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VIOLENCIA | AGRICULTURA 
Sexto asesinado en cinco meses 
Matan a otro 
dirigente sindical en Pará 
  
El pasado 
jueves 25 de agosto, a las 10 de la  mañana, Valdemar “Piauí” Oliveira Barbosa, 
de 54 años y con tres hijos, atravesaba en bicicleta un barrio suburbano de la 
ciudad de Marabá, al sudeste del estado de Pará, cuando fue interceptado por dos 
hombres que viajaban en una moto. Uno de ellos le efectuó dos disparos a la 
cabeza que le provocaron la muerte. 
  
Valdemar 
estaba afiliado al Sindicato de Trabajadores Rurales de Marabá que integra la 
Federación de Trabajadores en la Agricultura de Pará (FETAGRI-PA), 
afiliada a la CONTAG y a la UITA. 
  
Durante varios años 
coordinó un grupo de familias que mantuvo ocupada la hacienda Estrela da 
Manha, ubicada en esa región. El predio, finalmente, no fue expropiado y 
tuvieron que abandonarlo. 
  
El 
junco se dobla pero no se quiebra 
  
No obstante, 
Valdemar no desistió de luchar por un pedazo de tierra, y hace más de un año 
pasó a coordinar otro grupo de familias que ocupaba la hacienda California, un 
predio fiscal de 4.500 hectáreas en el vecino municipio de Jacundá. 
  
A fin del año pasado 
los ocupantes fueron desalojados por la Policía Militar, pero Valdemar, 
que se afincó junto a su familia en un barrio popular de Marabá, continuó 
manteniendo el vínculo entre las familias del grupo. 
  
Se preparaban para 
recupar las mismas tierras con la convicción de que Vicente Correa, quien 
se dice propietario, no es más que un usurpador que las utiliza para ganadería y 
extracción de madera con la finalidad de producir carbón vegetal, combustible 
que consumen varias grandes siderúrgicas de la zona y muy utilizado en la 
fabricación de aceros especiales y caros.  
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El rumor de 
la reocupación corrió ampliamente en la zona, y recientemente el usurpador 
Correa amenazó de muerte a Valdemar   |  
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El rumor de la 
reocupación corrió ampliamente en la zona, y recientemente el usurpador 
Correa amenazó de muerte a Valdemar quien radicó la denuncia 
correspondiente ante la Policía local. 
  
Una 
lógica de plomo 
  
En Marabá, todos 
saben que muy probablemente Valdemar haya sido asesinado por pistoleros 
contratados por Correa para evitar la reocupación de las tierras en 
disputa. No sólo lo señalan los indicios del caso, también la historia local de 
violencia e impunidad hacia las familias rurales sin tierra y los dirigentes 
sindicales y activistas sociales. 
  
Sirel 
dialogó con Francisco Di Asis, secretario general, de Formación y de 
Organización Sindical de la FETAGRI-PA, cuyo Sindicato de base se 
encuentra en la región de Marabá donde pasa la mayor parte de su tiempo. 
  
“Desde mayo pasado 
hasta ahora han sido asesinados seis dirigentes sindicales y activistas, y no 
hay ni una sola persona presa por estos crímenes –denunció Francisco-.
 
  
Éste es un caso 
paradigmático, porque la tierra que está en disputa está solicitada en la 
plataforma de nuestra Federación para ser expropiada como tierra fiscal, pero 
desde hace tres años está pendiente una inspección del Instituto Nacional de 
Colonización y Reforma Agraria (INCRA) que nunca llega.  
 
  
Ya hemos tenido otro 
caso como éste –recuerda-, en el cual los compañeros lucharon diciendo que las 
áreas reclamadas eran públicas, pero eran desmentidos por el INCRA y el 
estadual Instituto de Tierras de Pará (ITERPA). Hasta que uno de ellos (Dezinho) 
fue asesinado y recién entonces se pudo probar que, efectivamente, se trataba de 
tierras fiscales”.  
  
Di Asis 
señala que la situación es tal que el INCRA y el ITERPA no hacen 
inspecciones en los predios denunciados por la Federación y otros movimientos 
sociales rurales, y que, mientras tanto, esas tierras son usurpadas y explotadas 
por madereros y después por ganaderos.  
  
La 
democracia en manos del  
crimen organizado 
  
“Cuando hay un 
asesinato la Policía no detiene a los culpables. Entonces, es evidente que 
estamos ante una política que incentiva y protege la violencia –afirma-”. 
 
  
En esta región de 
Pará tenemos evidencias claras de que el nuevo gobierno de derecha mantiene una 
estrecha alianza con el sector más agresivo de los latifundistas. Es una 
organización criminal, que ordena asesinatos y persecuciones, que maneja los 
poderes locales a su antojo.
 
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Continuaremos con nuestra campaña contra la violencia en el campo, si bien las 
promesas hechas recientemente por el gobierno federal aún no se concretan   |  
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Nosotros 
continuaremos con nuestra campaña contra la violencia en el campo –anuncia-, si 
bien las promesas hechas hace apenas un par de meses por el gobierno federal aún 
no se concretan.  
  
En este momento 
tenemos más de 3 mil personas movilizadas en el área de Belo Monte reclamando el 
fin de la violencia y la impunidad, y reclamando justicia para este crimen.
 
  
Estaremos haciendo 
gestiones a nivel político para que se aumente la presión desde el gobierno 
federal para que estos crímenes sean investigados y castigados, y para que se 
liberen recursos que permitan crear asentamientos de reforma agraria para las 
más de 20 mil familias acampadas que tenemos en esta región del estado de Pará, 
donde hay 130 haciendas ocupadas o con campamentos a su lado 
–informó Francisco-.  
  
Se trata de familias 
sin tierra, pobres, algunas con más de ocho años esperando una solución. Estamos 
viviendo en una masacre”, concluyó el dirigente sindical. 
  
Desde mayo pasado 
fueron asesinados en el estado de Pará, José Cláudio Ribeiro da Silva –Zé 
Cláudio- y su compañera Maria do Espírito Santo Silva, Herenilton 
Pereira –posible testigo del crimen de la pareja-, Obede Loyla Souza,
Marcos Gomes da Silva y ahora Valdemar Oliveira Barbosa. 
  
Según datos de la 
Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), desde 1996, sólo en el estado de 
Pará han ocurrido hasta la fecha 212 asesinatos por conflictos relacionados con 
la tierra, lo que equivale a más de un homicidio por mes durante los últimos 15 
años, sin contabilizar los perpetrados en otros estados de Brasil. 
  
  
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