Detrás de las marcas

Muchas de las marcas que consumimos sacan provecho del trabajo infantil, la explotación laboral, destrucción al medio ambiente y maltrato a animales. Algunas marcas tienen una imagen perfecta, pero a su reverso encontramos malas políticas laborales y ambientales.

 

Esta mala publicidad rodea muchas empresas, entre ellas: Nike, Gap, McDonald's, Starbucks y la lista es larga. Las acusaciones no son rumores sin fundamento, van más allá, son reportes de organizaciones no gubernamentales prestigiadas, así como investigaciones periodísticas e información de sindicatos. Estas instancias, han sacado a luz las actividades controvertidas de las marcas más deslumbrantes del mercado internacional y han sacudido a los consumidores, originando un nuevo tipo de consciencia en su consumo, más solidario con el otro lado de la cadena de producción.

Las marcas para mantener su prestigio, destinan sus ganancias a millonarias campañas publicitarias, su forma de ahorro son los sueldos de sus trabajadores y sus condiciones de producción. A mediados de los 90, comenzaron a publicar y denunciar los lesivos sistemas de explotación laborales en maquiladoras de Gap, Disney, Mattel, entre otras. Las empresas contrataban niños en plantas de Asia, particularmente Indonesia y China. La empresa Gap, tiene un largo historial de explotación, en sus maquiladoras o "fábricas de sudor" -término acuñado por las condiciones laborales-, las costureras son obligadas a hacer horas extras sin remuneración, son sometidas a pruebas de embarazo y acoso sexual.

De igual forma, la Nike, tiene un problema creciente con la explotación laboral en sus maquiladoras en países en vías de desarrollo, entre ellos; Indonesia, China y El Salvador. Sus salarios extremadamente bajos (4 dólares al día), unidos a malas condiciones laborales y la explotación (jornada laboral de 15 horas/7 días por semana), falta de normas de salubridad, acoso sexual y contratación de niños.

Otra de las marcas más controvertidas es McDonald's, puesta al escrutinio público por dos ecologistas británicos que denunciaron a la empresa por diversos abusos, entre ellos desmantelar sindicatos de sus trabajadores y contaminación ambiental. La empresa buscó desacreditar imputaciones y finalmente fue exonerada. Pero, denuncias posteriores no cesaron, y hasta ahora continúan imputaciones por las consecuencias ambientales y ganaderas que ocasiona el consumo industrial de carnes. Así como, paradójicamente los juguetes de la 'cajita feliz' son fabricados por niños en maquiladoras chinas.

A la empresa petrolera Shell, le toco "sufrir" el caso de Ken-Saro-Wiwa. El escritor y ecologista nigeriano, fue encarcelado por organizar protestas por los efectos ambientales devastadores de la extracción de petróleo de la empresa en Nigeria. El gobierno militar nigeriano que lucraba con esta corporación, hizo caso omiso a las exigencias de organizaciones de derechos humanos para su liberación. Por el contrario, en 1995 Saro-Wiwa junto a ocho activistas nigerianos, fueron ejecutados.

Starbucks, marca líder en cafeterías en EEUU y Europa, compra café en países como México y Guatemala, a unos 30 pesos por kilo a los campesinos, y lo vende a 300 pesos al público. Argumentan que pagan mejor que nadie, pero aun así, el porcentaje de ganancia es gigantesco.

En este caso, como en muchos otros, organizaciones promueven el "comercio justo" para los productos, que garantiza que el producto que se compra ha sido comercializado bajo las condiciones de este acuerdo internacional de comercialización. Para obtener esta certificación, el importador debe cumplir el criterio internacional de: pagar el precio mínimo por libra de $1.26, proveer crédito necesario a los agricultores y dar asistencia técnica para la transición a la agricultura orgánica.

El comercio justo puede ser una alternativa, sobretodo en caso de productos alimenticios, lo único es que por ser una iniciativa relativamente nueva, en México no existen tiendas de este tipo al alcance de muchos.

Toda esta información del otro lado de las marcas ha causado revuelo en la sociedad civil. Se promueve un "consumo consciente"; no se trata de culparnos cada vez de compramos algo, se trata de estar atento y saber qué estamos consumiendo, dónde se hicieron mis pantalones, quién fabricó mi sudadera, de estar al tanto, si hubo niveles de vida dignos en el otro lado de la cadena de producción. Porque no sucede en un lugar lejano: sucede aquí mismo en maquiladoras mexicanas.
 

Convenio La Insignia / Rel-UITA

Yennué Zárate
2 de mayo de 2005

 

  

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