Los ecologistas tenían razón

La preocupación por la subida de los precios del petróleo empieza a generar un nuevo tipo de reflexiones en algunos importantes periódicos del mundo.

 

Más de un editorial va más allá del pesimismo generalizado que están provocando vaticinios como el de que dentro de pocos meses el barril de crudo podría costar 80 dólares o el aún más negro pronóstico que Manuel Castells hacía la semana pasada en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, cuando aseguraba que el precio por barril llegará a los 150 dólares si Estados Unidos ataca a Irán. Y lo que se empieza a cuestionar, a fondo, y por primera vez en mucho tiempo, es el modelo de dependencia energética en el que se basa el funcionamiento de nuestras sociedades.

 

Ejemplo claro de esta actitud es el editorial del rotativo suizo LA TRIBUNE DE GENÈVE, firmado por la responsable de su sección económica, Elisabeth Eckert Dunning, con el título Petróleo, es necesario un electroshock: "En este mundo voraz, la mínima amenaza se convierte en psicosis, porque prácticamente no controlamos los flujos del sistema sanguíneo del planeta. Por tanto, y ya desde hace décadas, los ecologistas tienen razón en apuntar hacia donde duele. El petróleo, y lo sabemos desde que lo dijera el Club de Roma en los años 60, es una energía no renovable. Y, por tanto, agotable. Puede parecer tonto o incomprensible, pero es así.

 

Actualmente, las grandes compañías petrolíferas están obteniendo los mayores beneficios de su historia, frente a los cuales los logrados por UBS (Unión de Bancos Suizos) o por Microsoft son una broma. En 2005, y gracias al fantasma de la penuria, Exxon Mobil se ha embolsado 36.000 millones de dólares de beneficios, la bagatela de 80.000 dólares por minuto. Y con motivo. El año pasado, los automovilistas del mundo consumieron más gasolina que nunca, mientras las industrias del norte y del sur del planeta funcionaban a un ritmo más alto que nunca y nada indica, afortunadamente, sin duda, que eso vaya a acabarse. ... Para que progresen las investigaciones en las energías alternativas o para que cambien las costumbres, el precio de la gasolina se sigue manteniendo bajo. Al igual que el agua o los alimentos, la energía es un bien demasiado precioso para que sea desperdiciado".

 

También el martes LE MONDE reflexionó en esa dirección: "Petróleo caro, energía nuclear contestada, necesidad de limitar las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, todo ello sobre el trasfondo del agotamiento, de aquí a algunas décadas, de una parte de las energías fósiles: ésos son los elementos de una ecuación que, un día u otro, habrá que resolver. ... El espíritu de responsabilidad impone pasar, desde ahora mismo, a una escala distinta para encontrar soluciones alternativas, tanto a una energía nuclear, que nunca logrará el consenso, como a la fósil, que se agotará.

 

La diversificación de respuestas es ya indispensable. La prioridad es economizar energía. Inmuebles y viviendas autosuficientes, energía solar, eólica, biomasa, la madera... todas esas pistas han de ser exploradas. Eso costará caro, pero es la única manera de preparar el futuro. Y es una razón adicional para no perder tiempo. Desde hace mucho la ecología debería ser una prioridad para los poderes públicos y no sólo para los militantes ecologistas. La verdadera crisis de la energía está a la vuelta de la esquina y debería provocar una revolución de las mentalidades".

 

comfia.info

20 de abril de 2006

 

 

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