, pueden contraer el VIH/Sida y otras enfermedades de transmisión sexual y se exponen a embarazos no deseados. Además, sufren el rechazo de la sociedad y de la propia familia. Una vez en el mercado del sexo, cada vez tienen más dificultades para optar a un trabajo digno. La falta de formación adecuada o el estigma social que implica haber trabajado en el ámbito de la prostitución suponen grandes obstáculos para reinsertarse en la sociedad.

 

A pesar de los esfuerzos internacionales, la explotación sexual infantil aún persiste en el sudeste asiático. Países tan paradisíacos como Tailandia, Filipinas, Camboya, Vietnam o Laos continúan siendo lugares en los que más de un millón de menores sufren abusos sexuales y pierden su infancia prematuramente.

 

                                                                                                                                                                                                     José Luis Gamarra

Presidente de ANESVAD

Agencia de Información Solidaria

28 de abril de 2005

 

 

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